Escucho graznar a la gaviota cuando despunta el alba. Hoy parece que el viento de levante en el sur, en la bahía de Málaga, sopla intenso, rizando olas en un mar cobalto. En el mar la vida es diferente. No está hecha de horas, sino de momentos. Se vive según las corrientes, las mareas, siguiendo el sol, las olas y la estrellas. De ahí que las personas quieran disfrutar de esta aventura, ya seas de Soria, Madrid o Cádiz. La belleza del mar es atávica y es un gran destino.

Hoy tenemos un nuevo día para mostrar a los tripulantes de a bordo, en concordancia con los ritmos de la naturaleza y del medio marino, cómo viven y cómo disfrutan de sus ecosistemas los delfines y cetáceos del mar de Alborán.

Hablamos de un turismo azul, que hunde sus raíces en el mar, del que, con mucha vocación, pequeñas empresas y familiares soplan las velas de la educación ambiental. Y así, mostrar como los delfines nariz de botella, las marsopas comunes o las tortugas marinas son visibles a las retinas de los mundanos humanos, que entre el ruido y la prisa, posiblemente,  nunca hayan tenido el privilegio de contemplar esta belleza.

Verania Medina, directora de marketing y calidad de Costasol Cruceros

La mar tiene un poderoso horizonte de oportunidades. Especialmente para disfrutar de su intensa naturaleza. Es interesante mirar el futuro del turismo en azul, pensar en el mar como fuente de prosperidad y empleo. Si bien, con urgente actualidad, necesitamos disponer de un acento muy especial en su protección, cuidado y sostenibilidad.

A día de hoy, en las sociedades desarrolladas, nos invade lo digital, las redes sociales, lo inmediato y lo visual. Todo encapsulado en menos de un minuto, en el aquí y ahora. De ahí el alza de experiencias singulares, para personas en cuyos momentos de ocio, ese tan preciado para sus vidas, quieren disfrutar de la autenticidad, energía y equilibrio que nos otorga la naturaleza.

Un tipo de turismo que requiere sostenibilidad y responsabilidad, siendo, además, una extraordinaria herramienta para la educación ambiental, la mejora de las poblaciones locales, o el apoyo a la investigación científica de mamíferos y tortugas marinas.

En este caso, la naturaleza marina, esa que tanta marca España nos otorga a nivel mundial, requiere una especial atención. Al ocio y playa tradicional, ahora se le suman un buen número de experiencias singulares que tienen al buceo, la náutica o las prácticas deportivas en el entorno costero y marítimo, como singular espacio turístico.  Son miles de visitantes los que, en muchas ocasiones de forma anónima y silenciosa, disfrutan así de nuestro litoral. Y, además, requiere también de ese silencio y complicidad con la naturaleza.

Es interesante mirar el futuro del turismo en azul, pensar en el mar como fuente de prosperidad y empleo

Se trata de un turismo de gran valor, al que como en otros sectores, hay que cuidar, apoyar y estimular de forma inteligente, ya que se encuentra en sintonía con los hábitats y el ecosistema marino existente. Un punto de partida y un destino sostenible, en un mundo que demanda sostenibilidad por los cuatro costados.

A pesar de la excelencia en el turismo de nuestra tierra, el margen de mejora de la innovación y sostenibilidad está golpeando fuerte en nuestra puerta. En ocasiones aún andamos anticuados y requerimos mejoras en el medio marítimo, en sus servicios y atención en el tramo litoral o en esas magníficas tarjetas de bienvenida que son los puertos deportivos de España.

Una mayor mirada hacia la protección de la naturaleza. En una miríada de asuntos que el nuevo turista, preocupado por el cambio climático, quiere vivir incluso en sus vacaciones. Una nueva generación de personas, sencillamente responsables, que demandan un turismo sostenible que nos haga mejor a todos.

El estrecho de Gibraltar, un canal marítimo natural e importantísimo paso para el tráfico naval. Paso natural de aves migratorias entre Europa y África, con un ecosistema que se crea por las condiciones oceanográficas de la zona de gran riqueza, formando plancton vegetal que atrae a ballenas y delfines, hasta 7 distintas variedades de ballenas.

Un mar mediterráneo que genera un ecosistema y biodiversidad único, tal y como nos recordaba recientemente la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza, (UICN). El avistamiento de cetáceos en la comunidad andaluza comenzó a desarrollarse hace más de dos décadas. Debido al interés creciente por esta actividad, existen numerosas asociaciones que han firmado acuerdos que desarrollan guías y códigos de buenas prácticas.

Las reservas marinas se han convertido en espacios únicos que hacen proliferar a la vida natural

Desde 2004, el Acuerdo sobre la Conservación de los Cetáceos del Mar Negro, el Mar Mediterráneo y la Zona Atlántica contigua (ACCOBAMS, por sus siglas en inglés) deja bien claro la forma responsable de disfrutar con la naturaleza. No en vano tenemos que recordar que España es uno de los países que más reservas de la biosfera terrestre posee a nivel mundial. Un total de 53 espacios con una biodiversidad destacada que protege a la naturaleza y atrae, a su vez, a un turismo responsable, porque no, también en la mar.

Las reservas marinas son otra magnífica innovación. Cumplen 33 años y, en ese período, se han convertido en espacios únicos para disfrutar de su entorno privilegiado, ya que hacen proliferar a la vida natural en torno a las mismas. Espacios cuyo objetivo principal es la regeneración de las especies, la preservación de la biodiversidad y la explotación sostenible. Una estratégica alianza de naturaleza y turismo responsable.

Llegamos al final de nuestra singladura, atracamos en Puerto Marina, en la Costa del Sol. Hoy, un grupo de finlandeses, granadinos y australianos disfrutaron del especial brillo y del aire puro del mar. Leyla y Cris, un par de niños, que nunca habían navegado, exclamaban que habían vivido un sueño que nunca olvidarían.

Hoy contemplamos la belleza de la biosfera, sentimos la fuerza del mar y nos llenamos de amor por la naturaleza

Turismo náutico y de naturaleza. Experiencias singulares al ver delfines en libertad, ser testigo de las migraciones del rorcual y ver peces voladores en la lejanía. Hoy contemplamos la belleza de la biosfera desde nuestra retina humana, sentimos la fuerza del mar y llenamos nuestro espíritu de amor por la naturaleza.

Hoy, la mar, nos hizo mejores a todos. Y como decía Gonzalo, muchos volverán a sus vidas cotidianas, a las grises ciudades de hormigón, recordando las historias de Ulises y Circe, las aventuras de Odiseo narradas en la travesía de vuelta, mientras recordaban el salto de los delfines al atardecer en el horizonte.

Hoy todos los que vivieron aquello, conocen de primera mano que la naturaleza ocupa un lugar primordial en nuestras vidas y posiblemente, esperemos, conocerán sensibilizados, acerca de la importancia de cuidarla para siempre.

*** Verania Medina es directora de marketing y calidad de Costasol cruceros y vocal de Sostenibilidad del Clúster Marítimo Marino de Andalucía.