Sobre la mesa del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo estaba desde hace unas semanas la polémica sobre la campaña de rebajas de este verano. Tal y como avanzó Invertia el Gobierno trabajaba en tres posibles escenarios: mantenerlas, aplazarlas a agosto -opción que parecía más viable en un principio- o suprimirlas. Finalmente se ha optado por vetarlas en el canal físico, pero mantenerlas en el online

Así lo recoge la disposición adicional segunda de la orden ministerial de Sanidad publicada el pasado sábado por el Boletín Oficial del Estado (BOE). “Los establecimientos no podrán anunciar ni llevar a cabo acciones comerciales que puedan dar lugar a aglomeraciones de público, tanto dentro del establecimiento comercial como en sus inmediaciones”. 

En este sentido, añade que “esta restricción –prosigue el texto– no afectará a las ventas en rebaja ni tampoco ventas en oferta o promoción que se realicen a través de la página web”.

¿A quién favorece?

El pequeño comercio y los autónomos eran el principal detractor de las rebajas porque consideraban que sus negocios no podrían soportar arrancar la desescalada con descuentos.

La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) calculó que “sería la puntilla para más de 700.000 personas trabajadoras autónomas del pequeño comercio que han realizado la inversión económica necesaria para tener en sus almacenes la mercancía de esta temporada primavera-verano”. 

Al otro lado estaban los grandes retailers, que acumulan seis meses de stock que no se está vendiendo, por lo que urge darles salida y más teniendo en cuenta que la venta online también ha sufrido graves caídas. Como es lógico, fuentes del sector apuntan que las grandes empresas pretendían poner en marcha la campaña de rebajas durante la apertura de algunas tiendas (de menos de 400 metros) que ya se están llevando a cabo. 

Finalmente se tendrán que conformar con realizar las rebajas vía online, algo que ya han estado haciendo durante toda la cuarentena. 

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