Por fin llegó. Tres años después de su anuncio y seis meses tras el primer borrador, el Consejo de Ministros del viernes dio luz verde al texto de la Ley de Startups que inicia su trámite parlamentario y cuyos principales cambios fueron avanzados horas antes por D+I. Una ley que lleva implícita la rapidez, nace con lentitud burocrática. Pero con amplio consenso entre los directamente afectados

En la elaboración del primer borrador hubo una ronda de consultas en la que los diferentes actores del sector aportamos nuestras ideas. Y en la mejora del segundo, también. 

¿Por qué es importante? Por varios puntos, pero sobre todo porque las startups van a pasar de ser vistas como un juego friki a convertirse un atractivo de inversión y transformación para las empresas, captación de capital exterior y una opción de vida laboral incluso para quienes están en activo como trabajadores por cuenta ajena y quieran probar suerte.

La Ley integra a las startups en el sistema y les posiciona para que sean los proveedores tecnológicos de las grandes y el motor externo que las transforme en unas grandes empresas más rápidas y más atrevidas en sus apuestas, pero acotando los riesgos. Cualquier empresa grande debería estar ya planteándose tener varias startups en su ámbito de influencia, es una de las vías menos arriesgadas para digitalizarse. De las novedades sobre el último borrador desgranadas por la vicepresidenta Nadia Calviño, hay que distinguir dos paquetes.

El primero es el de la seducción. El que hace referencia a que la deducción por inversión en una startup estará exenta en un 50% hasta los 100.000 euros. Es una forma de incitar a las grandes empresas que tienen problemas de atracción de talento para su transformación digital, inviertan en startups que externamente les digitalicen, pero con cierto control del capital.

Y al mismo tiempo es una vía para darles liquidez. Porque no nos engañemos, en España nadie les ayuda cuando más lo necesitan. La mayoría de los apoyos de liquidez públicos de las autonomías son una risa, exigen más que la banca. Una banca que no asume riesgos. Ni siquiera el capital riesgo se la juega de verdad. Las startups, en sus primeros cinco años están solas. De ahí que la inversión por parte de otras empresas o family office puede ser un gran apoyo, porque les aportan además de liquidez, opciones de negocio y experiencia en la gestión.

En ese primer paquete de medidas, también es interesante la retención del talento a través de las stock options, a las que la ley quiere asignar una exención hasta los 50.000 euros para los empleados que las reciban como retribución y sólo tributarán cuando se vendan. Les dará estabilidad.

Que un emprendedor pueda fracasar o tener varios proyectos en paralelo es un cambio de última hora que se ha aplaudido, porque se le considerará startup hasta en el tercer proyecto. Pocos aciertan a la primera. 

Y para los inversores externos, los extranjeros que hagan inversiones aisladas, no tendrán que estar en la cola para lograr el NIE, sólo con el NIF será suficiente. Y habrá un visado especial de 5 años para atraer talento en plena deslocalización.

Redondea ese bloque seductor, que los empleados que trabajen por cuenta ajena y al mismo tiempo decidan apostar por emprender, no tendrán que cotizar como autónomos durante tres años. Interesante abrir esa vía, dar esa red para los menos atrevidos y que incluso puede ser un gran apoyo para el intraemprendimiento en las empresas.  

Ojo con la burocracia

El resto de cambios, los que catalogamos como el segundo paquete, son más mundanos. Que se rebaje el impuesto de sociedades del 25% al 15% en los primeros cuatro años, está bien, pero ya tenían ventajas las pymes y el pago de impuestos no es precisamente algo que se consiga hasta pasados esos años.

Pero sí hay un tema que puede bloquear la ilusión. Será ENISA la entidad encargada de decir qué es y qué no una startup, apoyada en una orden ministerial en consenso con la CNMC (Comisión Nacional del Mercado de la Competencia) que determine el carácter innovador. 

ENISA debe ser tremendamente ágil, no podemos poner un cuello de botella burocrático para crear unas empresas que tienen la rapidez entre sus virtudes.

Y como lazo a todo está el mensaje que explicaba Calviño el viernes: que las startups sean percibidas como "la base de la nueva economía digital", el espejo en el que se miren el resto por su agilidad, rápido crecimiento, generadoras de gran valor añadido y empleo de calidad. Ponga una startup a su lado para cambiar las lentitudes y visiones tradicionales de su empresa.

Liga global

Por lo demás, en este resumen de lo mejor de la semana en Disruptores e Innovadores (D+I), tenemos que destacarles que algunas estadísticas ya nos ponen en el mapa. El martes se presentó en Londres el State of European Tech 2021, del venture capital Atomico. España aparece como el país líder del sur de Europa en creación de unicornios, con 12 de ellos. Y Europa se posiciona como un mercado muy atractivo hacia el que miran los inversores en las startups más iniciales, a escasa distancia de EEUU.

La necesidad de inversión en un entorno cada vez más global se ha reflejado esta semana en la ronda de 3 millones que ha cerrado Ufounders, con su marketplace que conecta a inversores, asesores y emprendedores. Y miren los perfiles de quiénes la han suscrito: La inyección de capital ha estado liderada por BID capital, con Francisco Cano a la cabeza del fondo, y ha contado con otros inversores como Marcos Parada, ex CFO de Carrefour en Asia y España; Javier Sabas, ex Supply Chain Director en The Coca-Cola Company y Javier Letamendía, ex vicepresidente en Kellogg Company. La experiencia es un grado.

Uno de los temas a abordar en España es la tremenda losa de la lentitud de la administración. "La burocracia es insoportable" le oí decir esta semana al rector de la Universidad Politécnica de Valencia, José Capilla, ante la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant en un acto organizado por la Cadena Ser. Y ella respondía que los sistemas de prevención por la ola de corrupción nos habían llevado hasta aquí. Cierto todo, pero no podemos seguir así. La gestión de los Next Generation es una prueba evidente.

En ese terreno no sé sinceramente si es un acierto o un interés sindical aplicar el teletrajo a los funcionarios. El tiempo lo dirá. Por lo pronto, están surgiendo las plataformas que lo van a hacer posible porque, a partir del uno de enero, 340.000 funcionarios van a poder ejercer el 60% de su jornada laboral desde sus casas. El lunes D+I explicaba el caso de Councilbox, la plataforma con blockchain que va a usar el Ministerio de Justicia.  

El sistema lo que permite es dar todas las garantías para que una comunicación, reunión, asamblea... pueda ser auditada o tenga todas las necesidades para que sirva como prueba legal.

Entre los grandes, destacamos esta semana las novedades anunciadas desde Las Vegas por Amazon Web Services (AWS)  en 5G, la inteligencia artificial y el machine learning. España se va a convertir en región de datos de la multinacional a partir de mediados de 2022. 

Será la séptima europea, tras Dublín, Frankfurt, Londres, París, Estocolmo y Milán, estableciendo una intensa interconexión con ellas. En España habrá tres centros de datos redundantes entre sí: en los pueblos zaragozanos Villanueva de Gállego y El Burgo de Ebro y en la plataforma logística de Huesca. Supondrá una inversión de 2.500 millones en 10 años, con un impacto en el PIB estimado en unos 1.800 millones.

Y para concluir, en el ámbito regional y local miren cuáles son las principales líneas estratégicas: conectar las administraciones con las empresas y familias, modernizar los sistemas de selección de las administraciones, cambiar la regulación, escuchar a las empresas para conocer el talento que necesitan, completar el turismo con economía digital alternativa, reorientar la ciudades pensando en el ciudadano para innovar, para que viva mejor...

¿Quién dice todo eso? ¿Qué partido? Todos. Es un compendio de los titulares de algunas de las intervenciones que de forma individualizada ha ido publicando esta semana D+I como resumen del evento del día 2 en el que reunimos a los consejeros autonómicos y concejales de innovación y que pueden seguir en este enlace.  

La conclusión es que, salvo alguna contada excepción que sólo sabe embarrarse en el circo, la mayoría de gestores públicos tienen un amplio consenso sobre lo que hay que hacer, sean del partido que sean. Deberían plantearse en este terreno de la digitalización, aprobar las iniciativas por amplio consenso, porque piensan igual... ¿Y por qué no?

** Rafa Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group.