La inflación alarga su galopante ascenso en EEUU. El coste de la vida en la primera economía del mundo se disparó en diciembre hasta el 7%, lo que supone su tasa más alta desde 1982. Casi cuatro décadas. No obstante, como ya ocurrió con el dato de noviembre, se cumplen las previsiones de los economistas y el banco federal está más que preparado para echarle el freno.

El avance en tasa intermensual esta vez se queda en el 0,5%, tres décimas menos que hace un mes, según ha publicado este miércoles la Oficina de Estadísticas Laborales del Gobierno de EEUU. No obstante, esta referencia, los analistas no aguardaban un incremento superior al 0,4% con respecto a noviembre, como señala el consenso de The Wall Street Journal.

Como ya viene siendo habitual, la tasa que ha visto la luz se coloca más de tres veces por encima del objetivo del 2% que tiene la Reserva Federal de EEUU (Fed). Sin embargo, la institución ya ha mostrado por boca de su presidente, Jerome Powell, su disposición a retirar herramientas de estímulos y subir tipos con agilidad si hiciera falta para echarle el freno.

Tasa subyacente

Ni siquiera en tasa subyacente, más vigilada por las instituciones financieras, el incremento pierde fuerza. En tasa intermensual se alcanza un engorde del 0,6% al eliminar los efectos de los alimentos y la energía en la cesta de la compra.

Si la referencia es para los últimos 12 meses, la subida es del 5,5% frente al 4,9% de hace un mes. Su tasa más alta en este caso desde hace 31 años. Y, por si quedaban dudas sobre la magnitud de esta cifra, cabe mencionar que en la década anterior al estallido de la pandemia esta inflación subyacente promedió en torno al 1,5%.

En la víspera de que este dato viese la luz, el propio Powell certificó en una comparecencia ante el Senado de EEUU que ya no se considera que estos avances sean transitorios. En su lugar, justificó que “la economía [estadounidense] ya no necesita ni quiere las políticas muy acomodaticias que hemos implantado para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias”.

No obstante, es cierto que en los últimos meses se había aplicado una mayor tolerancia con el auge de la inflación gracias al camino que se había preparado ya hace un año con la introducción hace un año del concepto de "inflación promedio" en su mandato. Una norma que permite al banco central de EEUU tolerar alteraciones que en un momento dado se consideren "transitorias" por cuestiones de pura coyuntura.

En este sentido, los economistas destacan que esta nueva marca de inflación sigue apoyada por una fuerte demanda interna y la permanencia de problemas de suministro en algunos bienes. Tanto es así que se apunta a los datos de compraventa de vehículos, usados tradicionalmente como termómetro de la salud de la primera economía del mundo, que registran un aumento de precios del 3,5% en segunda mano y del 1% en concesionarios.

Por lo que se refiere a la alimentación, el salto fue del 6,5% en tasa interanual, lo que supone su mayor incremento a este plazo en los últimos 13 años. Y también los gastos de ropa, equipación del hogar y cuidados médicos repuntaron con fuerza a lo largo de 2021.

A la baja por primera vez desde abril en tasa mensual, el coste de la energía, un 0,4% más llevadero para el bolsillo de los estadounidenses que en noviembre. Y eso que el precio del petróleo no dio tregua, hasta convertirse en una de las principales palancas de encarecimiento de la vida en EEUU.

Noticias relacionadas