Con la nueva estrategia de política monetaria aprobada este jueves, el Banco Central Europeo (BCE) ha blindado el arsenal de estímulos monetarios sin precedentes desplegados para combatir la crisis de la Covid-19. La revisión amplía el margen de maniobra de su presidenta, Christine Lagarde, para mantener durante más tiempo los tipos de interés ultrabajos y la compra de deuda pública aunque la inflación empiece a subir

La novedad más importante es el cambio de su objetivo numérico de inflación. Es la tercera vez que el BCE cambia su definición de estabilidad de precios. Comenzó en 1998 con un objetivo de "por debajo del 2%". En 2003, se convirtió en "por debajo, pero cerca, del 2%". La nueva estrategia de Lagarde contempla "un objetivo de inflación simétrico del 2% a medio plazo". "Esta evolución a largo plazo muestra claramente una tendencia gradual del BCE hacia políticas más expansivas, aunque sea de forma sutil", sostiene el economista jefe de ING, Carsten Brzeski.

"Creemos que este 2% es más claro, más simple de comunicar, sólido y con equilibrio. A ello hay que sumar que nos da paridad con muchos otros bancos centrales alrededor del mundo que están también operando con el 2%, que es la definición generalmente aceptada de estabilidad de precios", ha dicho Lagarde en rueda de prensa.

Pero además, el Consejo de Gobierno deja claro que tolerará que la inflación supere temporalmente el 2% si es necesario para afrontar periodos de crisis como el de la pandemia. "Sabemos que el 2% no va a cumplirse constantemente, puede haber desviaciones temporales moderadas en cualquier dirección de ese 2%. Y eso está ok. Lo que nos preocuparía mucho es cualquier desviación significativa, duradera y sostenible del objetivo", sostiene la presidenta del BCE.

Más flexibilidad

"En el momento actual, este cambio tiene especial importancia. La inflación en la eurozona se sitúa en el 1,9% y todavía quedan por poner en marcha muchas medidas de estímulo económico. El temor de los mercados estaba en qué va a pasar cuando se supere el 2% de inflación. ¿Van a empezar a retirarse de forma anticipada los estímulos en un momento en que la economía todavía está débil? Con esta decisión del BCE, se alejan estos temores y se da más flexibilidad a las autoridades monetarias", explica la analista Victoria Torre, responsable de Oferta Digital de Singular Bank.

Es decir, Lagarde refuerza su posición frente a los más duros del BCE, en particular los banqueros centrales de Alemania o Países Bajos, que quieren empezar a retirar ya el arsenal de estímulos monetarios desplegados para hacer frente a la crisis de la Covid-19 por la subida de la inflación. En contraste, la presidenta considera que el aumento de precios es temporal y avisa de que una retirada prematura de los estímulos pondría en riesgo la recuperación. Según Lagarde, la nueva estrategia se ha aprobado de forma unánime, es decir, con el voto a favor de los halcones.

"La nueva estrategia responde en general a las expectativas, pero con un sesgo expansivo. Consagra la flexibilidad que el BCE ya se había concedido a sí mismo de todas formas", sostiene Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg. 

El Consejo de Gobierno asegura que su principal instrumento de política monetaria continuará siendo el manejo de los tipos de interés. Al mismo tiempo, deja claro que las herramientas extraordinarias utilizadas durante la actual crisis seguirán formando parte de su arsenal y se desplegarán según sea necesario. En particular, las indicaciones sobre la orientación futura de la política monetaria, las compras de activos y las operaciones de financiación a plazo más largo.

Lejos de la Fed

El otro gran cambio que introduce esta revisión es la intención del BCE de incluir los costes relacionados con la vivienda en régimen de propiedad en el Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC). Sin embargo, admite que se trata de un proyecto que tardará "varios años" en completarse. Finalmente, el Consejo de Gobierno ha aprobado un plan de acción para incluir consideraciones climáticas en su estrategia de política monetaria, por ejemplo a la hora de valorar riesgos o comprar deuda privada.

Pese a la revolución que supone la nueva estrategia, Lagarde se queda muy lejos de los cambios aprobados en agosto del año pasado por la Reserva Federal de Estados Unidos. Su presidente, Jerome Powell, se ha comprometido a permitir una inflación superior al 2% para favorecer el empleo y también para compensar periodos de precios bajos. "¿Vamos a perseguir un objetivo de inflación promedio como la Fed? La respuesta es no", ha zanjado la presidenta del BCE. 

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