Un nutrido grupo de manifestantes han irrumpido este martes en el área restringida de la cumbre climática de la ONU, la COP30, que se celebra en la ciudad de Belém (Brasil), para protestar contra el impacto del calentamiento global en la salud de las personas, exigir más impuestos a los ricos y defender el Amazonas.
Los participantes lograron sortear los arcos de seguridad y accedieron al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU en la que se desarrollan las negociaciones climáticas.
Eso provocó una escena de caos porque justo en ese momento muchos miembros de las delegaciones nacionales se disponían a salir del recinto.
Críticas a Lula da Silva
Los manifestantes consiguieron esquivar a varios agentes de la Policía e, incluso, lograron acercarse al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien acusaron, entre gritos, de "destruir el clima" con las perforaciones petrolíferas autorizadas por su Gobierno en la cuenca del Amazonas.
Finalmente, el equipo de seguridad de la ONU expulsó a los manifestantes de la zona tras un enfrentamiento con ellos. Al menos dos agentes han sido heridos leves.
"¡La crisis climática es una crisis de salud!", corearon los participantes de la marcha, entre los cuales había profesionales sanitarios e indígenas amazónicos.
Los manifestantes forman parte de la Marcha Mundial por la Salud y el Clima y llevan ya días ocupando las calles de la ciudad en protesta por la inacción de la ONU y los gobiernos en lo que respecta al cambio climático.
Tanto el Gobierno de Brasil como la ONU han reactivado todos los protocolos de seguridad y se iniciarán investigaciones para aclarar cómo es posible que se viole con tanta facilidad la seguridad de esta cumbre mundial.
Amazonas y el cambio climático
En pocas regiones se siente tanto el impacto del cambio climático sobre la salud como en la Amazonía, donde se ubica Belém y que en 2024 fue golpeada por una sequía histórica, agravada por múltiples incendios.
Aumentaron los casos de enfermedades respiratorias y también los de dengue, ya que la subida de las temperaturas acelera la reproducción de los mosquitos que transmiten el virus.
"Viví décadas en Belém y nunca tuve dengue; ahora todo el mundo lo contrae... se ha convertido en una enfermedad urbana", afirmó a Efe la manifestante Lena Peres, una infectóloga de 63 años que trabaja para el Ministerio de Salud brasileño.
El calentamiento global ha ido acompañado de una proliferación mayor de enfermedades cardiovasculares y renales, por lo que concluyó que "ya no se puede no hacer la conexión entre cambio climático y salud".
En este escenario, los médicos que participaron en la protesta defendieron detener la extracción de combustibles fósiles, principal causa del calentamiento global, pero también apuntaron a la necesidad de soluciones a corto plazo para enfrentar lo que ya es una realidad.
