Ha sido una semana trepidante en la arena pública, lo normal por otro lado cuando se forma un nuevo gobierno. O, en este caso, cuando se reformula el Ejecutivo para dar cabida a la primera coalición de la historia. Es el momento de dar a conocer los nombramientos al frente de cada área de gestión de premiar a los afines y de castigar a los díscolos; de reposicionar prioridades y afianzar los mensajes que se quieren trasladar a la ciudadanía, a los mercados... y a la Unión Europea.

Todo ello ha sucedido en torno a los sillones de responsabilidad que se ocupan de la tan necesaria transformación tecnológica de España. Las competencias en esta materia se mantienen dentro del Ministerio de Economía (no se ha producido el tan cacareado traspaso a Industria), el cual además incorpora el apellido digital que tanto venía reclamando el sector en pleno. Además, Nadia Calviño ha aprovechado para reestructurar su equipo, segregando en dos Secretarías de Estado (Inteligencia Artificial y Digitalización, por un lado, con Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales por otro) las actuales cargas de trabajo de la Secretaría de Estado para el Avance Digital. Con cambio de cromos incluido: Francisco Polo, hombre de confianza de Pedro Sánchez pero poco afín a Calviño se ve apeado del cargo en favor de Carme Artigas y Roberto Sánchez, respectivamente.

Un movimiento que deja en el aire proyectos ambiciosos como la ‘Startup Nation’ o ‘Bandera’, capitaneados por el propio Polo. En el lado positivo, la dilatada experiencia de Artigas en la arena de la IA (en la que es pionera en nuestro país) ha ilusionado a la mayoría de profesionales tecnológicos y a los principales líderes de opinión de la industria. Por no contar que el trasvase de la estrategia de inteligencia artificial desde el Ministerio de Ciencia a Economía promete una mayor cercanía de esta innovación al tejido productivo, aunque también cabe esperar más retrasos en su publicación.

A su vez, Roberto Sánchez seguirá siendo la cabeza visible en todo lo relacionado con el despliegue de 5G y la obligada expansión de la fibra óptica en las zonas rurales de nuestro territorio. Eso sí, queda por ver cómo se interrelacionan ambos departamentos en los retos comunes, en tanto que uno sirve de base para el desarrollo del otro y viceversa.