La fusión bancaria del año ha tomado velocidad de crucero. Bankia y CaixaBank quieren tener listos los detalles de la operación antes de que acabe 2020, un año marcado por el impacto de la crisis del coronavirus en la ya maltrecha rentabilidad del sector. De hecho, el pistoletazo de salida podría arranca el próximo fin de semana. 

Salvo algunas excepciones en la clase política española, el consenso de analistas y el propio sector bancario han acogido con agrado el anuncio del inicio de las negociaciones, conscientes de que tarde o temprano el movimiento tendrá que ser ‘repetido’ por otras entidades.

Las cifras de la entidad resultante, de aprobarse la fusión, son abrumadoras: el primer banco en España con 650.000 millones euros en activos y cerca de 21 millones de clientes (si se suman los 13,6 millones de CaixaBank y los 7,4 de Bankia), líder en cuentas y posiblemente en hipotecas y crédito. No cabe duda de que a largo plazo la unión hará la fuerza, especialmente para Bankia, cuya futura privatización estaba en un serio peligro ante el desplome bursátil de su cotización, apenas rondando el euro por título.

Gortázar y Goirigolzarri ultiman la fusión de CaixaBank y Bankia para superar la crisis

Pero, ¿qué aporta cada entidad a la otra para pensar que el proceso será beneficioso para ambas? Todas las fuentes consultadas coinciden en que el ahorro de costes y la mejora de eficiencia vendrá de la mano de la reducción de oficinas y empleo aparejado a la operación. Pero hay más. Si se cierra la fusión, Bankia y CaixaBank pasarán a ser líderes en muchos segmentos del mercado, superando a Santander y BBVA en España. 

Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco, señala entre las principales ‘bondades’ de la fusión “una complementariedad de las estructuras de negocio, con más peso del crédito a empresas y consumo en CaixaBank y más hipotecario en Bankia”.

En concreto, existe un mayor peso de crédito hipotecario y garantía real en Bankia (55% del total de la cartera de crédito bruta en el primer semestre, frente al 35% de Caixabank), mientras que en crédito a empresas y consumo CaixaBank aportará más, con un 47% del total de la cartera de crédito bruta frente al 39% de Bankia.

En total, las dos entidades manejan más de 350.000 millones de euros en crédito a la clientela. Una cifra de la que casi 200.000 millones correspondería a préstamos a hogares y, el resto, a empresas.

Digitalización = Rentabilidad

Líderes por crédito y cuentas nómina (el principal producto para vincular al cliente, con lo que ello supone para hacerle, a su vez, más rentable), los expertos advierten que Bankia también ganaría la mejor posición y desarrollo de la digitalización que tiene CaixaBank, mientras que aportaría una mejor posición de solvencia a la entidad resultante.

Rafael Alonso, analista de Bankinter, añade que “la operación también sería complementaria desde el punto de vista de la solvencia de la resultante”. El experto recuerda que Bankia tiene una ratio de capital CET1 del 13,27%, mientras que el de CaixaBank se sitúa en el 12,3%. “En todo caso, la diferencia relevante es a nivel de rentabilidad (RoTE -rendimiento de patrimonio tangible) donde CaixaBank presenta un dato del 5,6% y Bankia del 2,3%”, matiza.

Los analistas consultados creen que ambas entidades ganarán “de manera significativa” cuota de mercado en sus respectivas áreas de crecimiento. “CaixaBank es muy fuerte en Cataluña, Baleares, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía, y Bankia es el primer banco de Madrid y está muy presente también en Valencia”, recuerdan. Algo que desde la agencia de rating S&P miran con máxima prudencia. “Una fusión reforzaría el dominio comercial combinado en ciertas regiones como la costa mediterránea, las Islas Baleares y Madrid, lo que podría convertirse en un problema a examinar por las autoridades de competencia”, advierten. 

La amplia cuota de mercado en crédito en algunas regiones puede suponer un problema de competencia.

Objetivo: reducir costes

Sin presión desde el punto de vista de capital y con la capacidad de obtener importantes sinergias de costes, todos coinciden en que la operación supone una oportunidad para “seguir adelgazando su estructura (oficinas y empleos) y ser más eficientes, porque la contabilización del fondo de comercio negativo permitirá asumir los costes de reestructuración”.

Y he aquí la parte negativa del acuerdo. Imposible mantener 50.000 empleados y casi 7.000 oficinas. Menos aún si muchas de ellas están prácticamente ‘puerta con puerta’, como las sedes sociales de los dos bancos en Valencia. Por no hablar de los servicios centrales, que tendrán que pasar de dos a uno de un plumazo. “La integración podría suponer ahorros significativos a medio plazo, pero a corto los costes serán elevados y pueden impactar en resultados”, advierten los expertos.

Hay otro punto de fricción que heredará la entidad fusionada que preocupa a los expertos: el coste de un acuerdo en el negocio de seguros. CaixaBank es uno de los líderes del mercado con VidaCaixa y con SegurCaixa Adeslas, que comparte al 50% con Mutua Madrileña. Por su parte, Bankia y Mapfre son socios estratégicos en el sector. Quizá demasiados jugadores para un acuerdo sin obstáculos de por medio.

Fuentes del sector coinciden en que “el de los seguros será sin duda un elemento fuerte dentro de la negociación, porque romper algún acuerdo con estas entidades supondrá un desembolso importante de dinero”, advierten. 

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