La Reserva Federal (Fed) cambió el paso la semana pasada. Descartó subir los tipos de interés en 2019 cuando hasta entonces tenía sobre la mesa la posibilidad de elevarlos hasta en dos ocasiones. El mercado, sin embargo, cree que se ha quedado corta. 

La nueva hoja de ruta de la entidad presidida por Jerome Powell pasa por no tocar los tipos en todo el año. Ni para subirlos ni para bajarlos, con lo que finalizarían 2019 en el 2,25-2,50% al que terminaron 2018 tras los cuatro aumentos ejecutados durante el pasado ejercicio. 

El mercado considera que al banco central de Estados Unidos no le bastará con mantener los tipos, sino que cree que la ralentización de la economía le obligará a abaratar el precio del dinero... este mismo año. Actualmente, y según las cifras de plataformas como Thomson Reuters y CME, el mercado otorga una probabilidad de casi el 60% a que la Fed tenga que reducir los tipos en la última reunión de política monetaria de 2019, que se celebrará los días 17 y 18 de septiembre.

Hasta finales de 2018, las expectativas contemplaban una subida en esa cita o en la de diciembre. A comienzos de año, esta opción se debilitó y pasó a recoger un mantenimiento de los tipos, posibilidad que hasta hace una semana era la predominante, con una probabilidad del 82% para la reunión de septiembre. Ahora, y como muestra de lo rápido que la percepción del mercado está cambiando, la probabilidad de mantener los tipos en septiembre cae hasta el 40,8%. En su lugar, el mercado da una probabilidad próxima al 44% a que recorte el precio del dinero un cuarto de punto en esa cita, hasta el 2-2,25%, combinada con otra del 14% a que la rebaja llegue hasta el 1,75-2%.

"La inversión de los tramos más cortos de la curva de rendimientos de la deuda pública apunta en la misma dirección; el mercado ya descuenta unos tipos más bajos"

La mayor economía del mundo no acoge una bajada de los tipos desde diciembre de 2008. Entonces, y con Ben Bernanke, en la presidencia, fueron reducidos al 0-0,25%, nivel en el que permanecieron siete años, hasta que en diciembre de 2015, la Fed, comandada ya por Janet Yellen, empezó a elevarlos. Ahora sería Powell el que, a juicio del mercado, tendrá que reanudar los descensos. 

LA INVERSIÓN DE LA CURVA

Otra prueba de que la 'mente' del mercado ya trabaja esta hipótesis se observa con claridad en la deuda pública estadounidense. La denominada 'curva invertida', fenómeno que se produce cuando la rentabilidad de la deuda a corto plazo es mayor que la de la deuda a largo plazo, ya ha comenzado a asomar su figura en EEUU tras meses amagando. 

El pasado viernes, el rendimiento de los bonos a 10 años se situó bajo el 2,45% y el de las letras a hasta un año, por encima del 2,45%. Es decir, los tramos más cortos de la curva de rentabilidades de la deuda pública norteamericana se invirtieron para afianzar la preocupación existente en el mercado sobre la marcha de la economía. 

La 'curva invertida' intimida no solo porque supone una anomalía, sino por dos motivos. El primero, que las siete últimas recesiones de EEUU hn estado precedidas por la inversión de la curva de rendimientos. Y el segundo, que esta inversión se produce porque el mercado entiende que el menor crecimiento económico futuro requerirá unos tipos oficiales más reducidos que presionan sobre los rendimientos a largo plazo, que bajan porque los inversores se apresuran a comprarlos ahora antes de que bajen más. Como consecuencia, y dado que la rentabilidad de los bonos baja cuando su precio sube, el interés de la deuda pública estadounidense a una década se mueve ahora entre el 2,45% y el 2,5%, en zona de mínimos desde finales de 2017, cuando en octubre del año pasado estaba el 3,2%

"El riesgo de una recesión en EEUU ha aumentado. En gran parte debido al riesgo que conlleva el deterioro del sentimiento, pero aún no esperamos una recesión en la economía estadounidense o en el mundo en 2019", señala Esty Dwek, estratega de inversiones senior en la gestora Natixis Investment Managers. Concede, eso sí, que "es cierto que el riesgo de recesión en 2020 es más alto", aunque también matiza que "es raro ver una recesión en un año electoral, y la posición pro-mercado de la Fed debería ayudar a extender el ciclo".

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