Dicen que a la tercera va la vencida. Ana Botín, presidenta de Santander, y Andrea Orcel, ahora consejero delegado de UniCredit, tendrán la oportunidad de comprobarlo el próximo miércoles, cuando se celebrará, salvo imprevistos, la vista del juicio que enfrenta a estos dos gigantes de la banca por el fichaje frustrado del segundo como número dos de la primera.

Esta batalla judicial sin precedentes enfrentará así a los dos primeros ejecutivos de dos de los mayores bancos de Europa, una situación muy poco común y con la que los supervisores no estarían muy cómodos, pese a que se trate, al fin y al cabo, de un conflicto laboral sobre el que ambas partes han sido incapaces de llegar a un acuerdo. En la vista, Botín deberá declarar como testigo, al igual que Axel Weber, presidente de UBS y antiguo jefe de Orcel.

La historia que arrastra a un juzgado madrileño a estos tres pesos pesados de la banca europea es de sobra conocida. En el otoño de 2018, Santander anunció por todo lo alto la llegada a la entidad del italiano Andrea Orcel, en el momento responsable de la división de Inversión de UBS, como consejero delegado.

El fichaje estrella iba precedido de otros cambios en cadena, por los que José Antonio Álvarez, que ocupa ese cargo, sería presidente de Santander España y Rodrigo Echenique abandonaría este puesto como paso previo a su retirada del grupo.

El esquema saltó por los aires apenas cuatro meses después, cuando Santander decidió dar marcha atrás al nombramiento de Orcel al darse cuenta de que no podía asumir el millonario coste de hacerse cargo del bonus que el banquero pedía por salir de UBS (cercano a 50 millones).

Batalla judicial

El banquero italiano empezó entonces una batalla contra la entidad que se convirtió en judicial el verano siguiente, con la presentación de su demanda, y que alcanza su siguiente hito con la vista de este miércoles. El banquero exige a la entidad el pago de una indemnización superior a los 100 millones de euros.

En ella, su defensa deberá aportar pruebas de las acusaciones vertidas sobre el banco, incluidas las grabaciones que Orcel tiene registradas de la propia Botín y otros implicados, así como la carta-oferta en la que el banquero se basa para acusar a Santander de incumplir su contrato. El banco, por su parte, defiende que Orcel se comprometió a mediar con UBS para reducir el coste de su fichaje y no lo hizo.

Dos aplazamientos

Tras dos aplazamientos parece que llega de nuevo el turno de este juicio, que estaba programado inicialmente para el 10 de marzo. El día antes se suspendió al tener que guardar el magistrado cuarentena por haber tenido contacto con un caso positivo de Covid-19. La nueva fecha elegida fue el 7 de abril, pero, de nuevo, la vista tuvo que ser pospuesta, en este caso debido a "motivos de agenda de los letrados".

El hecho de que haya sufrido estos dos aplazamientos ha hecho que Orcel llegue a la vista ya como consejero delegado de UniCredit, cargo para el que le nombró su junta de accionistas del banco el pasado 15 de abril.

Y no sin polémica, pues los accionistas terminaron dando su visto bueno a la remuneración de Orcel, de 2,5 millones de salario fijo, prácticamente el doble que su predecesor, Jean Pierre Mustier, con la posibilidad de incrementarlo en 5 millones a través de bonus no vinculados al desempeño de la entidad. El proxy advisor Glass Lewis, de hecho, recomendó votar en contra.

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