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España se enfrenta a un auténtico terremoto eléctrico en los próximos años, y el aumento de su consumo ya se puede vislumbrar en cifras.

Según un estudio reciente de EY y el Instituto de Investigación Tecnológica (ITT), la demanda de electricidad en España podría hasta duplicarse en la próxima década.

En concreto, aumentaría entre un 64% y un 105%, pasando de 230 teravatios hora (TWh) en 2025 a entre 377 y 479,8 TWh en 2035.

Detrás de este incremento se esconden los grandes devoradores de energía del futuro: la industria más fácil de electrificar, los centros de datos, el hidrógeno renovable y los coches eléctricos.

Según las proyecciones de EY, estos cuatro vectores representarían entre el 50% y 55% de la demanda eléctrica total en 2030, es decir, entre 152,4 y 197,1 TWh.

En el ámbito industrial, son, concretamente, las fábricas con procesos por debajo de 400 grados las que impulsarán el consumo. Hablamos de alzas de entre un 17,9% y 22,4% en 2030, alcanzando entre 108,6 y 114,5 TWh y una potencia instalada de un 26,8% a 31,3% mayor que en 2025.

Y es que los procesos industriales que requieren estas temperaturas -como los de la alimentación, bebidas, papel, farmacéuticas, textil o parte del sector químico- son los que pueden sustituir con mayor eficiencia el uso de gas natural u otros combustibles fósiles por electricidad renovable.

El boom de los 'data centers'

Uno de los grandes protagonistas que irrumpirá en el panorama eléctrico español para impulsar el consumo son los centros de datos, cuya demanda de energía constante no deja de crecer.

Según un análisis de la consultora, para 2030 la potencia total instalada en estos centros podría situarse entre 1.271 y 1.850 megavatios (MW).

Este auge de los data centers no es sólo cosa de España. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ya ha advertido que su expansión global es imparable y que su consumo eléctrico podría duplicarse antes de 2030.

El motor de esta tendencia es la explosión de la inteligencia artificial (IA), la nube, el procesamiento de datos masivos, la conectividad 5G y el internet de las cosas (IoT). Las enormes infraestructuras informáticas, cuyo consumo equivale al de decenas de miles de hogares, ya están transformando el panorama energético en Estados Unidos, China y Europa, y España se prepara para no quedarse atrás.

La promesa del hidrógeno

En lo que a hidrógeno verde se refiere, el despliegue previsto es de 12 gigavatios (GW) en el escenario ambicioso de EY -alineando la producción de electrolizadores con los objetivos nacionales- y de 6 GW en el más conservador,

Se trata de un vector energético que ha enfrentado importantes contratiempos en el último año, en el que se han cancelado más de medio centenar de proyectos a gran escala a nivel global, incluida la planta de Repsol en Puertollano (Ciudad Real).

No obstante, el hidrógeno renovable está llamado a ser un pilar de la matriz energética nacional del futuro.

En junio, el Ministerio de Transición Ecológica adjudicó 1.223 millones a siete proyectos y esta misma semana la Alianza H2med -impulsada por REN (Portugal), Enagás (España), NaTran y Teréga (Francia) y OGE (Alemania)- anunció la incorporación de 40 nuevas empresas.

Vehículos eléctricos

Mientras tanto, la electrificación de carreteras conectará en 2030 entre 2,2 millones de vehículos eléctricos (escenario conservador) y 5,5 millones (en el más ambicioso, alineado con las metas nacionales), junto con la infraestructura de recarga correspondiente.

España cuenta ya con casi 48.000 puntos de carga públicos, aunque el 22% aún no está operativo, y la red sigue lejos de la media europea.

Dos escenarios

La horquilla de cifras se explica en los dos escenarios que se contemplan:

● Un horizonte más ambicioso (escenario A) que maximiza la electrificación industrial, el despliegue de hidrógeno verde, los vehículos eléctricos y el autoconsumo, manteniendo los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

● Un escenario conservador (B) modera la electrificación, se centra en cumplir las metas de reducción de emisiones y mantiene los objetivos del PNIEC.

El ámbito residencial también se espera un impulso relevante. La instalación de bombas de calor podría situarse entre 14 y 19 GW en 2030, reduciendo las emisiones de CO2 de forma significativa según el escenario.

La sustitución de calderas de gas por sistemas de aerotermia, junto con el aumento de vehículos eléctricos, impulsará la demanda entre un 8,9 % y un 15% respecto a 2025, con un consumo que alcanzará 90,3-92 TWh y un incremento de potencia de un 7 % a un 8,8 % (130,6-131,1 GW).

Nuevos vectores de demanda

El hidrógeno verde, los centros de datos y la infraestructura de recarga eléctrica aportarán entre 48,7 y 87,5 TWh adicionales en 2030, frente a los 3,5-4,2 TWh de 2025, lo que se traduce en un aumento de 16,8 a 33,9 GW de potencia instalada.

El estudio presentado el viernes por EY también evalúa la electrificación de viviendas nuevas, puertos, desaladoras y biogás, destacando que el escenario ambicioso explota al máximo el potencial industrial, mientras que el conservador prioriza los compromisos del PNIEC y la reducción de emisiones.

España se encamina hacia un futuro donde la electricidad no será sólo un servicio básico, sino el motor de una transformación industrial, tecnológica y ambiental.