Las empresas son organismos vivos en continua evolución. Es una premisa que nadie pone en solfa hoy en día, máxime si atendemos a la evolución que los negocios han sufrido a lo largo de la historia; especialmente en las últimas décadas. En el medievo, la actividad productiva recaía principalmente en artesanos cuyos ingresos dependían de la reputación local que obtenían tras generaciones de arduo trabajo. 

En el siglo XIX y principios del XX, la revolución industrial hizo que la maximización de la producción y el abaratamiento de costes fueran los principales ingredientes de la receta del éxito, ante un mercado cada vez más demandante. La globalización de la economía a finales del milenio pasado trajo consigo un incremento notable del comercio internacional y la consolidación de sectores como el servicios o el turismo cuya hegemonía pervive en la actualidad.

Pero fue la irrupción de las tecnologías digitales en los 90 la que marcó una nueva era, en la que asistimos a la práctica reconversión de los modelos de negocio en clave de unos y ceros. Ya sea en los procesos internos o de cara a ofrecer nuevos servicios, todo está marcado por esa transformación digital de la que llevamos años sin dejar de mentar por doquier. Sin embargo, pasar la actividad económica al mundo digital solo es el principio de lo que la tecnología permite en estos momentos. Y algunas de las firmas que protagonizaron esa primera ola de tecnificación ya están posicionándose de cara al siguiente gran reto que aguarda a los negocios: convertirse no sólo en empresas digitales, sino en empresas inteligentes.

Es el caso de SAP. Bien conocida por su popular software de gestión de recursos empresariales (que modificó drásticamente la forma en que las compañías manejaban sus procesos internos hasta la fecha), la multinacional ha ido complementando su oferta hasta configurar una plataforma tecnológica que cubre desde los recursos humanos hasta la experiencia de cliente, pasando por prácticamente todas las capilaridades que requiere el funcionamiento diario de una organización que requiere ser ágil, flexible abierta  y colaborativa en su máxima expresión. 

Amplio paraguas que, bajo la batuta de su CEO - Christian Klein- se ha orquestado en torno a una estrategia básica, simple y al mismo tiempo catártica y ambiciosa: hacer que las empresas del siglo XXI puedan dotarse de la inteligencia suficiente para escuchar, entender y actuar en cada área de su negocio particular y, de este modo, tomar decisiones claramente informadas, automatizar más aún sus procesos u ofrecer las experiencias que los clientes y los empleados esperan.

Escuchar

Hasta ahora, hemos vivido el auge de la Sociedad del Conocimiento y la proliferación de información en formato digital que ha configurado un Big Data con el que apenas podíamos soñar unos lustros atrás. Pero como el numinoso guitarrista Jimi Hendrix dijo una vez, "el conocimiento habla, pero la sabiduría escucha". 

Ese es el siguiente (gran) paso que debe protagonizar la empresa inteligente: la batalla ahora no va sólo de congregar datos y almacenarlos en un ‘data lake’ a la espera de mejores tiempos, sino de obtener la información precisa en el momento adecuado. La ambición es lograr esa visibilidad que ayude a aprovechar los datos de las operaciones y de la experiencia e identificar patrones y percepciones que antes estaban aislados o no habían sido detectados. Y, por supuesto, de hacer que los oídos de la empresa también capten los sonidos que llegan de fuera de sus muros, de ese entorno global al que hacíamos mención anteriormente y que se antoja cada vez más convulso e impredecible: aumento de las tensiones geopolíticas, interrupciones en las cadenas de suministro, mercados que cambian rápidamente...

En ese sentido, SAP cree que una empresa inteligente es aquella capaz de recopilar no sólo datos operacionales de la compañía, sino además información de sus clientes, empleados, productos y marcas en cada punto de contacto para crear experiencias perfectas y, al mismo tiempo, aquellas que utilicen potentes tecnologías para detectar oportunidades, riesgos y tendencias. 

Ambos propósitos se materializan, en su caso, con la innovación procedente de la adquirida Qualtrics, así como de una completa suite de ofertas cloud para la experiencia del cliente, del marketing, del comercio, de las ventas o de los servicios. También de los empleados, con la combinación de la ya mencionada solución de Qualtrics con las capacidades de la herramienta de recursos humanos de la casa -SAP SucessFactors-, la última versión de su ERP SAP S/4 HANA y soluciones específicas para las redes empresariales en aspectos como la gestión de los empleados y proveedores externos (SAP Fieldglass), en la cadena de suministro (SAP Ariba) o de la visibilidad sobre los viajes de trabajo o los gastos profesionales (SAP Concur). 

Entender

Siguiendo con la sabiduría de las citas célebres, el político español Juan Donoso Cortés proclamaba aquello de "lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa". Y es que, esa escucha y visibilidad activa lo que posibilita es entender como nunca antes cómo funciona la propia empresa y permitir hacer simulaciones sobre el efecto que tendría las diferentes opciones disponibles y orientar los recursos para lograr el máximo impacto para el negocio o la satisfacción de empleados y consumidores. Igualmente, comprender esos datos e interrelacionarlos entre sí mediante inteligencia artificial y analítica avanzada ofrece un nuevo escenario a la hora de rediseñar procesos de trabajo, aunar funciones y aplicaciones dentro de la organización y ofrecer métricas claras a los ejecutivos para conseguir sus objetivos.

Para SAP, la forma de entender lo escuchado recibe el nombre de Business Technology Platform; un abanico de soluciones que permiten conectar procesos y experiencias, analizar datos a lo largo y ancho de la empresa y combinar el machine learning y la IA con la experiencia de los profesionales humanos en la consecución de los mejores resultados. Con ello se abre la vía a dirigir el negocio en tiempo real y obtener visiones de 360° del negocio en cuestión. Una plataforma que, al igual que las tecnologías anteriormente mentadas, son protagonistas también en el último y decisivo paso para que un negocio sea realmente inteligente: tomar acción a partir de esta valiosa y procesada información.

Actuar

Si decimos que una empresa es un organismo vivo, por definición no puede ser inmóvil: debe tomar decisiones y moverse de acuerdo a las necesidades del mercado y a las preferencias de los distintos agentes implicados en su cadena de valor. Por ello, la estrategia de empresa inteligente de SAP contempla precisamente eso, convertir el conocimiento en acción y, lo que es más importante, que esa inteligencia en la acción sea intrínseca a cada parte de la compañía.

Hablamos de impulsar la automatización de los procesos y la productividad, por supuesto, pero de mucho más. A sumar a las redes empresariales (SAP Concur, Ariba o Fieldglass), el SAP S/4 HANA y sus herramientas para la gestión de la experiencia -configurando una suite inteligente (al fin y al cabo, un conjunto integrado y modular de aplicaciones inteligentes e innovadoras para cada línea de negocio) propia de una empresa que busque merecer este apellido, en este campo de juego entran en liza también propuestas verticales que puedan sacar partido de los datos mediante acciones específicas y que llegan al corazón de cada industria. 

En estas lides, Chistian Klein ha marcado como prioritarias para SAP sus propuestas de Industry Cloud: 25 verticales en donde la firma alemana saca el máximo partido de su dilatada experiencia acompañando a organizaciones durante décadas al saber dónde y cómo obtener la información precisa, cómo analizarla y, finalmente, qué decisiones tomar (ya sea recomendando o automatizando procesos) en base a los intereses de cada sector en concreto. 

Sostenibilidad

Y aunque ahora estemos inmersos en solventar la delicada situación que ha traído consigo la pandemia de la COVID-19 (que no ha hecho sino constatar la necesidad de dotarse de estas capacidades tecnológicas para hacer frente a sucesos imprevistos y cambios exponenciales en la demanda y las cadenas de suministro), no podemos olvidar que una empresa inteligente debe ser también una empresa comprometida con la sociedad de la que se alimenta. Así pues, la búsqueda de la armonía entre los objetivos de negocio y ese papel responsable con el entorno se plasma en la necesidad de incorporar la sostenibilidad como un elemento más de cualquier proceso empresarial.

En ello, SAP también quiere ser referente en economía circular y en maximizar las eficiencias no sólo desde el punto de vista económico, sino también medioambiental. Por ello, este mismo año la multinacional ha anunciado Climate 21, una iniciativa que ayudará a las compañías a analizar y optimizar la huella de carbono de sus productos y las emisiones de gases de efecto invernadero. Inteligencia sí, pero con sentidiño.

Apuesta reflexionada

 La estrategia de empresa inteligente de SAP no es resultado de un producto de márketing, ni de una decisión tomada a la ligera: es el producto del análisis de las necesidades de sus más de 440.000 clientes en todo el mundo, de cara a un entorno cada vez más cambiante y en el que la experiencia de clientes y empleados o la automatización de los procesos industriales desde la nube cobran una importancia cada vez mayor; así como de la incorporación en la ecuación de tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial o el machine learning.

Sacar partido a la empresa

 La compañía inteligente que propone SAP permite, mediante su suite inteligente y la unión de datos operacionales y de experiencia, conectar con los clientes acerca de las circunstancias en las que se encuentran para proporcionarles las experiencias de producto y servicio que desean; así como utilizar nuevas vías para comprometerse con los empleados. Pero también gestionar y transformar cadenas de suministro en redes digitales de suministro, controlar cada fuente y categoría de gasto y aprovechar el poder de los ecosistemas de datos.

Empresas más abiertas

Ya se veía claro desde hace años, pero la pandemia de la COVID-19 ha dejado patente que, para sobrevivir, las compañías necesitan operar en una economía de red, conectándose con otras organizaciones dentro de su cadena de valor, donde pueden intercambiar datos, entender los indicadores principales y los secundarios, colaborar en los procesos comerciales y realizar transacciones más fluidas entre sí.