El sueño de una ingeniera convertido en una marca de cosmética

Desde Sevilla, LICO Cosmetics apuesta por la ingeniería cosmética para revolucionar el cuidado de la piel.

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El interés por la cosmética no ha dejado de crecer desde la pandemia. La industria del cuidado personal se ha consolidado como un motor económico de peso en España y, en apenas cuatro años, ha pasado a aportar el 1,03% del PIB, unos 10.400 millones de euros, según datos de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética).

El cuidado de la piel es, sin duda, la categoría estrella: aproximadamente el 49% de los españoles invierte de forma habitual en este tipo de productos, atraídos cada vez más por la innovación y conocimiento experto.

En ese cruce entre ciencia y nuevas necesidades del consumidor ha surgido una nueva generación de marcas, capaces de transformar una rutina de skincare en una experiencia casi científica.

LICO Cosmetics es un buen ejemplo de ello. Fundada en 2020 por la sevillana Estefanía Ferrer, el meteórico crecimiento de la compañía en los últimos cinco años refleja la evolución del sector hacia un modelo donde la innovación y el talento femenino ocupan un papel protagonista.

Las cifras de Stanpa confirman que las mujeres representan ya el 60% del empleo directo en la industria y ocupan, además, el 56,6% de los puestos directivos, con cerca de 1.000 ejecutivas en todo el país.

En este contexto de crecimiento y profesionalización del sector, LICO Cosmetics se presenta como un proyecto que combina ciencia y propósito para el cuidado de la piel.

Cosmética guiada por la ingeniería

“La cosmética ha sido siempre mi gran pasión. Yo formulaba en mi casa y producía en un pequeño laboratorio casero mi producto ideal, ese que no encontraba en el mercado”, recuerda Estefanía Ferrer, CEO de LICO Cosmetics.

Lo hacía en el poco tiempo libre que le permitía su trabajo como ingeniera química en Airbus, hasta que la pandemia trastocó todos los planes. “La empresa nos manda a casa y yo estuve tres meses invirtiendo buena parte de mi tiempo en LICO. El comercio electrónico crecía, vi una oportunidad y tuve la valentía de seguir esa intuición”, revela.

Ese instinto empresarial que llevó a Ferrer a emprender se tradujo en una exigencia férrea -la misma que marca la ingeniería aeronáutica- aplicada a la cosmética y así nació el concepto de “ingeniería cosmética” que da nombre a la marca (LICO es el acrónimo de Laboratorio de Ingeniería Cosmética).

“Para nosotros, la ingeniería transforma el conocimiento científico en resultados reales”, explica Ferrer. Aplicando técnicas de ingeniería y otras ciencias como la química, desarrollan productos eficaces e innovadores.

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Tres líneas de tratamiento y un enfoque diferencial

En la actualidad, LICO Cosmetics cuenta con tres grandes líneas de tratamiento: facial, corporal y capilar. Esta última, además, ha sido desarrollada en colaboración con Helena Rodero, “una de las mayores expertas en formulación capilar del país”, destaca la fundadora de la marca.

Según Ferrer, LICO ha logrado diferenciarse en el competitivo mercado de la cosmética por dos razones. Por un lado, el producto: “Fuimos pioneras en posicionar en el mercado un producto que levanta el párpado caído, otro que mejora las arrugas del surco nasogeniano, un tratamiento específico para papada o para la flacidez en brazos”.

Está la innovación en el producto y, por otro lado, “la innovación en formulación con activos de ingeniería”. Aquellos compuestos e ingredientes que, desarrollados con técnicas de vanguardia, son capaces de aportar resultados reales y medibles.

Todo ello con un compromiso añadido: LICO es una empresa 100% española, cuya cadena de suministro está formada por proveedores locales o, cuando no es posible, de cercanía. “Siempre son proveedores nacionales”, asegura Ferrer.

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De laboratorio casero a empresa de referencia

En apenas cinco años, LICO ha internalizado todas las áreas del negocio: la preparación de pedidos, la atención al cliente, el marketing y la fabricación. En 2024, la empresa cerró el ejercicio con una facturación de 10 millones de euros y la previsión para 2025 es alcanzar los 16 millones.

El secreto, asegura Ferrer, está en un pilar fundamental: la obsesión por el cliente. “Nuestras Licolovers -como definen a las clientas de la marca- son el motor real de esta empresa. Y cuando tienes un producto muy bueno y estás obsesionada con la experiencia del cliente, la tasa de repetición se dispara”, declara Ferrer.

En el caso de LICO, añade la CEO, “es uno de nuestros grandes secretos: tenemos una de las tasas más elevadas dentro del sector”.

Sin embargo, los inicios no fueron fáciles. La compañía empezó con una inversión inicial de 20.000 euros, que aportó su fundadora, y ha crecido siempre con recursos propios, obtenidos a través de las ventas.

“Esa inversión inicial se destinó a la primera fabricación de productos y mientras se desarrolla no vendes nada. Eso tiene muchísima incertidumbre”, rememora Ferrer. Para ella fue, además, un cambio profesional radical: “Yo sabía mucho de formulación, pero no de legal, laboral, contabilidad o fiscalidad, así que es muy importante ir bien acompañada”.

En su caso, ese acompañamiento ha sido de la mano de Banco Sabadell. “Desde el primer momento apostamos por ellos y ha sido el partner perfecto. Cada vez que lo hemos necesitado, nos han acompañado incluso en tareas fuera del alcance del banco, incluso nos han resuelto dudas contables”.

Con un equipo en crecimiento y una comunidad fiel, la ambición de LICO es clara. “Queremos posicionarnos como un referente en el cuidado de la piel y hacer de la ingeniería cosmética la mejor alternativa. Sabemos que esto va a llevar tiempo pero estamos decididos a trabajar duro y seguir haciendo esa cosmética excelente”.

Empresas de vanguardia

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