"La actual crisis que estamos viviendo es el caldo de cultivo perfecto para que muchas personas se sientan tentadas a cometer fraude". Con estas palabras, Arturo López-Linares, director de Siniestros de AXA España, explica la vuelta del llamado defraudador ocasional. Esta figura, que resurge en los peores momentos de la economía española, también ha hecho su aparición con la pandemia.

Muy presente en la casuística del fraude al seguro, este perfil corresponde al cliente que aprovecha un siniestro para intentar añadir daños anteriores al mismo con el objetivo de que se le cubra un importe superior al que realmente le corresponde.

Este tipo de defraudador es menos ambicioso que el perteneciente a una red organizada y persigue conseguir cantidades pequeñas. De hecho, en más de la mitad de los casos el importe que se intenta defraudar es menor de 600 euros, según datos de AXA. Su efecto resurge en épocas de crisis, aunque desde la aseguradora esperan que remita con la recuperación del segundo semestre del año.

Desde la patronal del seguro, Miguel Ángel Vázquez, responsable de lucha contra el fraude de Unespa, explica a Invertia que la experiencia de pasadas crisis refleja que siempre se genera el mismo efecto: "La eclosión del defraudador ocasional".

"En 2008, eclosionó con mucha fuerza en algunas de las formas del seguro en las que también se han detectado incrementos el año pasado, como el seguro del hogar", añade.

Así lo reflejan los datos. El VIII Mapa AXA del Fraude en España concluye que, a pesar de que  el fraude aumentó ligeramente en 2020 en todos los segmentos, el relacionado con el ramo de hogar lo hizo un 18%. En parte, debido a que los españoles pasaron mucho más tiempo en sus viviendas que de costumbre debido a las restricciones impuestas por la pandemia.

En este segmento se ha intensificado la realización de fraudes como falsificar facturas, acusar al clima de un accidente del que no es culpable o 'colar' como siniestro el fallo de un bien al que no se ha dado un buen mantenimiento.

Picaresca o delito

A pesar de que el segmento de auto es el absoluto protagonista del fraude al seguro (actualmente registra la mitad del total, aunque menos que hace años), la llegada de las dificultades económicas alumbra la actuación de estos defraudadores ocasionales, que emergen, principalmente, en el ramo de hogar.

"En el fraude siempre hay un rey, que es el auto, pero en 2008 hogar casi le alcanzó por este tema. Ahora se empieza a producir este fenómeno amateur", explica Vázquez, de Unespa.

La actuación de estos defraudadores en ocasiones se asimila a un acto de picaresca, pero desde la industria aseguradora explican que se trata de algo mucho más serio. "En primer lugar, el fraude es un delito. Y, en segundo lugar, las consecuencias del fraude afectan al total de clientes asegurados al incrementar el precio de su seguro", añade López-Linares, desde AXA.

En el ramo de auto, este fraude oportunista fue responsable del 66% de los casos en 2020, del 16% en el segmento de mutirriesgo y del 41% en el de diversos, de acuerdo con los datos del Mapa del Fraude de esta firma.

Mejorar la labor humana

Para luchar contra este tipo de fraude, las aseguradoras mejoran cada vez más sus técnicas y la ecuación que mejor funciona es la combinación entre la labor humana y los nuevos avances tecnológicos.

"Las compañías de seguros en estos momentos están combinando muy sabiamente las herramientas de siempre con las de ahora. La investigación del fraude muchas veces comienza con un ser humano que se mosquea, que suele ser el tramitador del siniestro o el perito (...)", explica Vázquez, para quien, en definitiva, "la tecnología no está para sustituir al ser humano, sino para mejorarlo".

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