"El documento remitido a la UE solo contempla leves subidas en el IRPF y pospone las imprescindibles reformas fiscal y del gasto público." El Gobierno de España apuró hasta el último minuto para remitir a la Comisión Europea su Plan Presupuestario 2021. Sus más de 100 páginas incluyen un compendio muy útil de las medidas adoptadas en la crisis de la Covid-19 pero ningún detalle de sus intenciones en política tributaria.

A diferencia de la inmensa mayoría de miembros de la UE, todavía no se dispone ni de un borrador de los Presupuestos Generales del Estado que, si se llegan a aprobar, lo harán ya bien entrado el nuevo año. El Plan Presupuestario contempla medidas para incrementar los ingresos en 6.847 millones, un tercio de los cuales provendría de las optimistas estimaciones respecto las nuevas tasas sobre transacciones financieras, servicios digitales y envases de plástico.

Otra cuarta parte vendría de la subida del IVA a las bebidas azucaradas y de impuestos ambientales (probablemente centrados en los hidrocarburos). Hay pocas pistas sobre las subidas de tipos del IRPF previstas en el pacto de la coalición gobernante. Tan solo se mencionan el "refuerzo de la progresividad" y un impacto de 550 millones de euros en 2021 y otros 2.000 milliones en 2022.

Por el importe, quizás se refiera a una leve subida de los tipos marginales –con más carga simbólica que poder recaudatorio- y a la rebaja de la deducción por aportación a planes de pensiones en línea con lo sugerido por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).

Más vagas son aún las referencias a los impuestos indirectos (que deberían aportar 1.500 millones en 2021) y no se alude a cambio alguno en el Impuesto sobre Sociedades. El resto del aumento de los ingresos se fía a medidas ambiguas de lucha contra el fraude.

La reducción del gasto se debe únicamente a que la factura de los ERTE y otras medidas de mantenimiento del empleo bajarán de los 55.600 millones este año (4,5% del PIB) a menos de 2.500 millones en 2021, lo que podría ser muy optimista si se prolonga la epidemia.

Lamentablemente, el Plan Presupuestario no refleja ninguna de las importantes conclusiones de la revisión de grandes partidas del gasto público publicada recientemente por la AIReF. Esta es una gran tarea pendiente de las administraciones públicas españolas, y es una labor imprescindible para afrontar con posibilidades de éxito el enorme esfuerzo de reducción del déficit que exigirá la Comisión Europea para 2022.

El Plan Presupuestario no refleja ninguna de las importantes conclusiones de la revisión de grandes partidas del gasto público publicada recientemente por la AIReF

Con todo ello, y si la recuperación tiene la fuerza contemplada en el cuadro económico, el déficit solo se reduciría del 11,3% este año al 7,7% del PIB en 2021. Así, la deuda pública solo se recortaría un punto, hasta el 117% el próximo año y aún quedaría cerca del 115% del PIB en 2022.

Afortunadamente, las compras del BCE están retirando de circulación toda la nueva deuda, anestesian la prima de riesgo y hunden los costes de financiación del Tesoro. La deuda no supone una amenaza seria a corto plazo, pero es una espada de Damocles que pende sobre el futuro de la economía española y de sus ciudadanos. Por último, es interesante el encaje de las ayudas europeas en el Plan Presupuestario.

Contempla ingresos de 25.000 millones en 2021 (más 2.400 milliones de la partida REACT-EU del presupuesto comunitario), que se dedicarían a inversiones. Parece una cifra muy optimista, ya que la UE solo prevé desembolsar el 10% del total en el primer año. De hecho, el documento se cura en salud, incorporando el potencial impulso económico (2,6% del PIB asumiendo un factor multiplicador de 1,2) no como la previsión oficial sino como un escenario alternativo.

En definitiva, las imprescindibles reformas fiscal y del gasto público se posponen y el cambio de modelo económico queda en manos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia comunitario. Es un plan para cumplir con la UE, pero que refleja claramente el bloqueo político que vivimos en momentos tan cruciales para el futuro. Y eso que ni siquiera se está planteando cómo afrontar el gran ajuste presupuestario de 2022.

*** Roberto Scholtes Ruiz es Chief Investment Officer en España de UBS.