Jose, o Josele, tiene 53 años (aunque dice sentir que tiene 40) y es instalador. Este miércoles ha llegado al restaurante de First Dates dispuesto a encontrar el amor. Hace ya bastantes años que no tiene una cita, porque “el menú está muy malo”.
Admite que ha tenido buenas parejas en el pasado, pero que él era “un capullo que solo pensaba con el pito”. Y que, ahora que piensa con la cabeza, no encuentra una mujer con la que compartir su vida. Para él, el programa eligió a Adela, Deli, de 47 años y residente en Cáceres.
Ella llegó al programa con un ramo de flores para su acompañante, porque es muy romántica y detallista, y cree que “el amor y la belleza están en los pequeños detalles”. Al dar el obsequio a Jose, él le sorprendió con una flor pequeña, que ella se puso en la oreja. “Me has conquistado con esto”, aseguró Deli.
Sin embargo, de puertas para dentro, la química entre ellos era inexistente. “No es el tipo de mujer que a mí me atrae”, admitía el barcelonés. Y ella también decía sin pelos en la lengua que “físicamente no me pone nada”, haciendo hincapié en que Josele lleva dilataciones y ella las detesta.
Cuando se sentaron en la mesa, ella comenzó a abanicarse. Jose preguntó si tenía calor, y Deli le explicó que tiene un problema de páncreas, por lo que no tiene bien regulada el azúcar. De hecho, le dio una bajada al poco de sentarse, y rogó a su acompañante que pidiese pan para encontrarse bien.
Josele, en 'First Dates'.
“¿Te voy a tener que dar el boca a boca aquí en medio?”, preguntó con humor Jose, que se dispuso a abanicar a su cita. “Cuidado con...”, le advirtió ella, en referencia al canalillo. “Menudas tetorras más gordas, me encantan las tetas gordas”, lanzó él, sin cortarse.
“Mi escote es poderoso”, le respondió Deli. Sin embargo, en el confesionario, apuntó que “hay una cosa que se llama educación”, y que en una circunstancia uno no sabe cómo se tomará la otra persona “determinados comentarios”. Que a ella no le molesta, pero “lo mismo, otra, le cantea la cara”.
Jose hizo lo posible para que Deli estuviese bien. Le puso hielo en la nuca, mientras deslizaba algunos chascarrillos picantes, porque se considera “un cochino”. La extremeña comenzó a hablar de sus fetiches, como corsés, tacones de aguja o lencería; algo que a Jose le gusta, pero “no me gustaría vérselo puesto a ella”.
A la hora de decidir si tendrían una segunda cita, Jose respondió el primero, y declinó la propuesta, pues no es el tipo de chica que le gusta. Y ella tampoco quiso repetir, porque es consciente de que “no ha habido química” entre ellos.
