La tecnología 5G es muy prometedora. Y más, todavía, al combinarse con la computación en el edge, para la inteligencia artificial en cercanía. Pero, entre sus promesas, también anuncia la de incrementar sensiblemente el consumo de energía. No todo va a ser idílico en esta nueva vida digital…

"Va a haber muchos impactos energéticos, sí", confirma a D+I José Alfonso Gil, director general para España y Portugal de Vertiv, compañía dedicada a mantener vivas las redes con dispositivos que gestionan, mantienen y protegen el suministro energético en sistemas y centros de datos. 

"El 5G, de por sí, va a tener un impacto energético muy importante. Según los últimos análisis, se está hablando de que, para una misma área de cobertura, el 5G va a duplicar e incluso triplicar el consumo del 4G. ¿Por qué? Porque ganamos con la latencia y capacidad de datos, pero estamos hablando de frecuencias mucho más altas y por lo tanto muchas más estaciones para cubrir un mismo área.

"Los equipos tienen un mayor consumo por tráfico de datos", prosigue, subrayando una especie de contradicción, porque, a la vez, "son más eficientes. Por cada bit de datos que transmiten consumen hasta un 90% menos que el 4G. Pero es que van a transmitir mucho más, porque les vamos a pedir mucho más, va a haber mucha más demanda y mucho más movimiento de datos". Piensa en múltiples aplicaciones nuevas, el coche autónomo… El resumen de la paradoja es que "al utilizar más estaciones y además tener muchos más datos que mover por la red, el consumo se va a multiplicar".

Y, además, "tú no apagas la red de 4G, o la de 3G… incluso otras anteriores, que todavía se están utilizando porque hay clientes en ellas. No dices 'enciendo la del 5G y desconecto las otras, sumo y resto'. No. En este caso vas a tener que sumar hasta que algún día puedas desconectar las anteriores. Pero para eso pasará un tiempo y, por lo tanto, va a haber un impacto de consumo energético importante".

Dispositivos y aplicaciones más eficientes

No obstante, Gil desea "romper una lanza en favor de los fabricantes de los equipos de 5G: los están haciendo cada día más eficientes por cada bit de datos. Aunque al final consuman más energía en el total de la operación".

"Por otro lado, ese 5G es una forma de edge computing, porque al final estás acercando la transmisión de datos, y probablemente las decisiones, a los usuarios", añade, suscribiendo la opción de que en muchos casos los servidores edge pueden estar incorporados a las propias torres.

"Esto permitirá a muchas empresas cambiar su forma de operar, porque van a conseguir más información para poder tomar decisiones, porque podrán hacer correr aplicaciones que hoy en día son solamente un sueño y eso puede reducir el consumo energético".

Pone el ejemplo de la teleasistencia médica, que traslada a mil actividades cotidianas: "Imagine que no tengamos que coger el coche para ir al médico. ¿Cuánta energía estamos ahorrando con eso, cuántas toneladas de carbono no estamos emitiendo? Pongamos una flota de vehículos con aplicaciones para ser operativamente más eficiente gracias al 5G, porque hay más información, los datos van más deprisa y se pueden tomar decisiones en tiempo real… pues hay una reducción del consumo energético".

Anticipa que "las mismas compañías de telecomunicaciones probablemente conseguirán reducir su consumo, porque van a poder tomar decisiones sobre su red. No solamente pensando en una pequeña central, sino en el conjunto, porque están comunicándose entre ellas lo suficientemente rápido para esas decisiones".

En resumen, admitiendo que no será un 'juego de suma cero' de los incrementos de consumo por un lado con los ahorros por otros, Gil afirma que "hay una serie de aplicaciones que permitirán una eficiencia mayor y por tanto llevarán a una reducción de consumos energéticos. ¿Compensarán el exceso de consumo del 5G? Tendremos que verlo…".

Cambio de arquitecturas

Lo que sí prevé es un cambio en la arquitectura de las infraestructuras: "El crecimiento del edge en muchos casos va a ir unido al 5G porque es lo que permitirá que esos equipos, repartidos por muchas localizaciones, puedan mandar la información. Y por supuesto, esos equipos también van a tener un consumo. Pero, otra vez, las empresas lo van a hacer para ser más eficientes desde un punto de vista operativo. Algo se va a ahorrar y no necesariamente sólo dinero sino probablemente también un consumo de otro tipo de energía".

"Nadie va a invertir en servidores de edge computing para nada", sostiene. "El futuro es muy atractivo. El mundo está cambiando a favor de las infraestructuras críticas y nosotros nos dedicamos a mantener esas infraestructuras funcionando las 24 horas del día. Por lo tanto, pinta bien para nosotros. Pero para seguir ahí tenemos que seguir desarrollando equipos que deben ser muy eficientes y fáciles de mantener".

Otra cuestión son las prisas con las que ese futuro de cambios se aproxima, que ni Gil ni otros responsables de su compañía en países EMEA ven especialmente acelerado. "Se está viendo un desarrollo del 5G en las medianas y grandes centrales, preparándose para lo que viene. Pero en estaciones base, el despliegue está siendo mínimo".

Advierte que "en muchos casos se está instalando un 'cuatro y medio G', que es una cosa intermedia, como se hizo en su día con el 2,5 y 3,5. Pero también se están viendo muchos movimientos en el mercado, de las grandes compañías de telecomunicaciones, separando su parte de torres en una compañía individual. Lo hizo Telefónica con Telxius, lo acaba de hacer Vodafone…".

Puede ser un cambio radical de panorama en las infraestructuras de comunicaciones: "Están en conversaciones en muchos casos entre ellas, para juntarse en una sola. O están buscando venderlas. Telxius ha sido vendido a American Tower... Gran parte de ese despliegue de 5G va a caer en manos de esas compañías de torres que se están formando y expandiendo".

Lo cual podría suponer "que este despliegue ya no lo haga Telefónica, sino American Tower. Y que no lo hagan Vodafone y Orange, sino Cellnex, o esa compañía de torres que formen entre ellos, o que vendan a otro, porque es una inversión muy grande la que hay que hacer para el acceso del 5G y es difícil de digerir".

"A lo mejor tiene más sentido que lo hagan una o dos compañías para todas al mismo tiempo, con recursos compartidos, alquilando el espacio, los datos y el equipo, en vez de que cada una de ellas intenta hacer su propio despliegue como se hizo con las anteriores redes", reflexiona.

Inversión a largo plazo

Estos movimientos y "ese gran peso de la inversión", llevan a Gil a creer que "se está retrasando el desarrollo en la parte de acceso [al consumidor en general] no solamente aquí en España sino en muchos otros países. Es difícil de digerir una inversión tan grande sin ver el negocio a corto o medio plazo".

Plantea que "va a haber muchos datos y muchas aplicaciones que corran sobre 5G, pero ¿cuándo va a ser?, ¿mañana, pasado… dentro de cinco años? ¿Cuándo van a tener la recuperación de la inversión?".

Gil interroga al entrevistador: "¿Tú ves que alguien tenga prisa por la subasta [del espectro para uso más directo del público], que alguien esté presionando...?".

"No parece", se responde a sí mismo, "porque el día que lo tengan en su mano tienen que empezar a invertir ya. El negocio no está claro. ¿Cuánto voy a pagar en una subasta por una licencia, si no tengo claro el negocio? ¿Lo voy a hacer yo, o lo va a hacer American Tower y quién va a pujar por esa licencia?".

"Yo creo que el mercado todavía se está colocando para tomar la decisión de por dónde va y cuál va a ser el modelo de negocio", concluye.

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