Castilla y León

Castilla y León

Región

Un homenaje con mucha historia en Arroyo de la Encomienda

1 octubre, 2018 16:09

Seguro que sí les preguntamos por un monumento en Arroyo de la Encomienda, a muchos de ustedes se les venga a la cabeza la rotonda de los 300 holas con esas 158 señales circulares retroiluminadas en las que se puede ver ese “hola” en 316 lenguas vivas, que fue realizada en 2007 por Ángel Marcos, sin embargo existe otro monumento que merece la pena ser conocido y que les presentaremos en estas líneas un poco más adelante.

Muchos pueden pensar que Arroyo de la Encomienda es un pueblo joven y aunque hay que añadir que  La Vega y Monasterio son dos núcleos de reciente fundación nos encontramos con una localidad que tienen mucha historia y curiosidades que merece la pena se conocidas.

Ya en el Paleolítico y en el Neolítico aparecieron restos arqueológicos que corroboraban la existencia de habitantes en la localidad y que probaban que Arroyo estuvo poblado en aquellos tiempos, antes de que en el siglo XVI se otorgara al municipio la denominación de villa.

Con motivo de la desamortización de Mendizábal, en el año 1836, la localidad vallisoletana cambiará de dueños después de que el Estado se incautara de los bienes rústicos y urbanos de las órdenes religiosas haciendo 9 lotes con 202 parcelas que vendió al mejor postor en subasta pública. Los hermanos Fernández Zumel y los Ibáñez, dedicados a la ganadería y a la agricultura, se convertirían en propietarios de gran parte de estos terrenos.

Precisamente, en los 70, cuando Arroyo de la Encomienda era un núcleo cercano a la capital, Joaquín Ibáñez, un poderoso terrateniente dueño de los 11,7 kilómetros cuadrados del municipio, cobró una gran importancia. La economía de la localidad se vertebraba en torno a la vaquería de la familia de Joaquín, convirtiéndose en un punto sumamente importante para el sobrevivir de Arroyo.

Por la importancia de esta vaquería se creó el ‘Monumento al Vaquero’, a la entrada del pueblo, en la calle Cárcaba con Presentación y San José, en una estatua en la que se reproduce la típica imagen de un señor ordeñando una vaca, y en el que se remarca la importancia de la ganadería, de la vaca y de la leche, en Arroyo.

Símbolo inequívoco del pueblo durante generaciones la pieza se sitúa dónde estaba ubicada antiguamente esta vaquería y es uno de los orgullos de los vecinos del municipio que presumen de su historia.