Verónica Soto

Verónica Soto

Se cumple un año de mi paso a los no adscritos. Parece que fue ayer.

365 días intensos en los que la pandemia ha seguido su curso, ajena a mociones de censura, a la crisis económica y a los indultos, ajena a Filomena y a los incendios y única y exclusivamente decreciendo gracias al avance de la vacunación.

Un año difícil pero quizá el año en el que más he aprendido en mi corta carrera política. Y es que, en la política municipal, por mucho que se empeñen, no hay colores, hay personas y como en todas las facetas: buenas, malas y regulares.

En estos 365 días, son muchas las manos a las que he ofrecido la mía y muchas las voces a las que he dado voz. 

Cada día, cada semana, cada mes de este último año, he tenido la oportunidad de hacer algo por mi municipio, desde solicitar un arreglo de una calle a proponer que se incremente el número de pediatras. Cada día, alguien me ha contado sus necesidades, sus propuestas, sus quejas y cada día también, he intentado ayudarles un poquito, a mejorar esta realidad, la suya, que es la mía y la de todos.

A pesar de la coletilla, (no adscrita) que más bien algunos pronuncian como si de una enfermedad contagiosa se tratara, yo llevo el “apellido” a mucha honra y aunque no es fácil ser un verso LIBRE e ir desentonando con el resto, es maravilloso poder decidir en función de mis principios y mis valores sin que nadie me imponga un criterio o me prohíba votar a favor de algo positivo para mis vecinos.

Alguien me dijo una vez, que mi profesión como enfermera, la estaba ligando sin querer (o queriendo) a mi faceta política y es que eso de cuidar lo aprendí muy bien y enseguida me di cuenta que no es necesario estar en un hospital para intentar proporcionar los mejores cuidados y beneficios a los que te rodean, sean pacientes, familia, vecinos o un municipio entero.

Y aunque sigo sin entender cómo me metí en este berenjenal que es la política, tengo muy claro el porqué: mi vocación de servicio y mi entrega a los demás.

Es lo que hago, los 365 días del año, fuera y dentro del consistorio, es lo que seguiré haciendo mientras pueda (por mucho que a algunos les moleste), es lo que quiero hacer y es lo que me hace FELIZ.

Verónica Soto. Concejal No Adscrita del ayuntamiento de Seseña