Cinco empresas de la Conca d’Òdena, foco de la pandemia por Covid-19 en Cataluña y primera zona en ser confinada a cal y canto, tardaron poco más de una semana de confinamiento en decidir poner de nuevo la maquinaria en marcha. Dos Toni, Riba e Izquierdo. El primero, CEO de la empresa Alfil.be, dedicada a papelería. El segundo, ingeniero de Igualada, la capital de la comarca. Los dos, dedicados en esos momentos a la fabricación de respiradores, propusieron unir la experiencia de las empresas para un proyecto que, sobre todo en aquellos momentos, resultaba vital: fabricar mascarillas reciclables, reutilizables y a un precio muy asequible, con un tratamiento antibacteriano y antivírico.

Alfil.be, Waterlogies -tratamiento de agua-, Barcelona Technical Consultancy -consultora-, Leicester Trade Center -constructora- y Diutex -téxtil y calzado- invirtieron 45.000 euros en reinventar los modelos de negocio, transformando ligeramente la maquinaria e iniciando la investigación en materiales. Diutex empezó produciendo 6.000 mascarillas de adulto y cerrará el mes de abril doblando esta cifra de unidades diarias para adultos y niños, con el objetivo de llegar a las 100.000.

“Sabíamos que otros ya habían fabricado mascarillas con filamentos de algodón, pero no habían funcionado porqué dejaban traspasar el virus. Así que investigamos otros tipos de tejidos hasta que dimos con uno que contenía iones de plata, capaces de eliminar todo tipo de bacteria. Diseñamos la mascarilla con dos capas de este tejido y a estas añadimos otras dos de papel”, explica David Torilo, CEO de Diutex, una empresa de tan solo cinco años con una plantilla de 12 trabajadores, la mayoría muy jóvenes, que transformó 100 máquinas para llevar a cabo este proceso de producción.

A la mascarilla la bautizaron como Maskplus, resiste hasta 150 lavados conservando todas sus propiedades, “pero si se utiliza esporádicamente para salir a comprar o dar un paseo de una hora, aconsejamos pasarle la plancha a vapor por las dos caras. Simplemente el planchado elimina totalmente el Covid-19 que puede haber acumulado”, apunta Torilo. Entre las dos capas de tejido y las dos de papel existe un hueco donde se introduce un filtro removible, que debe sustituirse cada ocho horas de uso.

Después de la especulación en el coste de las mascarillas casi inexistentes por aquel entonces en las farmacias, el precio también debía ser un punto fuerte del producto. “Nosotros recomendamos un precio final de 10,90 euros, y los filtros, que se venden en paquetes de 50 o 100 unidades, suponen un coste menor de 30 céntimos cada uno”, explica. Las primeras que salieron de Diutex fueron directamente a hospitales y residencias de ancianos de manera gratuita, una decisión que continúan llevando a cabo con parte de la producción. A mediados de abril iniciaron la comercialización de las mascarillas a través de web, de las tiendas de Alfil.be en la península y Baleares, y distribuyéndolas en farmacias.

Y también fue a mediados de abril que decidieron iniciar la producción de mascarillas para niños. “Vimos que las de adultos les venían grandes, se les caían y les tapaban casi toda la cara, y pensamos que cuando pudieran volver a salir a la calle o volver a la escuela, la ausencia de mascarillas para ellos representaría un problema. Así que nos pusimos a producir también para niños”. Fabrican dos tallas, una de 0 a 6 años y otra de los 6 a los 12 años. Y les pusieron color. “Las estampamos con vocales o escenas de niños jugando a la pelota”. Empezaron produciendo unas 500 unidades diarias y ahora ocupan casi la mitad de las unidades que salen de fábrica.

Las mascarillas fueron certificadas en un primer momento como higiénicas, “porqué al ser productores y no industriales, nos faltó presentar alguna documentación más, pero ahora estamos tramitando la calificación de quirúrgicas R2”, aquellas que previenen el contagio propio y el ajeno. “En estos momentos de situación extraordinaria, crear sinergias entre empresas y que surja un proyecto solidario como este te hace pensar que, actuando siempre así, el país llegaría mucho más lejos”.

En plena producción, Torilio explica que ya han fabricado y entregado partidas de mascarillas a empresas que las querían con logo incluido. A las puertas del desconfinamiento gradual y percibiendo que la mascarilla formará parte de nuestra cotidianidad durante un tiempo, Diutex ve una nueva línea de negocio y ya estudia diseños de la pieza como si de un complemento de moda se tratase. Todavía bajo secreto de sumario, Torilio apunta que sorprenderán y que se harán un lugar en el armario.