Bruselas

José Manuel García-Margallo (Madrid, 75 años) vivió los años de la crisis del euro en primera línea: primero como vicepresidente de la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara y después como ministro de Exteriores de Mariano Rajoy. Ahora, la emergencia del coronavirus ha reabierto las heridas que dejó aquella Gran Recesión, en particular la fractura entre el Norte y el Sur.

En una entrevista telefónica con Invertia, García-Magallo, que ahora es eurodiputado del PP y su portavoz en la comisión de Asuntos Económicos, apuesta por la emisión de bonos europeos respaldados por el presupuesto comunitario como mecanismo para financiar la reconstrucción tras la pandemia. Y avisa de que si la Unión Europea no muestra más solidaridad con España e Italia, la crisis del euro podría resurgir. "Aquí o salimos todos o nos hundimos todos", resalta. 

¿Cuál es la visión que tienen sus colegas del PP alemanes u holandeses sobre lo que está pasando en España? ¿A qué atribuyen que sea uno de los países más golpeados por el Covid-19?

Esa es la gran cuestión que habrá que dilucidar cuando esto pase. Y en mi opinión eso se debe hacer en dos sitios: en una comisión de seguimiento en el Congreso de los Diputados en España y en una comisión en la UE en la que se analice lo que han hecho unos y otros países para establecer una especie de código de buenas prácticas. Porque esto todavía no ha terminado, pero además se puede repetir si hay otras oleadas como con la llamada gripe española de 1918.

Lo que te explican es que algo estamos haciendo mal y probablemente sea verdad. Yo creo que el fallo ha sido primero no reconocer el problema, que es lo que hizo Zapatero también en la crisis anterior. Después, intentar minimizar su impacto. Y luego no estar preparado para la tormenta y empezar a tomar medidas de alguna manera improvisadas y que no están dando el resultado que se preveía. Eso es lo que te dicen.

El fallo del Gobierno de Sánchez ha sido no reconocer el problema, como hizo también Zapatero en la crisis anterior, y no estar preparado para la tormenta

Yo siempre he dicho que mi amigo Iván Redondo, que es un buen amigo mío, no es Rasputín, es Potemkin. Potemkin se caracterizaba porque cada vez que Catalina la Grande hacía un viaje por Rusia, ponía unas fachadas de cartón en aquellos pueblos que eran de una notoria fealdad y disfrazaba algunos soldados de agricultores para demostrar la felicidad. Y esto es lo que han intentado hacer. Decir que aquí no pasa nada.

Estos errores del Gobierno español, ¿no están dando argumentos a los países más reticentes a mutualizar la deuda como Alemania o Países Bajos? ¿No tiene razón el ministro holandés cuando dice que España no aprovechó los años de bonanza para poner las cuentas en orden y ahora pide ayuda a los socios?

Aquí hay varios problemas. Desde el año 2015, y como consecuencia de la inestabilidad política, no se ha hecho ninguna de las reformas que España necesitaba. Por no hacer no se han hecho ni siquiera unos Presupuestos. Eso es verdad. En segundo lugar, en esta operación propagandística gigantesca en que consiste el Gobierno Sánchez-Iglesias, es verdad que antes de las elecciones tiraron de gasto público todo lo que les pareció oportuno para garantizarse la reelección. Y que habíamos pactado para el año 2019, antes de que todo esto ocurriese, un déficit del 2% y cerramos el año con un 2,6%. Por tanto cuando llegó la oleada, nos cogió en paños menores. Eso es innegable. Esas son las cifras que toda Europa sabe.

Si va mal en España o Italia, podemos entrar otra vez en una crisis de deuda y en una crisis del euro. Por tanto vamos a dejar de señalarlos con el dedo los unos a los otros y vamos a evitar que el barco se hunda

Que no se han hecho reformas y que hemos gastado más de lo que podíamos gastar son dos evidencias que no se pueden negar. Pero es que ahora esa no es la pregunta. Cuando un barco se está hundiendo o hay un fuego en una casa, no hay que empezar a preguntar quién tuvo la culpa, o si se dejó un grifo abierto o si prendió con un cigarrillo la basura. Lo importante es que esto nos puede llevar a todos por delante.

Si va mal en algunos países como los nuestros, España o Italia, le va a ir mal al conjunto. Podemos entrar otra vez en una crisis de deuda soberana y en una crisis del euro. Por tanto, vamos a dejar de señalarnos con el dedo los unos a los otros y vamos a evitar que el barco se hunda o que el fuego se extienda. 

El Eurogrupo ha aprobado un primer plan de ayuda de 540.000 millones de euros cuyo principal componente es una línea de crédito del fondo de rescate de la UE (MEDE). ¿Debe pedir España esta asistencia del MEDE?

El problema de este paquete es que son préstamos, que lo que hacen es incrementar la deuda pública. Para los países que ya tenemos una deuda pública muy importante -estoy pensando en España que tiene un 95% o en Italia que tiene un 137%, por no hablar de Grecia- no sólo no soluciona el problema sino que puede crear otro problema y es que la crisis sanitaria, que ya ha derivado en crisis económica, derive después en una crisis de deuda. 

Eso no ayuda. Como tampoco ayuda demasiado que la Comisión diga: "Oiga, yo le voy a permitir a usted gastar por encima de lo que establecen las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento". Eso al que tiene más margen de maniobra le viene muy bien. Al que no tiene margen de maniobra no le sirve. Este paquete inicial sirve para salvar los muebles, para evitar que se hundan más empresas, que los trabajadores pierdan rentas. Pero para el plan de recuperación la idea de los préstamos no funciona.

El plan de rescate del Eurogrupo no ayuda porque son préstamos, que lo que hacen es incrementar la deuda pública

Por eso yo defiendo una emisión de bonos europeos respaldada por el presupuesto comunitario, que no recargaría la deuda. La cifra que ha dado el Gobierno (1,5 billones de euros) me parece razonable. Es lo que se necesita para hacer inversiones en los países que tienen que cebar la bomba en los primeros tiempos para que la economía no se nos hunda.

Precisamente, ¿cuál es su opinión sobre este plan de Sánchez de un fondo de 1,5 billones financiado con deuda perpetua de la UE?

A mí me gusta mucho. Entre otras cosas porque yo llevo proponiendo la mutualización de la deuda desde hace mucho tiempo. Y la idea de bonos paneuropeos garantizados por el presupuesto de la UE, que no penalicen la deuda de los Estados miembros, es la clave. Por tanto, la idea me parece buena y no tengo más que desearle suerte y en la medida de mi modesta posición ayudar a que eso salga adelante. A mí me gusta mucho la idea.

Si este plan sale adelante, ¿qué condiciones cree usted que la UE exigirá a España para beneficiarse del fondo de reconstrucción?

Esa es la clave. Los países que se oponen a mutualizar la deuda se escudan en el argumento del riesgo moral: si les damos dinero del ahorro de nuestros conciudadanos, se lo van a gastar en juergas. Lo dijo de una forma muy brutal el exministro de Finanzas holandés (Jeroen Dijsselbloem), pero eso es lo que piensan.

Si al final se hace esto, si se crea un Tesoro que emita bonos europeos y cuente con impuestos de la UE, lo más probable es que haya que acentuar las normas de control y vigilancia para garantizar la consolidación fiscal, la corrección de los desequilibrios macroeconómicos, la puesta en marcha de reformas que impulsen un aumento de la productividad.

Si se crea un Tesoro dela UE, habrá que acentuar las normas de control y vigilancia para garantizar la consolidación fiscal y las reformas para impulsar la productividad. Implicaría interventores europeos que garanticen que el dinero de todos se gasta bien

Un Tesoro de la UE implicaría, guste o no guste, interventores europeos que garanticen que el dinero de todos se gasta bien. Lo cual me parece más que razonable. Yo no soy un nacionalista en este tema y no me preocupa nada. Entiendo que si vamos a compartir riesgos, hay que controlar que nadie coge el dinero para gastárselo en el casino de Montecarlo.

No sólo es que no le tenga miedo, es que me tranquiliza enormemente. Me tranquilizaría enormemente que Bruselas hubiese sido más estricta impidiendo al Gobierno de Sánchez que gastase lo que no tenía o exigiéndole que hiciese las reformas que no ha hecho.

¿Qué le parece el papel del Gobierno de Sánchez en las negociaciones en la UE?

Ahora hablo como exministro de Exteriores. Mi idea central es que España, para tener relevancia en el mundo, tenía que tener dos anclajes. Uno es Estados Unidos y el otro la Unión Europea. Y en la UE España ha tenido, todavía tiene, una enorme oportunidad, que es cubrir el vacío que deja Reino Unido al irse y que no puede llenar Italia porque está en una situación de inestabilidad política y de pauperación económica mayor que la nuestra.

Lo que yo hubiese aconsejado, y de hecho aconsejé, es que España se pegase como una lapa a Francia y Alemania y fuese el gran socio fiable del Sur. Y ahí el error del Gobierno fue decir que nosotros no queríamos formar parte de ningún eje, que nosotros íbamos a hacer geometría variable y que en cada cosa ya veríamos qué votábamos y con quién. Y eso no funciona.

El error del Gobierno de Sánchez ha sido optar por la geometría variable en Europa. Tendríamos que haber sido el gran socio fiable del Sur para el eje franco-alemán

Al final, si haces esto te quedas compuesto y sin novia. Y ahora me da la impresión de que las alianzas que tenemos en Europa son más débiles de lo que hubiesen sido si hubiésemos jugado a ser el socio fiable del Sur del eje franco-alemán que, te guste o no te guste, sigue siendo esencial para que esto funcione.

¿Reforzaría la posición negociadora de Sánchez en la UE un gran acuerdo en España en el que participe el PP?

Yo creo que el Partido Popular va a apoyar esto. De hecho todos los diputados europeos apoyamos la resolución del Parlamento Europeo que habla de bonos europeos garantizados por el presupuesto de la UE. Pero no nos engañemos, esto es intergubernamental. El presidente Pedro Sánchez puede presentarse en Bruselas diciendo que tiene el respaldo de las fuerzas políticas españolas, pero lo que tiene que tener es habilidad negociando en Europa.

Eso es como en el toreo, que cuando llegas al tercer tercio el maestro dice: "Dejadme solo". Eso es lo que va a pasar y lo que ha pasado siempre. Ese respaldo le va bien y creo que lo tendrá. Pero lo que tiene que tener es cintura y mano izquierda para tejar alianzas y llevar a la convicción de sus colegas que eso es lo que hay que hacer.

¿Entonces ve usted sentido a los Pactos de la Moncloa de que se habla en España?

En el momento de los Pactos de la Moncloa -yo era diputado constituyente- la circunstancia histórica y el contexto eran diferentes. Todavía no habíamos dado nuestros primeros pasos en democracia. Ahora tenemos unas instituciones consolidadas. Por eso entiendo muy bien lo que ha dicho Pablo Casado de que esto se discute en el Congreso.

Pero lo importante para que este Pacto por España salga es que haya un papel encima de la mesa. Los Pactos de la Moncloa salieron bien porque se llevaban muchos meses estudiando en el Ministerio de Economía y ahí hubo un protagonismo muy importante, que fue el de Enrique Fuentes Quintana y José Luis Leal, que se presentaron con una propuesta concreta sobre la que poder hablar. Lo que no puede uno es sentarse a la mesa sin un guión previo. Y eso es lo que no ha hecho el Gobierno.

Sánchez no tiene credibilidad, ni capacidad de consenso, ni la confianza de los actores que tienen que cerrar un Pacto por España. Tiene que presentar un plan y dar garantías de que lo que pacta se va a cumplir

Además, no le oculto que en mi opinión Sánchez tiene algunas debilidades muy importantes que hacen que el resultado sea como mínimo dudoso. No ha sido capaz de establecer puentes de relación con las distintas fuerzas políticas y sus distintos virajes tampoco tranquilizan. Sánchez, por tanto, no tiene credibilidad, no tiene capacidad de consenso y no tiene la confianza de los actores que tienen que cerrar ese Pacto.

Pero en fin, con esos bueyes hay que arar y con esos mimbres hay que hacer el cesto. Tenemos el presidente que tenemos y por tanto lo que hay que pedirle es que presente un plan y que dé unas garantías de que lo que pacta se va a cumplir. Por eso la idea de Casado de que aquí esté el Congreso presente desde el primer momento me parece una buena idea. 

¿Qué pasa si en la videocumbre del jueves Alemania y Países Bajos dicen también no a los bonos respaldados por el presupuesto comunitario? ¿Ve usted un riesgo existencial para la eurozona y la UE?

Yo veo un riesgo muy serio si los países que están en más dificultades no tienen ayuda. Primero, la situación económica puede ser muy complicada. Si decimos que cada uno salga con sus medios, los que estamos más escasos y tenemos menos margen de maniobra vamos a incrementar la deuda pública hasta límites que pongan en riesgo a todo el conjunto.

Y políticamente eso sería un chute para las fuerzas euroescépticas, la demostración evidente de que la UE no aporta valor añadido y no lo aporta en los momentos de máxima dificultad, algo que sería políticamente muy doloroso.

Europa no puede permitirse tres crisis en menos de 10 años

Si no sale esto, (Alemania y Países Bajos) tendrán que dar otra solución y yo no veo muchas. Todo el resto de las soluciones corren el riesgo de agravar la situación. Europa no puede permitirse tres crisis en menos de 10 años: la crisis de la deuda, la crisis de los refugiados y la inmigración y la crisis sanitaria del coronavirus. No es posible. Alguna solución tienen que poner encima de la mesa. Pero tiene que ser una solución solidaria.

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