La hipoteca fija ha pasado de ser uno de los productos estrella de la banca a dejar de estar tan bien vista por el sector. Detrás de este cambio se encuentra la vertiginosa mejora del Euríbor a doce meses, que ha pasado de mínimos históricos en el -0,5% a una media mensual superior al 2% en apenas nueve meses. Es por eso que las hipotecas variables han recuperado su atractivo a ojos de los bancos y la desaparición de las fijas en un futuro no muy lejano cada día es más probable.

De hecho, algunos bancos directamente están eliminando de sus catálogos estos productos y solamente ofrecen la modalidad variable, mientras que otros las han encarecido tanto que no resultan rentables para los clientes, como explican a este periódico fuentes financieras.

En todo caso, su desaparición a futuro no es algo tan improbable como podría parecer hace apenas unos meses, cuando los clientes elegían mayoritariamente las hipotecas fijas empujados por las propias entidades. Sobre todo si los tipos de interés siguen al alza y el Euríbor no cesa en su subida libre.

"Lo que vemos probable es que vayan subiendo cada vez más los precios de las hipotecas fijas y llegará un momento en que el precio sea tan elevado que sencillamente a los clientes no les interesará", explica a este periódico Sergio Carbajal, responsable de Hipotecas de Rastreator, que dispone de un servicio de intermediación hipotecaria.

Por su parte, Miquel Riera, responsable de Hipotecas de Help My Cash, explica que los bancos "las retirarán del mercado, dado que no les sale a cuenta venderlas a un precio inferior". "Para que esto pase el Euríbor tendría que subir más", añade, algo que podría suceder en pocos meses, dado que desde el comparador financiero estiman que el Euríbor se situará en el 3% próximamente.

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Así, el principal motivo que llevará a la casi desaparición de este producto -o, lo que es lo mismo, a repetir el poco éxito que tenía durante los años previos al letargo del Euríbor- será la falta de demanda de los clientes por las hipotecas fijas, que han empezado a perder atractivo por su reciente encarecimiento.

Una noticia que, según Carbajal, supondría "un problema futuro para el sistema", dado que los años de priorizar las hipotecas fijas han servido a la banca para sanear su cartera y asegurarse unos ingresos que no van a depender de los vaivenes del Euríbor. Sobre todo porque, por mucho que haya subido rápidamente en los últimos meses, es difícil pronosticar cuál será su evolución futura. De hecho, muchos expertos no se atreven a anticipar en qué nivel puede terminar el Euríbor el año... y eso que faltan apenas tres meses para ese momento.

Un viaje de ida y vuelta

Durante las últimas dos décadas, las recogidas en los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE), las hipotecas fijas han vivido un viaje de ida y vuelta hacia el protagonismo en los catálogos de los bancos. Pasaron años prácticamente apartadas, con intereses altos, siendo poco atractivas para los bancos por su nula vinculación al Euríbor y para los clientes por sus altos intereses.

De hecho, entre 2003 y 2015 las hipotecas fijas representaban menos del 10% del total (hasta la crisis financiera, en 2012, ni siquiera llegaban al 5%). Las hipotecas variables eran una mayoría aplastante en un momento en el que el Euríbor llegó a superar el 5,3% (en 2008).

Esta situación cambió radicalmente a partir de 2016, cuando la hipoteca fija fue ganando peso sobre la variable en vista de que el Euríbor negativo ya no era una mera posibilidad. Aquel año las hipotecas concedidas a tipo fijo ya eran el 23,7% del total, cuatro veces más que apenas dos años antes.

Un cambio vertiginoso alentado por la banca, que ya entonces comenzó a potenciar la hipoteca fija frente a la variable para lograr mayor rentabilidad y dejar de exponerse a una repreciación que a lo largo de los meses iba a ser cada vez más negativa para el sector.

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El cisne negro que fue el Euríbor negativo se quedó durante más de seis años, entre febrero de 2016 y abril de este ejercicio, en los que los clientes con hipotecas variables vieron un abaratamiento continuo de sus cuotas y aquellos que querían comprarse una casa se beneficiaban de hipotecas baratas. Al otro lado del ring, la banca se vio inmersa en una situación de bajos ingresos y merma de la rentabilidad, lo que obligó a las entidades a buscar nuevas fuentes de facturación.

Un periodo que se ha hecho muy largo para el sector y muy corto para aquellos que firmaron hipotecas variables, que comprenden ahora el verdadero significado de que los intereses de sus préstamos estén vinculados a un índice.

Ahora que el Euríbor no hace más que revalorizarse y marcar récords día sí, día también, la situación se ha dado la vuelta. La hipoteca fija emprende su camino de vuelta al escondite en el que estuvo metida durante años. La falta de demanda por su encarecimiento será su condena. Eso si las circunstancias, como últimamente acostumbran, no vuelven a sorprender a los mercados y a los bancos centrales. El tiempo lo dirá.