Las noticias sobre la propagación del coronavirus han supuesto caídas superiores al 7% en una semana. Los inversores con poca experiencia en bolsa -muchos de los cuáles han invertido en los últimos meses empujados por la nula rentabilidad de los depósitos y de los fondos monetarios- se encuentran atemorizados; y con dudas sobre si las caídas van a continuar y si deberían vender.

En primer lugar, les diré que, tras mas de 20 años dedicándome a la bolsa, no sé lo que va a hacer la bolsa este año, y ni tan siquiera lo que hará mañana. Por lo que, si me preguntan si las caídas continuarán, no les voy a poder responder. Ni yo ni nadie con una probabilidad de acierto superior a la de lanzar una moneda al aire.

Lo que sí que puedo decirles es que las caídas son habituales en la bolsa, habiéndose producido en los últimos 50 años una caída superior al 10% de media al año.

Sólo en la última década hemos tenido 12 caídas superiores al 5%, como muestra esta tabla:

Como comprobamos, las correcciones son de corta duración y muchas veces profundas, siendo la mayoría de ellas del 10% o superiores.

A pesar de estas caídas, el índice MSCI Mundial con dividendos incluidos, ha triplicado su valor en estos 10 años, lo que supone una rentabilidad del 12% anual.

Lógicamente, si hubiéramos salido antes de estas caídas bursátiles -y hubiéramos vuelto a entrar cerca del mínimo-, la rentabilidad habría sido mucho mayor; pero corremos el riesgo de fallar en alguno de los movimientos.

Gestores americanos

Existen varios estudios -entre ellos uno de la consultora Dalbar- que muestran cómo la rentabilidad obtenida por los inversores es menos de la mitad que la que obtienen los fondos en los que invierten. Y esto es así precisamente por entrar y salir del fondo, intentando predecir sus movimientos, en vez de permanecer invertidos.

De hecho, Peter Lynch, mítico gestor de fondos americanos, considera que, a pesar de que su fondo obtuvo una rentabilidad anual del 29% anualizada de 1977 a 1990, de media, los inversores en él habían perdido dinero por entrar y salir en momentos equivocados.

Otro argumento para no asustarse -y permanecer invertido a largo plazo- es que desde 1950 al día de hoy, no ha habido ningún periodo de 10 años en que invirtiendo en el S&P 500, un inversor hubiera perdido dinero; siendo la peor rentabilidad anual posible, del 1%, y la media, del 11%.

** Antonio Aspas es analistas de Buy&Hold

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