¿Qué libro tiene entre manos?

Un librito genial al que vuelvo de vez en cuando: Planilandia. Una novela de muchas dimensiones, del matemático y teólogo Edwin A. Abbott. Desde hace más de cien años se utiliza en las escuelas.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Tiendo a creer que cualquier libro guarda algo bueno en sus entrañas. Hay libros que abandono porque me aburren o me hastían, pero al cabo del tiempo vuelvo a cogerlos con renovadas esperanzas.

¿Con qué personaje literario le gustaría tomarse un café mañana?

Prefiero a las personas reales que son los que inspiran los personajes de ficción. Por eso no me atraen las personas que parecen personajes de novela.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

El milagro de Ana Sullivan, la historia real de Helen Keller, sorda y ciega. Cuando cerraba la tapa me quedaba mirando aquella portada tan deprimente y pensaba que comerme las lentejas no estaba tan mal.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche…?

Me gusta manosear los libros, que algo de su celulosa y de la tinta me pase a los poros.

Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida

La primera vez que fui al teatro y se abrió el telón y todos aquellos actores me ofrecían a mí, y solo a mí, una experiencia única e irrepetible.

¿Cuánto de real y cuánto de inventado se esconde en la trama de lnfierno en el paraíso?

Siempre me fascinó la llegada de la familia real saudí y otros jeques del Golfo a Marbella. Era como meter un cuento de Las mil y una noches en una playa llena de turistas en pantalones cortos y pareos. Aquella Marbella era el escenario ideal para hablar de IMPUNIDAD e IMPOTENCIA. La impunidad la engendra el poder sin control. La impotencia la vi plasmada en las mujeres vestidas de negro que seguían a los jeques. Mujeres encerradas en sus lujosas telas.

¿Por qué Occidente se muestra tan indiferente ante el maltrato que sufren estas mujeres?

La lista de princesas árabes que intentan huir de sus “jaulas de oro” es bastante abultada. Pero no huyen de la pobreza, no nos dan pena. Las imaginamos cubiertas de oro y eso las aleja de la simpatía popular.

En el fondo, su relato trata sobre la libertad y las apariencias, pero ¿no hay demasiado silencio cómplice?

Exacto, son mujeres sin ningún derecho, son esclavas como ellas mismas confiesan. No son dueñas de nada, tienen dueños. Y a nadie le interesa enfrentarse a estos dueños, señores del petróleo. Mientras existan mujeres sin ningún derecho, no se nos respeta a ninguna.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

Como decía Dámaso Alonso, la labor del crítico es llamar la atención al lector desatento. Si cumple este propósito, viva.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?

Me emociona que un cuadro me haga pensar en otras cosas que no aparecen en la obra.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

Iba a decir de Alex Katz, pero me preocuparía mucho que le ocurriera algo. Y además no quiero verla solo yo.

¿Se ha “enganchado” a alguna serie de televisión?

La que me ha tenido más absorbida ha sido la joya de la televisión francesa: Oficina de infiltrados. Maravillosa.



¿Le gusta España? Denos sus razones.

Hablar de España es como hablar de mi padre o de mi madre. Los quería aunque a veces fuesen torpes e inmaduros y se equivocasen mil veces.

Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.

Creer en serio que la cultura puede generar tanta riqueza como el sector del automóvil, por poner un ejemplo. La cultura es lo más fácilmente exportable.