¡Buenos días!

Estuvieron cerca de ganar estos poemas:

Juanvi

El sol se ha adentrado en un túnel

de ángeles custodios de infortunio

Se oyen gemidos de aquel éxtasis.

Imágenes potentes y con autonomía verbal, con estampas que sugieren mucho y tienen una fuerza rompedora, como esos “ángeles custodios de infortunio”. El poema tiene algo elegíaco, una especie de plenitud perdida, que queda sugerida en el buen cierre.

Frida Roffe

Recomencemos el rugido

como águilas en busca

de montículos de flores de cerezo.

El núcleo del poema es “el rugido”. A partir de ahí se genera mediante imágenes sencillas, con un registro verbal sucinto y eficaz, porque es la imagen total la que transmite. A partir de ahí, nos vamos adentrando en la delicadeza de la imagen final.

Gambela

Podría alcanzar la cresta del viento

y asomarme al borde de la chistera.

Me sostiene la suerte del funámbulo.

Imágenes creativas y muy singulares, desde el comienzo, en un discurso que aspira a generar una realidad simbólica propia, llena de sugerencias y matices que se van ofreciendo entre sorpresas, siempre con ese equilibrio tan bien resuelto en el tercero.

Pero el ganador es

Laoconte

He bajado las escaleras de arena

que suben hacia una luz de arcilla y leche

ciega y tiernamente desbordada.

La imagen de “las escaleras” ya resulta muy evocadora, sugerente por capacidad de recreación física que nos ofrece, como si pudiéramos bajarlas también en la lectura, hacia ese extraño deslumbramiento propuesto en el segundo verso, que nos ofrece sin duda una luz nueva, “de arcilla y leche”, con ese final en el que se desborda el lenguaje.

Tema de la semana: “Vuelve la noche”. Vuelve la noche, vuelve la luz eléctrica en los vidrios despiertos. Después de mucho tiempo condenados al horario diurno, ahora vuelve la noche: como el calor y el verano, como la ligereza y los conciertos, como el baile y la luz otra vez encendida al regresar a casa. Escribamos de esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres: del regreso ancestral, del temblor de la hoguera bajo el cielo apagado, de la ruta nocturna de los cuerpos y almas que salen a encontrar ese reverso desmentido del día, de la noche que sigue nombrando su misterio con la última palabra.