Fútbol REAL MADRID

Lunin para los penaltis, Rüdiger a Haaland y los soldados del Madrid sobrevivieron a la trampa de Pep

El conjunto de Carlo Ancelotti dio un recital de derroche y de entrega en el Etihad Stadium para doblegar al Manchester City y colarse en las semifinales de Champions.

18 abril, 2024 02:43
Alberto Marcos David Vicente

El Real Madrid firmó un espectacular ejercicio de supervivencia en el Etihad Stadium. Se podrían llenar varias líneas una vez más de la inexplicable relación que tiene el conjunto blanco con la Champions, de su manera increíble de aguantar y de cómo resurge en las grandes noches europeas cuando parece muerto, pero seguramente sería redundar sobre lo dicho ya en tantas ocasiones a lo largo de los últimos años.

Todo pintaba mal para el equipo de Carlo Ancelotti. Jugaba contra el vigente campeón de Europa, lejos del Santiago Bernabéu y además sin ningún tipo de ventaja cosechada en el partido de ida. Tenían que ir los blancos a hacer la machada en Inglaterra, porque por mucho que se trate del rey de Europa, el Real Madrid no partía como favorito en esta eliminatoria. 

Rodrygo le dio alas a los merengues con su gol en los primeros compases del encuentro, y a partir de ahí empezó un ejercicio de resistencia ante las acometidas cada vez más incisivas de un rival que juega como los ángeles. No es sencillo aguantar ante el Manchester City sin apenas pasar del centro del campo durante tantos minutos, pero el Real Madrid lo logró pese al gol de Kevin de Bruyne en el tramo final.

Por supuesto, esta nueva gesta europea del conjunto blanco, la enésima en su historia, no fue fruto de la casualidad. Un trabajo sensacional en grupo aderezado por toques individuales diferenciales conformaron un cóctel perfecto que llevó al Real Madrid una vez más a las semifinales de la Champions League.

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Lunin, el héroe

El Real Madrid firmó un trabajo defensivo soberbio durante 120 minutos, pero sobre todos los nombres hay que destacar, de manera indiscutible, el de Andriy Lunin. El MVP se lo llevó Fede Valverde, pero la lógica decía que este reconocimiento tendría que haber sido para el cancerbero ucraniano.

Su actuación fue antológica. Cuando se lesionó Thibaut Courtois al inicio de la temporada se abrió un cisma en la portería del conjunto blanco y una gran discusión sobre quién tendría que ser titular en su ausencia, si Lunin o Kepa. Ese debate ahora mismo es algo inerte y no tiene ningún tipo de sentido plantearlo.

Lunin fue el mejor jugador ya no sólo del Real Madrid, sino del partido. Realizó intervenciones milagrosas, estiradas increíbles y mantuvo a flote al equipo incluso en los peores momentos. Pero es que más allá de acciones puntuales, lo que transmitió el ucraniano durante los 120 minutos y la tanda de penaltis fue una confianza ciega. 

Blocó, evitó rechaces y se mostró muy seguro en cada balón aéreo. El City merodeó el área contraria durante mucho tiempo, pero con Lunin bajo los palos todo parecía menos temible. El ucraniano realizó 8 paradas, 7 despejes y 4 de ellos de puños. Un claro contraste con las apenas dos intervenciones que tuvo que realizar Ederson en el bando rival.

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La resistencia

Los hombres de Carlo Ancelotti fueron auténticos gladiadores en el césped del Etihad Stadium. Se vaciaron, no negociaron ningún esfuerzo y ni una sola carrera, y el resultado fue que el Manchester City, pese a tener un claro dominio en el partido, no encontró la manera de hacer daño.

Antonio Rüdiger tenía una vez más la complicada misión de 'secar' a uno de los delanteros más temibles del planeta, Erling Haaland, y vaya si lo hizo. Es cierto que el noruego tuvo más protagonismo que en el partido de vuelta, especialmente en la primera mitad, pero incluso Guardiola decidió dejarle en el banquillo en la prórroga para buscar un revulsivo con Julián Álvarez. 

El conjunto blanco se estiró algo más en la primera mitad, consciente de que no podía salir a un partido de estas características a encerrarse desde el inicio. Tras unos minutos iniciales de tanteo y hasta con un ritmo de juego relativamente bajo, Rodrygo apareció para golpear y para llenar de ilusión al madridismo.

La combinación entre Bellingham, que firmó un control glorioso que recordó al mismísimo Zinedine Zidane, Valverde, Carvajal, Vinicius y Rodrygo terminó en un gran gol de este último. Tuvo que rematar por partida doble en el área el delantero brasileño, pero se salió con la suya y puso virtualmente a su equipo en las semifinales.

Sin embargo, poco a poco el contexto del partido fue girándose y terminó con el Manchester City convirtiéndose en el dueño y señor del partido. Los de Guardiola se hicieron con el balón, encerraron a los de Ancelotti en su propio terreno de juego y obligaron a su rival a sobrevivir hasta forzar la tanda de penaltis tras el gol de De Bruyne en el tramo final.

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La dinámica del encuentro la reflejaron también los números. El Real Madrid fue capaz de disparar tres veces, las tres entre palos, en los primeros 45 minutos. Dos tiros de Rodrygo y uno de Camavinga exigieron a Ederson. Sin embargo, en la segunda mitad el balance se redujo a un solo lanzamiento lejano que además se marchó directamente fuera. 

Para más señas, los de Guardiola dispararon 8 veces en la primera parte y otras 9 más en la segunda mitad. Una diferencia abismal en los números que, sin embargo, no se reflejó en lo verdaderamente importante, el marcador. En la prórroga, ambos realizaron dos lanzamientos.

No hubo ni un sólo futbolista del Real Madrid que no se dejara todo, estuviera 120 o 5 minutos sobre el terreno de juego. Un trabajo coral que hace que el rey de Europa siga soñando con la Decimoquinta.