Miami

De pasar inadvertidos a convertirse en la pareja más buscada del sector fintech. Hace un año, Dileep Thazhmon y Sherwin Gandhi se graduaban en Y Combinator con una startup todavía en pañales. Su propuesta recordaba mucho a Brex, también salida de la incubadora más selecta de Silicon Valley.

Ofrecían una tarjeta de crédito a las empresas con un margen superior a lo habitual en entidades bancarias y una gestión de pagos y reporte de gastos automáticos. El gran problema de Brex es, en parte, que está pensado para compañías de Estados Unidos, no tanto del resto del mundo.

“Queremos apoyar a las startups que nacen en varios países a la vez. Las compañías crecen y se expanden a gran velocidad. Hasta ahora no ha habido servicios financieros a medida, capaces de acompañarlas en diferentes fases con sus necesidades según el momento”, apunta Dileep.

¿Cómo ha conseguido Jeeves pasar de ser una startup en modo stealth (así se denomina en el sector cuando no se hace ruido, ni publica, ni comunica) a conseguir cerrar su serie A y B con menos de 100 días de diferencia y, además, conseguir una notable cantidad para financiar a sus clientes?

“Hemos pasado casi un año con la cabeza abajo, trabajando duro, con un objetivo: crear una propia infraestructura bancaria para funcionar sin fronteras”, relata. Al tiempo que deja la puerta abierta a servicios mucho más avanzados que la propia tarjeta, pero que todavía no puede desvelar.

La serie A, liderada por Andreessen Horowitz, uno de los fondos pioneros en Venture Capital, fue de 131 millones; 31 en forma de inversión en la compañía y 100 en deuda, como una línea de financiación para poner sus planes a flote y comenzar a navegar.

Apenas 60 días después, uno de los fondos con mejor hoja de servicio en los últimos años, CRV, daba el paso de liderar la serie B con 57 millones. Poniendo la compañía en una valoración de 500 millones de dólares. Hasta hace unos años era común denominar a las empresas que alcanzaban este hito como centauros. Son la mitad del unicornio, sí, pero también criaturas míticas, difíciles de encontrar.

Equipo distribuido y fichando 

Dileep y Sherwin han decidido que la empresa tenga sede móvil. Si han sido capaces de capear el temporal durante la pandemia y levantan más de 180 millones de financiación, ¿por qué no seguir repartidos? Mientras que Dileep considera Nueva York su casa, Sherwin confiesa que pasó parte del año pasado conectado desde un vestidor. El amplio armario de su casa en Austin sirvió de refugio para llamadas sin ruido, mientras sus dos hijos jugaban.

Si algo ha llamado la atención de Jeeves en los corrillos fintech ha sido su capacidad para escalar, generar su infraestructura propia y captar clientes, pero también su captación de talento. En poco tiempo han anunciado dos fichajes llamativos. Andrés Echandi como general manager, a cargo de los general manager de las diferentes regiones. Un cargo que podría parecer meramente funcional en cualquier otra startup si no fuese por un importante detalle: Andrés Echandi, de Costa Rica y compañero de clase en Stanford de Dileep, estuvo hasta hace pocas semanas a cargo de expansión en América Latina en Uber. Es decir, conoce muy bien cómo se forman y amplían equipos internacionales.

Matt Hafesmeister era partner en Andreessen Horowitz, con gran conocimiento en fintech y América Latina, con un laureado estudio sobre el sector en la región. A mediados de agosto dejó su cargo, para sorpresa de muchos compañeros y fundadores de startups, para sumarse como responsable de crecimiento, o growth, una de las expresiones más repetidas en el argot

El plantel lo completan Brian Siu, estadounidense con amplia experiencia en México; William Lam, al frente de Canadá; y Uma Balachandra, en Europa. Esto significa que si, en efecto, Jeeves nace como startup global, lo mismo que quiere que suceda con sus clientes, que operen en diferentes geografías sin importar la moneda y sin tener que hacer una traslación de divisas para los pagos o el reporte posterior de gastos.

Ángeles con alas amplias

Es práctica habitual entre los emprendedores realizar inversiones entre sus proyectos. Es una manera de mostrar apoyo, y también de compartir riesgos iniciales y, potencialmente, riqueza a largo plazo. En el caso de Jeeves, el plantel va desde Kevin Durant y André Igoudala. Así como Adolfo Babatz, CEO de Clip; Pierpaolo Barbiero, de Ualá; o Pablo González, de Bitso.

Cuando anunciaron la serie A, Jeeves contaba con más de 5.000 empresas en lista de espera para usar tu tarjeta. Tres meses y una nueva ronda de capital después, la cifra supera las 10.000 peticiones. Desde Jeeves indican que es una cifra que se va reduciendo a medida que escalan. Lo interpretan como un signo positivo del interés levantado, pero también como una responsabilidad para colmar las expectativas generadas.

Entre los clientes en América Latina destacan nombres como Bitzo, Kavak o Rappi, reconocidos unicornios; así como Belvo, Runa, Platzi o Treinta.

 

 

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