Durante los últimos años, el sector farmacéutico ha sido tendente a las fusiones y a las adquisiciones. Takeda ha comprado Shire y Bristol Myers-Squibb (BMS) a Celgene concentrando a los protagonistas del escenario de big pharma (las grandes multinacionales del medicamento) en un número cada vez menor. Sin embargo, este ritmo de operaciones se va a interrumpir este 2020.

Según un informe de la consultora Baker McKenzie, si 2019 se cerró con operaciones por valor de 357.000 millones de euros, 2020 lo hará en 243.000 millones. Un importante descenso de 114.000 millones que significa una reducción de la actividad en este campo cercano al 32%.

La causa de esta importante caída será la misma que en tantos otros mercados tan dependientes de los movimientos bursátiles como el farmacéutico: las múltiples incertidumbres comerciales que se ciernen sobre las transacciones empresariales en este 2020 que ya va por su segundo mes.

Guerra comercial

La guerra comercial es una de ellas. Cabe recordar que el frente de batalla arancelario abierto entre Estados Unidos y China no está del todo cerrado. Y mientras, Washington está abriendo nuevos frentes.

Este es el caso de los aranceles decretados por el Gobierno de Donald Trump contra importaciones de la Unión Europea por las ayudas públicas a Airbus así como contra Francia por la activación de la tasa Google. A todo esto hay que sumar las elecciones en Estados Unidos, fuente de inestabilidad en el mercado de medicamentos más importante del mundo.

Sin embargo, también hay condicionantes absolutamente europeos. Este es el caso del ‘brexit’. El divorcio de Reino Unido y la Unión Europea tendrá impacto tanto sobre el valor de las compañías farmacéuticas inglesas como sobre su capacidad de abastecer a los mercados con sus productos. Cabe recordar que ‘gigantes’ del sector como GlaxoSmithKline (GSK) o AstraZeneca son de origen anglosajón.

Descenso de salidas a Bolsa

El informe apunta además a un ligero descenso en el volumen de salidas a Bolsa en el sector, desde los 23.000 millones de dólares en 2019 a unos 16.000 millones en 2020, lo que supone también un descenso del 30%. Con todo, también indica que espera que la actividad se recupere a partir de 2021.

Respecto a los intereses de inversión de las compañías, se concentrarán en “adquirir proyectos enfocados en tecnologías médicas y gestión de datos”, una tendencia iniciada en los últimos años. Sin embargo, tal y como explicañan Montserrat Llopart y Cecilia Pastor, socias de Life Sciences de Baker McKenzie, “el aumento de la regulación de protección de datos en una serie de mercados puede suponer una barrera para que fructifiquen algunas de estas operaciones".

Por otro lado, 2020 podría ser el momento de que las compañías refuercen su apuesta o comiencen a hacerla por los biosimilares, que son medicamentos biológicos de alta complejidad que ‘copian’ la indicación terapéutica y el efecto de un fármaco ya en el mercado y lo hacen a un precio menor.

Biosimilares

El informe apunta que la nueva regulación europea para la comercialización de biosimilares (que bajo su punto de vista se ha “relajado”) permite que este sector “sea un nuevo campo de batalla para las compañías farmacéuticas”. De hecho, este cambio regulatorio sería razón que haría de los biosimilares una inversión atractiva.

Por otro lado, la necesidad de complementar los fármacos de medicina personalizada y predictiva va a provocar que los laboratorios pongan el ojo en otras áreas. Este es el caso del sector del diagnóstico, en el que se van a desarrollar alianzas para el desarrollo de biomarcadores, que permiten averiguar cuál es el fármaco que mejor puede funcionar para un paciente y una dolencia concretas.

Otra ámbito de inversión van a ser las nuevas terapias genéticas como el CRISPR, donde la innovación y el desarrollo va a pasos agigantados. Un ámbito en el que “las farmacéuticas están desesperadas por tomar la delantera”, indica el informe.

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