Hace un año, Jerome Powell se estrenó como presidente de la Reserva Federal (Fed) con una subida de los tipos de interés, la primera de las cuatro que ejecutó en 2018. Un año después, el panorama no puede ser más diferente. Lejos de pensar en endurecer más las condiciones monetarias en la mayor economía del mundo, el banco central de EEUU adopta una estrategia mucho más prudente