Twitter pone fin este martes a una historia de nueve años como empresa pública. Tras ser adquirida por Elon Musk hace diez días, las acciones de la compañía dejan de cotizar en la Bolsa de Nueva York y abren una nueva e incierta etapa en la red social, que a partir de ahora será una compañía privada en manos del multimillonario inversor.

Tras varios meses de idas y venidas entre la compañía y su comprador, el pasado 27 de octubre se cerró por fin la compra de Twitter por parte de Elon Musk. El objetivo del consejero delegado era convertir la red social en una empresa privada que le permitiera adoptar las medidas necesarias que desbloquearan su "enorme potencial". 

Las primeras medidas no tardaron mucho en llegar. Apenas se hizo con el control de Twitter, Musk despidió de forma fulminante a cuatro altos directivos, entre ellos Parag Agrawal, el consejero delegado. Días después, prescindió de golpe la mitad de la plantilla y anunció que iba a cobrar ocho dólares al mes a las cuentas verificadas.

Nueve años en bolsa

Twitter debutó en bolsa un 7 de noviembre de 2013 logrando un masivo apoyo de los mercados, ya que en su primera sesión bursátil los títulos de la compañía se dispararon un 73%. Las acciones cerraron a un precio de 44,9 dólares, frente a los 26 dólares fijados para su debut como empresa cotizada. 

Desde entonces, el peor momento en los mercados para la compañía fue mayo de 2016, cuando sus acciones llegaron a caer hasta los 14 dólares. Por el contrario, su momento de gloria en los mercados fue el 1 de marzo de 2021, cuando logró cerrar por encima de los 77 dólares. 

El último precio marcado por las acciones de Twitter el pasado 27 de octubre, última sesión antes de que fuera suspendida de cotización, fue de 53,7 dólares. Un importe que se ha quedado bastante cerca de los 54,2 dólares que ha pagado Elon Musk por cada título. 

Como resumen de estos nueve años de trayectoria bursátil de Twitter, Javier Molina, analista senior de mercados para eToro, considera que la empresa "se ha quedado por debajo de lo que se esperaba" en un periodo en el que las plataformas sociales han registrado "un gran crecimiento".

"Twitter no lo ha hecho mal, pues ha generado un 8,4% de crecimiento al año, frente a un 11% anualizado del S&P o un 15% del Nasdaq, pero no ha sido capaz de superar a los índices", incide Molina en declaraciones a EL ESPAÑOL-Invertia. 

Mención aparte merece el comportamiento en bolsa desde que se conociera la entrada de Elon Musk en el accionariado. Un periodo que se ha caracterizado por una "fuerte volatilidad" y en el que se ha comprobado que una persona alcanzar un grado de influencia tal que es capaz de mover en una dirección u otra el precio de unas acciones. 

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No obstante, el analista de eToro también agrega que "en medio de esas idas y vueltas de Musk" los inversores también han aprovechado el comportamiento que ha registrado en los últimos años respecto a sus homólogos. 

"Si uno observa el crecimiento de ingresos de Twitter frente a Snap, Pinterest o Meta, vemos que Twitter siempre ha ido a rebufo. Incluso en 2021, no ha sido capaz de incrementarlos tan fuertemente como lo hizo Pinterest o Snap. Si cogemos los últimos cinco años, Twitter ha generado un crecimiento de los ingresos del 19%, frente al 29% de Meta, el 50% para Snap o el 51% de Pinterest", incide.

Nueva etapa

Con el 'desliting' (término con el que se denomina en inglés a dejar cotizar en bolsa), Twitter da comienzo a una nueva etapa que, sin duda, será muy diferente a la que se acaba de cerrar. Como muestra, la revolución que se ha vivido en la empresa en estos primeros diez días de Musk como propietario. 

"Ahora cambia todo, como muestran las primeras noticias de Musk, que ha anunciado despidos y cambios de enfoque. Entramos en una etapa de mayor incertidumbre por ver qué dirección toma la red social y cómo eso afecta a los resultados. Además, una vez fuera de los mercados, habrá una menor transparencia", recalca Molina.

Elon Musk con logo de Twitter Dado Ruvic-Reuters Omicrono

Una empresa privada no está sometida al mismo nivel de control que una cotizada. No está obligada, por ejemplo, a hacer públicas sus cuentas cada trimestre y sus dueños tienen más libertad a la hora de adoptar decisiones o hacer cambios en su negocio sin tener que estar pendiente de lo que opinan sus accionistas.  

Poco se conoce de los planes de Musk para capturar ese "enorme potencial" que le llevó en abril a hacer una oferta por Twitter, más allá de sus primeras y polémicas medidas como cobrar por el tick azul (que retrasó al 9 de noviembre después de anunciarlo por las elecciones en Estados Unidos) o el despido de media plantilla (aunque luego pidió a algunos trabajadores que volvieran).

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De momento, el inversor ha creado X Holdings, una nueva empresa en la que ha englobado Twitter y en la que se especula que podría incluir otras de sus inversiones. Otro de sus retos es cómo hacer frente a la devolución de los miles de millones de euros de financiación que los bancos aportaron para la operación.

Queda por ver, por tanto, si esta nueva etapa de Twitter como empresa privada se salda con éxito, como ocurrió por ejemplo con Dell. En 2013 su fundador, Michael Dell, decidió convertirla en empresa privada y aplicando duras medidas logró sacarla del bache que atravesaba. 

Por el contrario, esta aventura puede terminar como la de Toys R Us, que en 2005 abandonó Wall Street tras ser adquirida por varios fondos de inversión. Ninguna de las iniciativas adoptadas logró sacar adelante el negocio y se terminó declarando en bancarrota en 2017, doce años después de volverse privada.