La palabra “emprendedor” se queda corta para definir perfiles como el de Ramón Blanco, pionero en la industria Fintech española y actual cofundador de Indexa Capital y de Bewater Funds, la gestora nacida en 2018 que permite invertir en compañías no cotizadas dotándolas de una liquidez que hasta el momento no tenían.

Graduado en CCEE y Derecho por ICADE, con un MBA en la Harvard Business School, comenzó su carrera en Unilever para dar el salto a la banca de inversión en Santander. En 1999 fundó el broker online selftrade.es (actual Selfbank by Singular Bank). Inversor empedernido en 'start ups' y más de una decena de veces internacional de rugby, Blanco analiza en esta entrevista con Invertia las oportunidades que la crisis ha dejado a los inversores dispuestos a encontrar valor en compañías de futuro.

¿Cómo ha afectado la crisis del coronavirus y el periodo de confinamiento al negocio de Indexa y Bewater Funds?

La verdad es que no hemos tenido ningún problema operativo. Tanto en Indexa como en Bewater estamos acostumbrados a trabajar a distancia. Sí es cierto que nos hubiera gustado haber visitado alguna compañía que tenemos en el radar, o mantener reuniones presenciales con las que ya tenemos en cartera, pero la actividad no se ha parado. De hecho, en estos meses hemos cerrado dos operaciones.

En mayo, por ejemplo, anunciamos la inversión en Datos101, una empresa especializada en copias de seguridad de datos que provee su servicio a distancia a pymes y que está entre las que pueden salir beneficiadas de la crisis, ante la necesidad de trabajar a distancia y de tener un sistema de back up de bases de datos al día.

Operativa normal en Bewater pero, ¿y en las compañías en las que invierte? ¿Han notado problemas durante estos meses?

Lo cierto es que no. Nosotros solo invertimos en empresas con un elevado componente en tecnología que se han visto beneficiadas durante el confinamiento. Por ejemplo, Mailtrack, que se dedica a la venta a distancia, o Wetaca, de comida de alta calidad a domicilio.

Nuestra operación más reciente ha sido la inversión en We Are Knitters, líder mundial en venta online de 'kits' para tejer

La operación más reciente es la inversión en We Are Knitters (WAK), que será nuestro décimo fondo desde que empezamos a operar en 2018. Se trata de una compañía madrileña líder mundial en ventas online de ‘kits’ para tejer, con un equipo buenísimo dirigido por dos exauditores que se han convertido en líderes mundiales en su mercado. Es un negocio muy rentable y con muchas oportunidades, y ya están pensando en expandirse a China e incluso hacer alguna operación corporativa.

¿Cómo ha impactado el cierre económico en la rentabilidad de sus fondos?

En un segmento como el capital riesgo, la rentabilidad se produce cuando vendes la empresa. Por lo general, estas desinversiones se producen a partir del tercer o cuarto año de la inversión, por lo que es pronto para medir el impacto de este periodo. Aún así, podemos establecer una rentabilidad teórica del 18% en los últimos 18 meses para las empresas que tenemos en cartera.

¿Dónde encuentran ahora las mejores oportunidades?

Aunque solemos fijarnos más en empresas con una marcada base tecnológica, sin duda alguna, el gran beneficiado de la crisis es el sector de la alimentación.

En esta búsqueda de nuevas oportunidades, ¿qué requisitos debe cumplir una compañía para entrar en su universo de inversión?

Tienen que ser empresas con cash flow (flujo de caja) positivo, con una valoración de 10 veces sus ventas y que exista un pacto de socios que proteja a los minoritarios. Dentro de nuestro negocio, quedan fuera compañías que, en teoría, resultarían atractivas por su segmento de operaciones, como por ejemplo Deliveroo, pero son empresas que si crecen mucho queman también mucho dinero. Eso superaría nuestro requisito de valoración. La idea es invertir en fases más tardías de las compañías.

¿Cómo se decide la salida de una compañía?

Aunque solo llevamos año y medio invertidos, el objetivo es ayudar a las compañías a maximizar el proceso de venta. En ese momento, el fondo recibe el dinero y lo reparte entre los partícipes, para después proceder a su liquidación.

Llevar a cabo un proceso de desinversión mediante una salida a bolsa como hacen otros grandes fondos de capital riesgo no sería la opción en principio, pues no manejamos empresas de ese perfil, que necesitarían, al menos, superar los 100 millones de euros.

Las épocas de crisis pueden ser buenas para emprender. Si eres capaz de hacerlo en un momento como este, seguro que serás más exitoso al final

¿Qué le diría a alguien que ha visto cómo el coronavirus ha truncado su proyecto de montar un negocio?

Creo que las épocas de crisis son buenas para emprender. Si eres capaz de hacerlo en un momento como este, estadísticamente serás más exitoso al final. Mi segundo consejo es que también hay que ser conscientes de que la tasa de mortalidad de las empresas que empiezan es muy elevada, pero tampoco se debe estigmatizar el fracaso.

Usted es un buen conocedor del mercado Fintech español. ¿Cómo valora el incremento de la operativa digital en el sector financiero durante la pandemia?

Es cierto que los clientes se han hecho más demandantes de servicios digitales y los grandes bancos se han visto obligados a acelerar sus procesos tecnológicos.

Además, con el actual escenario de tipos de interés, el negocio bancario se pone más duro y se aceleran los planes para reducir costes. Así, creo que en los próximos meses seguiremos viendo cierres de oficinas y aceleración de los servicios digitales. Esta vez sí veo al sector con más ganas de empujar en este sentido… por fin se lo creen. Por el lado del cliente, la transformación hacia lo digital también es irreversible, después de que hayan probado los servicios a distancia comprobando que funcionan.

Nos cuesta imaginarnos a un banco cambiando su servicio propio por otro más barato

La banca tradicional avanza en el terreno digital. ¿Supone un riesgo para firmas como Indexa?

Las compras de compañías fintech o los lanzamientos que están haciendo las entidades tradicionales nos parecen geniales, porque eso nos abre el mercado y nos permite darnos a conocer a todos. Para Indexa es positivo. Tenemos claro que el poder de los bancos en la industria de gestión de activos, un sector que mantiene el 80% del negocio, hace difícil competir. Pero hay que mirar las cosas con perspectiva, y nuestras cifras son muy potentes dentro del negocio al que nos dirigimos.

¿Se ven en un proceso de operaciones corporativas en el sector, con entidades que prefieran comprar una fintech en vez de lanzar sus propios servicios?

No vemos una operación en la que un banco se pueda interesar por nosotros, sobre todo por nuestro modelo de bajas comisiones. Nos cuesta imaginarnos a un banco cambiando su servicio propio por otro más barato.

¿Qué papel juegan los neobancos en este proceso de ‘digitalización financiera’?

Creo que existe una burbuja de valoración en el sector. Es cierto que habrá una, dos o tres entidades que consigan hacer un negocio escalable en el tiempo, pero la mayoría va a tener serios problemas de rentabilidad y también para justificar las valoraciones a las que se han llevado a cabo las rondas de ampliaciones de capital durante estos años. Durante el confinamiento, muchos neobancos han sufrido mucho porque uno de los pilares de su modelo de ingresos es el de las comisiones de tarjetas de viajeros. Y sin viajes, no hay ingresos.

¿Qué objetivos tienen para este año marcado por la crisis?

Es difícil hacer previsiones en el entorno actual, pero en Indexa pasaremos de los 500 millones de euros bajo gestión y en Bewater Funds pretendemos hacer 2 o 3 inversiones más.

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