Hola, amigos. 

Ah, la memoria, qué esquiva, qué puñetera es. Y no hablo de la memoria histórica, ojo, sino de la memoria elemental, la que tenemos para andar por casa. ¿Cuántas veces no recordamos algo que luego no es tal al contrastarlo con la foto, con el texto, con el vídeo o con el testimonio de quien también estuvo allí? ¿Cuántas veces la secuencia de la película es distinta de las escenas que nuestra memoria recreaba? La memoria se enriquece -se mueve un poco- cada vez que recordamos, aseguran los científicos, lo cual quiere decir que somos más ficción de lo que creemos. ¿Vivimos acaso engañados, creyendo en un pasado que no fue tal, sino ligera, dramáticamente distinto? Memoria e imaginación comparten el mismo ámbito del cerebro, de hecho, ocupan idéntica estantería neuronal; no es raro, pues, que a veces escojamos una fantasía cuando queremos traernos un recuerdo; no es raro que se mezclen y confundan vivencias reales con quimeras íntimas. 

Sobre esto escribiremos la semana que viene, amigos: sobre la memoria. 

Veamos, entretanto, quiénes son los finalistas de la semana dedicada a la niebla: 

MJR 

Aquella mañana de niebla desaparecieron todos los niños del orfanato, salvo aquel ciego que tanto le gustaba jugar al escondite.

Carol Anne 

El meteorólogo estuvo tres horas escondido en el baño. Las mismas que el avión estuvo sobrevolando la niebla sobre el aeropuerto.

La huella 

Una densa niebla lo cubría todo.

Y, mirando por la ventana, el hombre elefante sonrió.

Doro

Soñó que corría entre la niebla y un hombre armado con un puñal le perseguía. Despertó en la mesa de operaciones.

Pablo Cavero 

Entraron en un banco de niebla, su hija preguntó si el río fumaba o echaba vaho. Con eso escribió un exitoso cuento.

Ocotal 

Los soldados fingieron que la niebla era espesa y pasaron uno al lado del otro sin dispararse.

Locke 

El farero quería estar solo y le dijo a su esposa que se iba a pescar. Cuando se presentó la niebla, ésta apagó las luces.

Repio 

Tenía fama de ser el ciudadano más querido del pueblo, por eso, los días de niebla, no salía.

Cándido 

Se despertó y de nuevo una espesa niebla cubría todo. Tuvo que salir de casa para poder ver el cielo despejado.

Ana Marìa 

La niebla se acercaba peligrosamente. Se encontraba sola, su novio había desaparecido. Iba a gritar cuando un beso la desarmó.

Noelia F 

Al caer la tarde, una densa niebla cubrió sus recuerdos. A la mañana siguiente, encontraron a una niña asustada bajo la piel de la abuela.

Pilar Alejos

Cuando se disipó la niebla, los monstruos dejaron de tener miedo.

Soy yo 

Salimos en las noches de niebla. Jugamos al escondite hasta que mamá nos grita que volvamos a nuestras tumbas.

Zoila

Cuando salió de la niebla vio que la mujer que llevaba del brazo no era la suya. Conformes, siguieron juntos diez años más.

Leonardo

Para dormir, los indigentes preferían los bancos de niebla a los del parque.

Watusi 

El piloto dijo que era apenas un poco de niebla, pero olvidó apagar la megafonía y todo el pasaje pudo escuchar sus rezos y llantos.

Edizagoy 

Cuando la niebla se retiró, los ciudadanos descubrieron el mundo a su alrededor. Decididos, empezaron a trabajar para traerla de regreso.

Aurora Rapún

Tras la dura caminata, el senderista acampó en un claro. La niebla se disipó en el campo de tiro minutos después de los primeros disparos.

Conductor 

No se arriesgó a conducir con aquella niebla tan espesa; decidió ir caminando al trabajo y le atropelló un coche.

Pintor

Era un enamorado de la pintura al natural; le tachaban de repetitivo, pero él sabía lo que se escondía bajo la niebla de esos paisajes.

Y uno, de regalo: 

Prinzapolka 

En su primer correo me dijo que era romántico vivir en una ciudad siempre cubierta de niebla. En el último me habló del enfisema.

Para aparecer con nombre y apellidos escribid a: cuenta140@elcultural.es

Saludos cordiales.