La jornada laboral de cuatro días ha vuelto a estar en el centro del debate esta semana tras conocerse la prueba piloto de Telefónica para que un grupo reducido de empleados ponga en marcha en septiembre esta modalidad, uno de los mejores ejemplos de flexiworking que están comenzando a hacerse fuertes tras la pandemia en todo el mundo.

Sin embargo, y fuera de experiencias aisladas como la de Telefónica o el periodo excepcional que Mercadona puso en marcha durante la Covid, las empresas españolas y las grandes corporaciones tienen dudas. 

El nuevo entorno que ha traído la pandemia ha abierto la puerta a que los grandes del Ibex implementaran casi en su mayoría el teletrabajo y, en el caso de empresas como el Banco Santander, se puede elegir el horario y entrada y salida o seleccionar las horas para trabajar de manera continuada. No obstante, siempre se han manifestado dudas a la hora de poner en marcha una jornada laboral de cuatro días.

Fuentes directivas del Ibex coinciden en señalar a Invertia que el paso es arriesgado porque la clave está en equilibrar los beneficios que puedan generarse en sus empleados con la rentabilidad empresarial.

Dicho de otra manera, prácticamente ninguna gran empresa cierra la puerta a la jornada laboral de cuatro días, pero siempre que mantenga uno de estos dos supuestos: que se respeten las 40 horas semanales y que se distribuyan en las cuatro jornadas restantes, o bien que las menores horas trabajadas representen una reducción proporcional en el salario de quienes opten por esta modalidad.

Proyecto del Gobierno

"Somos conscientes de las ventajas de una semana más corta con la que se pueda conciliar, pero no se puede esperar que todo el coste repercuta en las compañías", indica un alto directivo de una cotizada.

En este sentido, las propuestas de Más País y las ideas del Gobierno de Pedro Sánchez tienen eco en las empresas, pero siempre que los que paguen no sean solo los empleadores. 

En enero de este año, el Gobierno anunció que destinaría un paquete de 50 millones de euros a las empresas que se sumaran a un proyecto piloto, promovido por el Ministerio de Industria, para aplicar la semana laboral de cuatro días o 32 horas sin pérdida de salario. En este caso, el Ejecutivo asumía las horas no trabajadas.

Sin embargo, no se ha vuelto a saber nada de este proyecto y en mayo el Ministerio de Trabajo rechazó su "rigidez" y propuso estudiar otras alternativas para flexibilizar horarios, mientras que el Ministerio de Industria quiere unirlo a los Presupuestos Generales del Estado, descartando su implantación en 2021.

Por otro lado, en el Plan 2050 de Pedro Sánchez se retomó la idea de reducir la jornada laboral desde las 40 a 35 horas, pero en este proyecto no se explicó cómo se va a llegar a ello o quién va a financiarlo.

La propuesta de Telefónica

Para Luis Jiménez-Arellano, responsable del área de Derecho Laboral del Bufete Mas y Calvet, toda iniciativa que supone una mejora de la flexibilidad en el entorno laboral es positiva porque la empresa contará con empleados más satisfechos y comprometidos con sus planes estratégicos, habrá un mejor ambiente laboral y los trabajadores se sentirán cuidados por su empresa.

"Además, las compañías que implementen este tipo de medidas mejorarán su imagen externa, su marca empleadora y les será más fácil atraer a profesionales escasos en estos momentos. Recordemos que muchas empresas están inmersas en procesos de transformación digital y que los profesionales especializados en big data, ciberseguridad o inteligencia artificial son escasos en el mercado laboral español", indica.

Profesionales que en el caso de Telefónica podrían encajar en este perfil. La operadora acordó con los sindicatos poner en marcha una prueba piloto en septiembre en la que un grupo reducido realizará la jornada laboral de cuatro días durante un tiempo limitado. En total, 32 horas semanales.

En este caso, los costes serán compartidos ya que la empresa pagará el 20% del día que dejen de trabajar estos empleados y ellos asumirán un recorte del 80% del salario de este día. La empresa se ahorra costes laborales y el empleado trabaja un día menos cobrando una pequeña parte de ese día. La compañía compensará 1,6 horas de las ocho perdidas.

¿Cuántas personas se adscribirán? Es una incógnita, pero las fuentes consultadas consideran que podrían ser muchas más de las que se prevén. Tras salir de la pandemia, los españoles quieren tener más tiempo de ocio y para conciliar su vida familiar, y para ello están dispuestos a cobrar incluso un menor salario, indican.

El caso de Mercadona

Telefónica ha sido hasta ahora la primera empresa del Ibex en poner en marcha esta jornada de cuatro días, pero Mercadona ya lo hizo de manera puntual y "excepcional" durante la pandemia.

Durante mayo de 2020, la cadena de supermercados de Juan Roig implantó una jornada de cuatro días y tres de libranza (incluido domingo). La medida coincidió en el tiempo con la reducción de los horarios del comercio implantado en todas las comunidades autónomas a causa de la pandemia del coronavirus.

Establecía turnos rotativos donde, aproximadamente, dos tercios de la plantilla de una tienda trabajaban mientras el otro tercio restante descansaba. Se habían establecido grupos de trabajo que libraban dos días consecutivos, más el domingo, siendo rotativos todas las semanas. La rotación de semanas hacía que se libre cada tres semanas cinco días seguidos.

Cada día de trabajo, se realizaban nueve horas diarias, 36 de media a la semana, y las restantes iban a cargo de la empresa. El día anterior y posterior a un festivo, en caso de que fuera necesario, se podían planificar diez horas. En ningún caso se podía hacer bolsa de horas.

En cualquier caso, para Jiménez-Arellano la clave está en que todas estas medidas tienen que ir obligatoriamente asociadas al cumplimiento de una serie de objetivos claros, cuyo cumplimiento sea un requisito ineludible para el mantenimiento de este tipo de iniciativas de flexibilidad, como lo es la semana laboral de cuatro días.

Periodos de prueba

"De lo contrario, la empresa podría salir perjudicada si, por ejemplo, la productividad se reduce o la facturación queda mermada. Por lo tanto, me parece indispensable que estas condiciones queden pactadas de forma clara e inequívoca con los trabajadores".

Otro elemento a tomar en cuenta es el sector en el que se podría desarrollar esta jornada. Evidentemente, en empleos digitales es mucho más fácil ya que se suele trabajar por proyectos y no se está sujeto ni a estacionalidad ni a productividad diaria.

Diferente es el caso de la hostelería o la distribución, donde hacer una jornada de cuatro días es impensable si es que las plantillas son muy cortas. En la pequeña y mediana empresa también se hace muy difícil aplicar este tipo de modalidades.

Con todo, ¿qué pueden hacer las empresas que quieran implementar medidas de flexiworking o la jornada laboral de cuatro días semanales? Según Jiménez-Arellano, lo más recomendable es que realicen periodos de prueba previos y que la implementación definitiva de dicha medida quede sujeta a revisiones periódicas.

"La medición y evaluación de los resultados obtenidos durante el periodo de prueba de la jornada de cuatro días o de cualquier otra iniciativa novedosa que quiera implantar el área de Recursos Humanos deben contar con el visto bueno de sus departamentos jurídicos, que sabrán cómo plasmar en la normativa interna de la compañía esta condición: que la implantación definitiva de dicha medida quedará sujeta al cumplimiento de objetivos claros y medibles", concluye.

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