La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) parece estar dispuesta a modificar su objetivo de situar la inflación en el 2%. Al menos, así lo han señalado varios de los miembros de la institución que han tomado la palabra en los últimos días. Eso sí, los banqueros centrales sólo modificarían esta meta una vez haya sido conseguida.



"¿Podríamos revisarlo? Claro, pero no podemos revisarlo hasta que la inflación vuelva al 2%", señaló el presidente de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, en una entrevista con Reuters el pasado lunes. Una vez que el banco central estadounidense consiga que la inflación vuelva al 2%, los responsables de política monetaria podrán "debatir cuál debería ser el objetivo correcto".



La misma agencia recuerda que en una comparecencia a finales de abril, el presidente de la Fed de Filadelfia, Patrick Harker, también insinuó que el objetivo podría revisarse en algún momento. Al igual que Kashkari, Harker dijo que no sería modificado "ahora mismo", lo que parecía dejar abierta la opción de cambiarlo más adelante.

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La Fed adoptó su objetivo de llevar la inflación al 2% en 2012. Desde entonces, el banco central ha tratado de guiar las presiones sobre los precios hacia ese nivel, considerando los desvíos al alza y a la baja como algo a evitar.

En los años inmediatamente posteriores a su adopción, la inflación se situó sistemáticamente por debajo del 2%. Este hecho llevó a algunos economistas a sostener que el aumento del objetivo impulsaría las expectativas de inflación y ayudaría a que la subida de los precios se acercara al 2%.

Ahora, mientras que la inflación en Estados Unidos sigue más que duplicando ese objetivo, algunos expertos consideran que elevar la línea de meta quitaría presión a la institución presidida por Jerome Powell.

Hace unos meses, el propio Powell, al ser preguntado en rueda de prensa por el asunto, señaló que se oponía a cualquier cambio y subrayó que el compromiso inquebrantable de la institución con el objetivo del 2% ayuda a infundir confianza en que el banco central hará todo lo que sea necesario para que la inflación vuelva los niveles deseados.

Hasta 2025

Según las previsiones que la Fed publicó en marzo, la inflación no volverá a rondar el 2% en Estados Unidos hasta 2025. A pesar de ello, el índice de precios al consumo (IPC) de la primera economía del mundo se ha reducido en los últimos meses. En abril lo hizo hasta el 4,9% en tasa interanual.

Desde que la inflación alcanzó el 9,1% en junio de 2022 -niveles no vistos desde 1981-, todos los meses se ha reducido. En julio la tasa se situó en el 8,5%; en agosto, en el 8,3%; en septiembre, en el 8,2%; en octubre, en el 7,7%; en noviembre, en el 7,1% y en diciembre en el 6,5%.

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A medida que se modera la inflación, y tras la crisis bancaria de marzo -que ha provocado una restricción del crédito similar al de las subidas oficiales de los tipos de interés- el banco central estadounidense baraja una posible pausa en el aumento de las tasas.

Desde marzo de 2022 y hasta este mayo, la Fed ha elevado los tipos de interés 500 puntos básicos. Sin embargo, en su última reunión, el banco central estadounidense dejó la puerta abierta a que el precio del dinero se mantenga inalterado tras la cita que celebrará a mediados de junio.

"Menos seguridad"

De hecho, tal y como recogen las actas de esa reunión de mayo, que se han conocido este miércoles, los miembros de la Fed ven con "menos seguridad" el ritmo que deberían llevar a partir de ahora, a pesar de subrayar que la inflación continúa por encima de su objetivo del 2%.

"Los participantes expresaron por lo general incertidumbre sobre lo apropiado de restringir más la política monetaria", se puede leer en los documentos.

De esta forma, algunos miembros del banco central estadounidense están a favor de continuar con las alzas debido a la lentitud con la que la inflación se está reduciendo en el país. 

Otros, sin embargo, consideran que "no sería necesario" restringir más la política monetaria si la economía continúa avanzando en la dirección de sus estimaciones, y citaron lo despacio la que las subidas de los tipos de interés se dejan sentir en la actividad económica.