Publicada

El programa First Dates arrancó la emisión de este lunes dando la bienvenida a Lidia Santos, su nueva camarera. Y, justo después, entraba al conocido restaurante de Mediaset Lluís, barcelonés de 44 años, quien se define a sí mismo como un “artista vanguardista emergente”.

Carlos Sobera le saludó y Lluís ya se mostró seco: “No me ha gustado su sonrisa socarrona”, le advirtió al presentador, para justo después reconocer que evidentemente soy un piltrafilla”. En su presentación, el soltero expresó que ha trabajado como gestor cultural, periodista y gestor de márketing, y que como artista tiene el nombre de Sobaval.

Para mi pareja”, apuntaba ya en la barra del restaurante, dejando un cuadro que había realizado él mismo, y en el que venía, entre otras cosas, el nombre del programa “Para ella”, celebraba Sobera. “Valorado en más de 1.000 euros”, destacaba con orgullo el soltero sobre su propia obra. 

Sin parar de hablar, Lluís explicó que viene de una familia de artistas: es sobrino de la pintora catalana Elisabeth Sabala, y también tiene lazos con la poetisa Montserrat Abelló, pues es hermana de su abuela.

Aunque su apellido real es Sabala, él usa Sobaval “para diferenciarme”. Y a la vez tiene un doble significado: ¿Cómo se lee Sobával al revés?”, le preguntó a Carlos Sobera. Lavabos”, confirmó el vasco. “¿Hay algún lugar mejor a veces?”, volvió a preguntar el soltero.

Lluís y Manuela en 'First Dates'.

A mí me interesa, más que el arte, el proceso creativo” continuó diciendo el comensal de este lunes. “Y a mí me interesa más que el arte el amor”, le aclaró Carlos Sobera, pues el artista ya hablaba de “hacerse propaganda”. “Por cierto, lo más importante es el amor. Buscad el amor. Buscad el amor y solo veréis eso”, dijo alzando la voz Lluís, antes de que entrase su cita.

Para él, el programa eligió como acompañante a Manuela, una consultora de origen italiano de 43 años. Al saludarse, Lluís le explicó el regalo, que tenía frases como “hola, guapi de First Dates, yo soy tu cita”, y reflexiones como “qué soy yo y qué es esto”. “No colgaría el cuadro en mi casa, porque no es del estilo”, admitió Manuela en la intimidad del confesionario. 

La gran verborrea del soltero opacaba a Manuela, que aseguraba, entre risas, que sus neuronas no daban para tanto como para asimilar lo que Lluís estaba comentando. Él, sin embargo, en un primer momento estaba encantado, y aseguró que si no le gustaba su cita se habría ido nada más verla llegar.

Durante la comida no mejoró la cosa, y menos cuando Lluís empezó a hablar de forma un tanto particular de la monogamia, y que él consideraba que en una pareja uno podría ser monógamo y el otro no. “No encaja con el estilo de hombre que me gusta, me gustan los hombres elegantes, con ciertos modales”se sinceraba la soltera.

Así, a la hora de decidir si tendrían una segunda cita, Lluís tenía claro que “se ha enamorado, no pasionalmente” de Manuela, porque ha sido muy agradable. Pero ella declinó volver a verse, porque “no hemos encajado en muchas cosas”.