Bruselas

Tras la videocumbre celebrada este jueves, la Comisión Europea trabaja contrarreloj en la puesta en marcha de un fondo de reconstrucción anclado en el presupuesto plurianual de la UE para ayudar a los países más golpeados por la crisis del coronavirus, como Italia o España.

El objetivo es presentar una propuesta el próximo 6 de mayo. Una tarea ardua puesto que los Estados miembros no están de acuerdo en el tamaño de este instrumento, ni en su financiación ni en las modalidades de ayuda (préstamos o subvenciones). Persiste la brecha entre Norte y Sur.

En una entrevista telefónica con Invertia y otros diarios europeos, la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión y responsable de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager (Golstrup, 52 años), asegura que este fondo de reconstrucción debería ayudar a amortiguar las distorsiones de competencia que, según admite, crean las subvenciones públicas sin precedentes que están concediendo los Estados miembros. Su departamento ya ha aprobado alrededor de 80 planes nacionales para ayudar a las empresas a sobrevivir al Covid-19, sólo tres de ellos de España.

Vestager se dispone además a autorizar a los Estados miembros a entrar temporalmente con fondos públicos en el capital de las compañías más afectadas por la pandemia, lo que en último término podría acabar en la nacionalización. No obstante, avisa de que las condiciones serán muy estrictas: no podrá haber bonus para los directivos, ni dividendos ni planes de recompra de acciones. 

Usted ha dado máxima flexibilidad a los Estados miembros para conceder ayudas públicas. Algunos países como Alemania tienen mucho margen presupuestario para hacerlo. Otros como España no disponen de recursos. En la práctica, ¿no está usted permitiendo una ventaja injusta para las empresas alemanas frente a las españolas, dado que ambas compiten en un mercado único?

Esto es algo que ocurre también en tiempos normales. No todos los Estados miembros pueden o quieren utilizar las ayudas públicas permitidas. Pero estoy totalmente de acuerdo con usted en que, en un momento de gran crisis económica como el que estamos viviendo, este problema se agrava mucho más que en tiempos normales.

Nosotros aplicamos el principio de proporcionalidad. Las ayudas que estamos aprobando son proporcionales a la situación que vivimos. Los países no puedan gastar todo lo que  quieren, hay límites. Pero eso no cambia el hecho de que algunos Estados quizá no pueden permitirse dar ayuda, incluso si fuera proporcional hacerlo. 

Algunos países quizá no pueden permitirse dar ayudas públicas y eso crea distorsiones de competencia en el mercado único, un problema que se agrava en un momento de crisis económica grave como este

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que si un país tiene mucho margen de maniobra para ayudar a sus empresas, eso también puede beneficiar a compañías de otros Estados miembros, por ejemplo proveedores, porque las cadenas de valor y los ecosistemas son paneuropeos.

Dicho esto, puede haber problemas de competencia en empresas que están en el mismo nivel en la cadena de valor y son rivales directos. Por eso es una buena noticia el resultado del Consejo Europeo del jueves, que ha encargado a la Comisión una nueva arquitectura para el presupuesto plurianual, con un fondo de recuperación y medidas de redistribución. Vamos a estudiar cómo puede servir el presupuesto plurianual para hacer frente a estos problemas, con el fin de que la distorsión o fragmentación del mercado único pueda limitarse.

¿No le sorprende que España, que es uno de los países más golpeados por la crisis, sólo le haya presentado tres planes de ayudas públicas?

Los planes nacionales son muy diferentes entre sí. Hasta el jueves habíamos dado luz verde a 77 planes de ayudas públicas y funcionan de forma muy distinta: avales, préstamos subsidiados, etc. Los planes de España tienen más volumen, en España se está haciendo mucho también.

¿Cuáles son las ideas que maneja la Comisión sobre este fondo de reconstrucción?

Mis colegas están trabajando en cómo usar diferentes instrumentos financieros con el fin de crear un fondo de recuperación con suficiente volumen, que se ajuste a la situación en la que nos encontramos. Usted ya habrá visto que el fondo Sure para el empleo (dotado con 100.000 euros gracias a garantías de los Estados miembros) va a financiarse de una forma innovadora.

La idea es crear el fondo de recuperación dentro de la arquitectura del presupuesto plurianual de la UE, con un equilibrio entre préstamos y subvenciones

La idea es crear este fondo de recuperación dentro de la arquitectura del presupuesto plurianual, con un equilibrio entre préstamos y subvenciones. Parte de la lógica del presupuesto plurianual se basa en subvenciones y la inversión que hemos realizado con anterioridad, por ejemplo mediante el plan Juncker, ha sido con diferentes tipos de préstamos subsidiados dentro del marco de las instituciones de la UE. Pero todavía no tenemos todos los detalles.

¿Cuál será la dimensión de este fondo de recuperación? Sus colegas Paolo Gentiloni y Thierry Breton han dicho que la dotación debería ser de 1,5 billones.

Es algo que todavía se está discutiendo, porque lo que estamos haciendo ahora es una evaluación en profundidad de las necesidades. Hasta ahora no hemos hecho números sobre la combinación entre el impacto macro del coronavirus y el microeconómico en las diferentes cadenas de valor. Estamos trabajando intensamente en eso ahora mismo. 

Yo creo que no hay que ser categóricos en decir que necesitamos tal o cual forma de financiación o en reclamar exactamente una determinada cantidad o si no se pierde todo. Lo que necesitamos es financiación y algo que funcione. Esa es nuestra prioridad: apoyar lo que los Estados miembros están haciendo a nivel nacional para que la economía se reactive, porque se trata de la supervivencia de la gente. 

¿Qué medidas va a tomar la Comisión para garantizar que las recapitalizaciones masivas o las nacionalizaciones de empresas por parte de los Estados no tengan un impacto negativo sobre la competencia?

Efectivamente, prevemos que las recapitalizaciones van a ser necesarias. Hasta ahora, los programas de ayudas públicas que hemos aprobado son sobre todo planes de liquidez. En total llevamos autorizados 1,8 billones. Pero estamos consultando también con los Estados miembros una ampliación del marco temporal sobre ayudas públicas durante el coronavirus para incluir las recapitalizaciones.

Aquí habrá que mantener una serie de equilibrios. Por un lado, si los contribuyentes tienen que intervenir para ayudar a una empresa, deben ser remunerados. Por otro lado, el Estado deberá salir de la empresa en algún momento para no empeorar la situación en términos de competencia. Por eso estamos consultando fijar topes a los bonus, a los programas de recompra de acciones, a los dividendos, de forma que los propietarios y gestores originales tengan fuertes incentivos para que el Estado se marche. Además, prohibiremos que se use esta ayuda para comprar otras empresas. 

¿En qué circunstancias permitirá usted la nacionalización completa de empresas golpeadas por el Covid-19?

Nosotros somos neutrales en el tema de la propiedad pública o privada. Los Gobiernos pueden nacionalizar las empresas si lo hacen en condiciones de mercado. Esto no sería una ayuda pública y no debe notificarse a la Comisión.

Lo importante es que si el Estado recapitaliza una empresa, habrá condiciones. Los directivos no podrán recibir bonus y no se podrá pagar dividendos ni poner en marcha recompras de acciones 

Si se trata de una ayuda para superar la crisis, las reglas que estamos preparando ahora sobre recapitalizaciones hablan de una nacionalización parcial, si quiere usar esa palabra: el Estado adquirirá una participación en una empresa, pero no necesariamente la nacionalizará por completo. Pero eso sólo se podrá hacer con empresas que estaban sanas antes de la crisis. 

Lo importante es que si el Estado recapitaliza una empresa, habrá condiciones. Los directivos no podrán recibir bonus y no se podrán pagar dividendos ni poner en marcha programas de recompra de acciones.

¿Qué va a pasar con los plazos? En algunos países se considera que el límite de final de año para intervenir en empresas es muy ajustado. ¿Cuándo tendrán que salir los Estados del capital de las empresas? La Comisión ha indicado que debería ser a finales de 2024, pero algunos miembros piden más tiempo.

Hemos recibido este tipo de comentarios de un gran número de Estados miembros. Obviamente, vamos a considerar alargar y hacer más dinámicos los plazos en los que el Estado debe salir: que dependa del momento de la entrada, de forma que haya igualdad de trato para todas las empresas. 

En principio, el marco general que autoriza las ayudas públicas expira a finales de este año, pero en otoño examinaremos si debemos o no prolongarlo, dependiendo de la situación económica.

Las aerolíneas son un sector particularmente afectado y quizá necesiten recapitalizaciones a gran escala, ¿le preocupa esta industria? ¿Ve riesgo de una reducción de la oferta o incluso de monopolios?

Es difícil no estar preocupado por esta industria. El sector de las aerolíneas tiene enormes costes fijos y cuando no vuelas y no vendes billetes de avión no tienes ingresos para cubrir estos costes. Obviamente, es muy importante que atendamos a esta industria en particular. Porque por muy verdes que queramos ser, seguiremos necesitando volar.

Necesitamos a las aerolíneas y necesitamos competencia entre las aerolíneas, porque necesitamos las mejores ofertas pero también rivalidad para que haya innovación en el transporte aéreo.

En este sector, los Estados miembros pueden dar ayudas directas a las aerolíneas, pero también pueden conceder compensaciones por daños y perjuicios. Así funcionan los planes que hemos autorizado para Dinamarca y Francia. Para muchas aerolíneas, esta es la solución más obvia, ya que es fácil de calcular los daños inmediatos y en los meses siguientes mientras no estén autorizadas a volar.

En todos los Estados miembros se está dando mucha prioridad a la cuestión de las compañías aéreas. Las cosas están progresando y creo que seguiremos teniendo muchas aerolíneas entre las que escoger tras la crisis. 

Es difícil hacer un plan europeo para las aerolíneas porque no tenemos mandato para hacerlo. Lo que intentamos es garantizar un marco común para limitar la fragmentación de este mercado

La de las aerolíneas es una industria paneuropea, ¿no tendría más sentido un plan de la UE en lugar de volver al viejo sistema de que cada país rescata a su compañía de bandera?

El problema es que es bastante difícil hacer un plan europeo. En primer lugar, no tenemos el mandato para hacerlo. Además, las aerolíneas están en circunstancias diferentes: participan en alianzas distintas y sus planes de negocio o de rutas son muy distintos. Eso hace muy difícil poner en marcha un plan de talla única a nivel europeo. Lo que intentamos hacer cuando trabajamos con los Estados miembros es garantizar que todos operamos dentro del mismo marco para que al menos podamos limitar la fragmentación de este mercado.

¿Qué le parece que en la respuesta a la crisis del coronavirus haya reaparecido la brecha entre Norte y Sur? ¿Entiende la decepción en España por lo que se percibe como una falta de solidaridad de la UE en un momento crítico? ¿Entiende las críticas de algunos países nórdicos en el sentido de que España no aprovechó los años de bonanza económica para poner sus cuentas en orden y por eso pide ahora ayuda?

Entiendo perfectamente la frustración y hasta cierto punto la decepción. No creo que sea el momento de repetir las divisiones de la crisis financiera. La crisis financiera fue diferente. Aquí nadie tiene la culpa. Este virus no ha sido provocado por los humanos, no es un miembro del Eurogrupo. Esto es una pandemia. Y las consecuencias nos afectan a todos. Cualquiera podría resultar igual de golpeado (que España).

No tiene nada que ver con lo que hiciste durante la crisis financiera o cómo te recuperaste. Por eso me parece tan importante el mandato que nos dieron los líderes europeos el jueves de crear este fondo de recuperación y utilizar instrumentos financieros innovadores a partir del presupuesto plurianual, porque es una herramienta conocida de redistribución. Durante décadas hemos redistribuido entre sectores, por ejemplo para la agricultura, y también entre países, con los fondos estructurales y de cohesión. Al mismo tiempo tenemos control parlamentario y vigilancia de cómo se usan los fondos. 

Esta Unión no puede ser sólo una Unión para los buenos tiempos en los que luce el sol o sólo un mercado. Debe servir también para que cuando realmente necesitas ayuda, tus vecinos estén ahí para asistirte.

Esta Unión no puede ser sólo una Unión para los buenos tiempos en los que luce el sol o sólo un mercado. Debe servir también para que cuando realmente necesitas que tus vecinos te ayuden, ellos estén ahí para asistirte, porque dependemos unos de otros. Eso para mi es muy importante porque decidirá el futuro de nuestra Unión. Las próximas semanas y meses son importantes. Es importante ver qué ocurre porque la reacción inicial (a la crisis) ha sido muy caótica. 

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