La lucha contra la brecha de género en los ámbitos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y el necesario encuentro entre el sistema público de ciencia y tecnología y el tejido empresarial centran el diálogo de Paloma Real, directora general de Mastercard, que impulsa los Diálogos #SomosMujeresTech, y la presidenta de la Fundación Cotec para la Innovación, Cristina Garmendia.

Paloma Real.-¿Cómo lograr la convergencia entre las mujeres que están decidiendo su futuro profesional y las empresas STEM?
Cristina Garmendia.-La brecha de género es una disfunción en nuestro país que tenemos que solucionar no sólo por un tema de justicia social, sino por eficiencia económica. España produce más graduados STEM que la media europea, más que Alemania incluso, el problema es que tenemos un grave desequilibrio de género y que, además, empeora. Teníamos un 30% de mujeres en Informática, ahora es un 12%.
PR.-Sorprendentemente decrece.
CG.-A las carreras STEM van el 38% de los hombres y el 15% de las mujeres. No se producirán cambios culturales si no insistimos en mejorar y evolucionar la educación. Sobre todo, la familiar. Nosotros mismos introducimos una especie de brecha de género que se reproduce también en el emprendimiento tecnológico: sólo el 17% son mujeres. Si alguien estudiara cómo es la familia de las mujeres que se han dedicado a carreras STEM seguramente habría conclusiones. Son familias donde la educación ha sido distinta.
PR.-¿Cuál fue el factor determinante para que decidieras hacer una carrera vinculada a la ciencia?
CG.-No hay nadie científico o tecnólogo en mi familia. Mi padre me educó con la idea de que para ser feliz tienes que ser libre y para eso hay un camino, que es la educación y la formación. De hecho, fue bastante disruptivo en mi familia que yo decidiera hacer Biología. Vive tu sueño con responsabilidad, sé libre, sin condiciones, eso para mí fue determinante, me influyó mucho. Y en ese camino, la tecnología cada vez está más hibridada con las humanidades. 
PR.-Soy ingeniera de telecomunicaciones y también entré cuando no había mucha gente que lo hiciera. Veíamos la tecnología como capacitadora para hacer cosas. Pero hoy desarrollos como los de la inteligencia artificial van más allá de hacer la vida fácil al ser humano, influyen en cómo vive y trastocan sus valores.
CG.-Precisamente por esa visión de la tecnología como facilitadora, el futuro del empleo será cada vez más humano, será lo que nuestra dimensión de personas utilizando la tecnología vamos a ser capaces de desarrollar. Por eso hay que abrazar siempre la tecnología, pero transitando el camino con cuidado para no dejar a nadie atrás. Tenemos que pensar en cuál es ese modelo inclusivo que nos hace no sólo ir rápido, sino ir juntos y bien. Porque, si no, lo que habrá es un rechazo. Empieza a haberlo, estamos muy preocupados por la percepción social de la innovación: un 70% de los hombres piensan que están capacitados para abordar un futuro digital y sólo un 58% de las mujeres. Es un tema cultural, detrás de esa estadística hay un mensaje de género que deberíamos entender.

PR.-No hay muchas mujeres que cojan la bandera de la innovación.
CG.-La mujer tiene que ocupar un lugar en la tecnología y en todas las disciplinas. Somos el 50% y tenemos que estar igualmente representadas en todo. Ya sea un consejo de administración, un jurado o un consejo de expertos. Cuando no es así hay que preguntar por qué. Hay personas que dicen que no debe primar el género sobre la competencia. ¿Perdona? ¿Que no vamos a encontrar una mujer que cumpla con esas características? Esa frase no se puede decir.
PR.-Da por sentadas muchas cosas.
CG.-La sociedad tiene que replantear y reivindicar por qué no hay mujeres en el número suficiente. Que si en una ingeniería hay un 20% de mujeres se promueva en su justo término. Además, según las estadísticas, ese 20% en currículum normalmente son mejores que los hombres, o sea que tendrían que estar sobrerrepresentadas, no infrarrepresentadas.
PR.-Conoces bien el ámbito de la gestión pública y de la innovación en empresas de base tecnológica. ¿Por qué crees que no van de la mano en España?
CG.-Es el viejo debate sobre la falta sistemática de diálogo: la comunidad científica no se relaciona con el mundo empresarial. Me pareció una excelente noticia que un físico de la calidad de Ignacio Cirac entrase en el consejo de administración de Telefónica. Desde la política se generan instrumentos que tienen vigencia un tiempo, cuando persigues un objetivo. Luego hay una parte que es la burocracia, no es fácil colaborar con el sector público, establecer acuerdos con universidades y centros de investigación, hay demasiada presunción de culpa a priori, debería ser todo más sencillo. Vamos a basarnos en la rendición de cuentas, el ex ante muchas veces restringe las posibilidades de los proyectos. En España y Europa hace falta un sistema menos burocrático.
PR-¿Qué modelo de transferencia de conocimiento habría que impulsar desde el sector público para que el tejido productivo se beneficie del trabajo de las universidades y centros de investigación?
CG.-España tiene una posición superior a su capacidad económica como país de ciencia y tecnología. Es una de sus fortalezas. Me gustaría que el sistema público quisiera colaborar con el sector privado. Pero de verdad. Y por otra parte algunas empresas desarrollan proyectos de I+D con capacidades que no están en España, pero esas otras universidades sí se relacionan con las españolas. Eso es muy ineficiente. Hay una fórmula que en EEUU ha dado muy buenos resultados, que es poner entre los objetivos de los centros de investigación el de transferir sus resultados. El sector que mejor se relaciona con el público y el privado es el biomédico, pero hay centros de matemáticas, de física, de ingeniería, que no tienen relación de primer nivel con las grandes empresas de nuestro país.
PR.-Al final vemos a los organismos públicos actuar de forma independiente, como si fueran silos. Eso es parte del problema tanto para atraer inversión como para potenciar el desarrollo doméstico. 
CG.-De entrada, los líderes de los partidos políticos deben plantear su visión en ciencia y tecnología y que haya debate parlamentario, porque son esas cuestiones que nos cambian la vida, que disrumpen en la sociedad. En otros parlamentos, con democracias consolidadas, como los de Reino Unido, Alemania y Francia, las cuestiones de ciencia y tecnología se debaten ampliamente.
PR.-Son una cuestión de Estado.
CG.-Desde luego allí la respuesta a la crisis ha sido más ciencia y tecnología. Cuando salimos del Gobierno, con la crisis nos parecía complicado que hubiera más ciencia y tecnología, pero lo que no puede haber es una recuperación económica disminuyendo los presupuestos. Ha pasado porque el Gobierno lo ha planteado, el Parlamento no lo ha contestado y la sociedad no lo reivindica. Y no aprendemos, porque no es cuestión sólo de competitividad económica, sino de soberanía nacional. Si no, que se lo pregunten a Israel o Corea del Sur. Siendo países pequeños lideran muchos movimientos geopolíticos a nivel mundial porque son una potencia científica y tecnológica. No podemos ser seguidores, tenemos que ser líderes, porque además tenemos el potencial. 
PR.-¿Faltan incentivos en España para la investigación y la generación de patentes, con las que liderar ese cambio tecnológico?
CG.-Cuando hablamos de patentes, siempre salimos fatal, pero es que hemos perdido gran parte de nuestra industria. No tenemos que ser tan alarmistas. Somos innovadores en diseño, en servicios, en turismo, y qué tendrán que ver las patentes en esto. En Cotec estamos trabajando en un proyecto de indicadores que contemplen los que no están incluidos. Definimos la innovación como todo cambio basado en el conocimiento que genere valor. Pero los cambios no son sólo tecnológicos, los hay sociológicos. Hemos desarrollado nuestra propia metodología que llamamos La Llave de Cotec. Como todo think tank tenemos expertos, pero para producir cambios no basta con hacer publicaciones, hay al menos otros dos ámbitos que intervienen: los influenciadores y los facilitadores u obstaculizadores, esas personas recalcitrantes a las que hay hacerles ver sin oposición que hay otra manera de llegar. Y tienen que estar todos desde la primera reflexión. En España falta un rediseño de las políticas, de los instrumentos, lo que valía hace 10 años seguramente no vale ahora.
PR.-¿Cómo ves la cultura de inversión en España?
CG.-Se está produciendo un cambio de tendencia. En EEUU, el 60% de la inversión va a activos intangibles, como marcas, reputación, formación de plantilla, cultura de empresa, y el resto a activos tangibles. En Europa es al revés, el 60% va a tangibles y el 40% a intangibles, y en España un 33% a intangibles. En Cotec hemos querido entender el mapa de los intangibles en nuestro país, porque no es lo mismo una sociedad más industrializada que otra más agrícola o donde prima el sector servicios. Y estamos trabajando con el sector financiero, porque a la hora de asignar capacidad crediticia a una compañía se mira su business plan y otros ratios y dudo mucho que el comité de riesgos analice cómo está respecto de los activos intangibles. Qué buena noticia para España que el Congreso tenga por fin una oficina de ciencia y tecnología, que haya un grupo de expertos a disposición de los parlamentarios, qué maravilla si hace cinco años alguien hubiera planteado la posibilidad de regular sobre el sector del taxi y la irrupción de las plataformas vtc. No se puede frivolizar con los datos, en las Cámaras que funcionan con método científico, puedes cometer errores, pero tienes garantías de planteamiento mucho más sólidas. 

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