Aunque se conocía desde hace semanas que Pedro Sánchez tenía la intención de ejecutar una remodelación de su gobierno (del área que corresponde al PSOE), se desconocía en qué fechas y con qué profundidad. Finalmente, no ha esperado a septiembre y ha decidido cambiar los titulares de ocho ministerios

Sin embargo, esta crisis de Gobierno también ha servido para reforzar la labor de casi toda el área económica. Si bien José Luis Ábalos deja el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Nadia Calviño asciende a 'número dos' de Sánchez y María Jesús Montero pierde la portavocía pero mantiene Hacienda y gana Función Pública. Y Reyes Maroto y José Luis Escrivá, dos ministros que habían estado en las quinielas para salir del Ejecutivo, finalmente, se consolidan todavía más en el gabinete

En el caso de Maroto, los rumores apuntaban a su futuro en el PSOE madrileño. El partido socialista carece de un líder fuerte sobre el que reconstruirse, y el nombre de la ministra de Industria, Comercio y Turismo siempre sale a la palestra cuando se trata de esta cuestión.

Además, la ministra tuvo un papel muy activo en la última campaña de las elecciones de Madrid, en la que Ángel Gabilondo la postuló como su vicepresidenta económica. 

Sin embargo, si de verdad esto estuvo sobre la mesa, el papel de Maroto en el Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia ha pesado más. Su ministerio está teniendo un rol clave en la gestión de los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE).

Reyes Maroto, ministra de Industria Comercio y Turismo.

De hecho, este lunes se presenta el PERTE correspondiente al coche eléctrico, que se aprueba en el Consejo de Ministros del martes. Y también está teniendo un papel protagonista la iniciativa reindustrializadora en la que trabaja el Gobierno con el sector farmacéutico.

Por otro lado, aunque inició la legislatura como uno de los ministros mejor valorados, el perfil de José Luis Escrivá ha estado rodeado de polémica desde que iniciara la negociación de la reforma de las pensiones. Los agentes sociales le han acusado de tener poca cintura en la negociación y de ser poco flexible respecto a sus peticiones. 

A esto se suma los encontronazos que ha tenido particularmente con la patronal en las prórrogas de los ERTE y los problemas que ha tenido en el desarrollo de una de las medidas más ambiciosas que llevamos de legislatura: el Ingreso Mínimo Vital (IMV)

Sin embargo, en todo momento, su labor ha estado respaldada por Pedro Sánchez, su gran valedor dentro del Gobierno. De hecho, el presidente le dio la enhorabuena en el último Consejo de Ministros por el acuerdo social logrado para la primera fase de la reforma de las pensiones

Lo 'peor' de la reforma

Con todo, todavía queda 'lo peor' de la reforma de las pensiones. Primero, en los próximos meses se tendrá que negociar el mecanismo de equidad intergeneracional con el que Escrivá quiere repartir el esfuerzo financiero que van a suponer las pensiones de los 'babyboomers'. Y eso se tiene que incluir en la iniciativa legislativa que tendrá que estar aprobada antes del 31 de diciembre de este año. 

Y segundo, que antes de 2023 se tendrá que haber ampliado el periodo de cálculo de las pensiones y destopado las bases máximas de cotización, medidas que van a provocar un inevitable choque con los agentes sociales.

Sin embargo, estas medidas forman parte del paquete de reformas prometido a Bruselas a cambio de los fondos del Plan de Recuperación, así que el Gobierno está forzado a sacarlas adelante. Y, para hacerlo, Sánchez sigue confiando en la mayoría del equipo económico con el que empezó la legislatura como ha demostrado esta crisis de Gobierno

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