La Mostra de Venecia culminó el pasado 7 de septiembre con un giro de guion que ni al mismísimo Michael N. Shyamalan se le hubiera ocurrido. El jurado presidido por la directora argentina Lucrecia Martel entregaba el León de Oro a Joker en una de las decisiones más inesperadas de la historia reciente de los festivales de clase A. Y no tanto por tratarse de una película de un gran estudio como Warner –Roma (Netflix) y La forma del agua (Fox), anteriores vencedoras, también lo eran– como por el hecho de aupar al olimpo del cine ‘de prestigio’ un filme de un género tan denostado por la crítica como el de superhéroes. Tampoco ayudaba el hecho de que tras la cámara estuviera Todd Phillips, con un currículum limitado a un puñado de comedias de trazo grueso, más o menos inspiradas, como las tres entregas de Resacón en Las Vegas (2009, 2011 y 2013) o Starsky & Hutch (2004).

Pero, en ocasiones, las apariencias engañan. Joker, lejos de ser otro ejercicio onanista de fuegos artificiales con un hombre con superpoderes paseándose en calzoncillos, es una pequeña película –ha costado 55 millones de dólares, mucho menos que otros filmes basados en personajes de DC como Aquaman (160) o Wonder Woman (149)– que realiza un realista y magnético estudio de personaje sobre un pobre trastornado que acaba estallando en un arrebato de violencia por culpa de una sociedad que lo trata, literalmente, a patadas. Phillips, autor también del guion junto a Scott Silver (8 millas, The Fighter), se desmarca así tanto del molde de los filmes de superhéroes establecido por Marvel como de su propia trayectoria y presenta un thriller dramático en el que no hay espacio para gags de dudoso gusto, secuencias de acción o efectos digitales.

El rey de la comedia

El director ni siquiera atiende al canon oficial de los cómics de DC para levantar la historia de orígenes de este villano, aunque no falten los homenajes a las dos obras maestras del medio que lo han retratado: The Dark Knight Returns (1986), de Frank Miller, y Batman: La broma asesina (1988), de Alan Moore. De hecho, aquí no hay ni rastro de una de las características clásicas del personaje: su formidable inteligencia. Por el contrario, el director echa mano de referentes más cinematográficos, sobre todo del Nuevo Hollywood y, en concreto, de Taxi Driver (1976) y El rey de la comedia (1983), algo que no solo resulta evidente en el desarrollo de la narración, sino también en su ambientación en un tiempo sin especificar que recuerda a finales de los 70, en la inclusión de ciertos guiños como el gesto de dispararse en la cabeza con la mano o en el dibujo absolutamente neoyorquino de la ciudad de Gotham. Por si fuera poco, en los títulos de crédito aparecen el protagonista y el director de aquellas películas: Robert De Niro, que interpreta un papel secundario pero importante, y Martin Scorsese, que ejerce de productor.

Así, el filme narra la historia de Arthur Fleck, quién tras pasar una temporada en el psiquiátrico de Arkham se dedica a ejercer de payaso de alquiler mientras espera triunfar como monologuista. El inconmensurable trabajo de Joaquin Phoenix, al que no perdemos de vista durante todo el metraje, es lo que eleva definitivamente el conjunto, dando vida a un hombre alienado, traumatizado, sin habilidades sociales y que arrastra una terrible reacción ante el estrés: ataques de risa incontrolables que asustan e irritan a los que le rodean. El intérprete no solo acomete una trasformación física impactante, perdiendo por el camino más de 20 kilos, sino que da empaque con un equilibrio perfecto entre contención e histrionismo a la deriva emocional del personaje a medida que su resentimiento hacia una sociedad que le rechaza se acentúa. Los debates sobre quién interpretó al mejor Joker en pantalla, si Phoenix aquí o el malogrado Heath Ledger en El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008), serán eternos a partir de ahora. Parece que el trabajo de César Romero en la muy pulp serie de los años 60 y el de Jack Nicholson en el Batman (1989) de Tim Burton han quedado definitivamente opacados. Del Joker swagger de Jared Leto en Escuadrón suicida (David Ayer, 2016) mejor ni hablar.

Phillips no atiende al canon oficial para narrar los orígenes de este villano y echa mano de 'Taxi Driver' y 'El rey de la comedia'

En cualquier caso, y pese a su heterodoxia respecto al personaje, la película no se olvida de anclar la historia en el universo del hombre murciélago. Así, aparece en pantalla un Bruce Wayne infantil, el mayordomo Alfred Pennyworth y un trumpiano Thomas Wayne que conecta la película con la época actual. Y no es el único elemento que remite al presente, ya que la historia transcurre en un tiempo de crisis económica en el que la enorme brecha entre ricos y pobres provocará que Arthur Fleck se convierta a través de sus crímenes en un símbolo antisistema.

¿Nociva para la sociedad?

Ahí radica el componente más polémico de Joker, que ha sido duramente criticada por ciertos sectores que consideran su mensaje amoral y peligroso para la sociedad. Entre estas voces alarmistas, se encuentran los familiares de las víctimas del tiroteo en un cine de Aurora durante la proyección de El caballero oscuro: la leyenda renace (C. Nolan, 2012). Lejos de enaltecer estas tragedias, el ejercicio cinematográfico de Phillips parece querer deconstruir la personalidad de esos lobos solitarios que provocan matanzas en institutos y universidades a lo largo y ancho de EE. UU., por lo que el diálogo que plantea el filme resulta más bien pertinente.

Que Warner se haya prestado a desarrollar un filme tan alejado del tono infantil y desenfadado que suele dominar este tipo de películas solo se puede explicar desde el fracaso general que ha supuesto el desarrollo del Universo Cinematográfico de DC con el que quería emular el éxito de Disney con los superhéroes de Marvel. A día de hoy, tras el pinchazo de La liga de la justicia y del fracaso del Batman de Ben Affleck, no parece que esta estrategia tenga solución de continuidad. ¿Apostará la compañía por la senda abierta por Phillips a partir de ahora? ¿Estamos a las puertas de una época de madurez en el cine de superhéroes? Solo el tiempo lo dirá.

@JavierYusteTosi