Barcelona

Lynn Yap pasó de trabajar en banca de inversión a dedicarse a iniciativas de impacto social. “Trabajaba de 80 a 100 horas a la semana en mi etapa en banca de inversión. En mayo de 2012, cuando estábamos trabajando en la salida a bolsa de Facebook, mi abuela en Malasia se puso muy enferma y yo quería ir a despedirme de ella. Estaba dividida entre el deber para con la familia y el compromiso con el trabajo. Al final, elegí el trabajo. Me sentí avergonzada y muy culpable durante mucho tiempo" confiesa.

Aquello la llevó a donde está hoy, como fundadora de Actv8 Network, cuya misión es aumentar la inclusión de las mujeres en la tecnología y el emprendimiento. Antes trabajó en Estee Lauder y en Adidas, en innovación, sostenibilidad y medición del impacto social. Y luego se vino a vivir a Barcelona porque era donde quería estar.

La pandemia le dio tiempo libre y decidió escribir un libro. Ese libro es The Altruistic Capitalist: How to Lead for Purpose and Profit (El capitalista altruista. Cómo liderar con propósito y ánimo de lucro), donde entrevista a 50 líderes del ámbito corporativo y del emprendimiento social para saber cómo están construyendo organizaciones con propósito sin renunciar a seguir creciendo como negocio.



“Dejé la banca de inversión para enfocarme en cómo las empresas pueden tener impacto positivo en las personas: a los empleados, a los proveedores, a los clientes y a la sociedad. En cómo hacer que estas se preocupen por qué hacer para apoyar a la comunidad local, en lugar de pagar impuestos en otro lugar”, dice Yap en entrevista con D+I.

La autora encontró tres puntos en común en todas sus entrevistas: la atención, la curiosidad y la colaboración. Esta última -dice- “es esencial para escalar el impacto”. Como ejemplo pone la asociación de Allbirds y Adidas para crear las zapatillas de deporte con menos emisiones de carbono del mundo. Una colaboración que califica de “innovadora y disruptiva”.

Puede leerse en la web de Allbirds. “Al convertir a un competidor en un colaborador, aceleramos nuestro progreso en todos los ámbitos. Es el primer paso en nuestro viaje juntos. Prueba de que cuando trabajamos unidos, podemos hacer mejores negocios para nuestro planeta”.

Cinco porqués

Otro ejemplo es el de la empresa de chocolates Hershey y su ejercicio de los cinco porqués. El exCEO de Hershey Entertainment and Resorts, Bill Simpson, decidió que para reafirmar el propósito de Hershey y asegurar que todos en la empresa estaban en la misma página, debía reunirse con los mandos intermedios y les hacerles una pregunta: “¿Por qué es importante que dupliquemos nuestro beneficio o que alcancemos ciertas metas?".

Así cinco veces, hasta que al final estaba claro: “el propósito de obtener más ganancias era tener más dinero para la Fundación Hershey, para la educación de niños huérfanos”, comenta Yap. “A través de ese ejercicio, Simpson fue capaz de aunar a todo el equipo en torno a un objetivo, en lugar de limitarse a decirles: «Necesitamos tener unos beneficios de X dinero el próximo año»".



¿Es posible que haya un sesgo en ese ejercicio y que los empleados respondan lo que crean que deben responder, en lugar de lo que realmente piensan? ¿O que les de igual el propósito final mientras ellos lleguen a fin de mes? “Es claramente posible -dice Yap- pero como mínimo habrá servido para alinearles a todos”.

Lynn Yap, autora de 'El capitalista altruista. Cómo liderar con propósito y ánimo de lucro'.

La autora no cree, sin embargo, que el concepto de “propósito” pueda usarse meramente como herramienta de marketing o lavado de cara, a lo greenwashing. “En la era de internet es fácil descubrir si alguien está usando el concepto de forma vacía, solo para tratar de vender. Los empleados pueden contar qué pasa realmente entre bambalinas”, asegura. Como pasó -recuerda- con los escándalos que obligaron al fundador de Uber Travis Kalanick a renunciar a su cargo de presidente de la compañía.

Capitalismo ‘stakeholder’

A estas alturas de la película, ¿cree Yap que el capitalismo puede ser altruista? Sí, pero con matices. La autora es consciente del oxímoron que da título a su libro, pero también cree que hay parte de verdad en ello. La respuesta se encuentra en el llamado capitalismo de los stakeholders, o capitalismo ade las partes interesadas.

“Es altruista porque obliga a mirar a todos los demás y actuar teniéndoles en cuenta” dice. Cree que ese modelo que muchos mencionan, pero pocos profesan, se convertirá mas pronto que tarde en el sistema por defecto. Sospecha que en dos o tres años será obligatorio para todas las empresas presentar informes sobre el cumplimiento de ciertos requisitos asociados al modelo del capitalismo stakeholder, igual que sucede en el ámbito financiero.

No es un decir: las bases para ello se sentaron en el Foro de Davos de 2020, donde 120 de las empresas más grandes del mundo apoyaron el desarrollo de un conjunto básico de métricas comunes “para mejorar cómo las empresas miden y demuestran sus contribuciones a la creación de sociedades más prósperas y a una relación más sostenible con nuestro planeta”.

Las métricas se desarrollaron en el marco de un proyecto del International Business Council, para el desarrollo de “informes coherentes de creación de valor sostenible”. Entre ellas se incluyen indicadores ambientales, sociales y de gobernanza, y realizar un seguimiento de sus contribuciones hacia los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de manera constante. Y se basan, “deliberadamente”, en estándares existentes.



Creo que el capitalismo permite crear un crecimiento e impacto sostenibles, y al mismo tiempo hay espacio para las organizaciones sin ánimo de lucro”, sostiene Yap. “Si algunas empresas capitalistas crean problemas -como por ejemplo el calentamiento global- son estas quienes deben resolverlos”, concluye. Sobre el papel, suena bien. Los hechos dirán si acabará siendo cierto.