Al pensar en series de televisión que incluyan personajes lésbicos, muchos podemos pensar en títulos como Hospital Central, Amar es para siempre (y su spin-off #Lumelia) o Acacias 38 con Maite y Camino (que formaron la carpeta Maitino). Sin embargo, en este día en el que se celebra el Orgullo LGTIBQ+, es de justicia poner en valor una ficción bastante olvidada de TVE que se tituló Mar de dudas, y que se emitió entre los meses de abril y agosto del cada vez más lejano 1995.

Hasta aquel momento, las mujeres homosexuales no habían tenido cabida prácticamente en las historias de ficción de la pequeña pantalla. Se puede destacar el personaje que Aitana Sánchez-Gijón interpretó en Segunda enseñanza, o la pareja formada por Rosalía Dans y Cecilia Roth en un episodio de Pepe Carvalho. Y el sutil romance que vivieron en Los jinetes del alba Graciela Borges y Gloria Muñoz, quienes daban vida a doña Amalia y Adamina, y que estaban en boca de todos los vecinos.

Precisamente, fue de nuevo la enorme Gloria Muñoz quien encarnó el primer personaje lésbico fijo en una serie de televisión, en la mencionada Mar de dudas. Creada por Joaquín Oristrell, Manuel Gómez Pereira y César Benítez, narraba las andanzas de Mar (Cristina Marcos) y sus compañeros de la clínica de planificación familiar. Entre ellos estaba Olga, al que daba vida Muñoz.

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Es de agradecer que en aquel momento una serie mostrase a una mujer abiertamente lesbiana, cuya condición sexual es conocida y respetada por todo su entorno. Sin traumas, sin penas, secretos ni agresiones. Desde el primer episodio su orientación se presentó como un rasgo más de su personaje, e incluso ya hacía mención en cómo estaba entonces conociendo a una chica.

Esa mujer resultó ser Mónica, a quien interpretó Marina Oroza, una camarera unos diez años más joven que ella. De su relación sabíamos por los diálogos, pero en pantalla todo era prudente; como mucho se las veía abrazarse o cogerse puntualmente de las manos. Nada más. A lo largo de aquellos 13 episodios las vimos formalizar la relación, e incluso se plantearon ser madres.

Llegados a este punto, hay que poner en contexto algo muy llamativo. Mar de dudas se emitía dentro del programa El destino en sus manos, y tras la emisión del capítulo de turno se realizaba un debate moderado por Gemma Nierga. Además, el público, con sus llamadas, podía votar el desenlace del capítulo, eligiendo así el devenir de los personajes.

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En la sexta entrega, Olga y Mónica le pedían a un compañero, Víctor (Francisco Olmos) que dejase embarazada a la más joven, pues deseaban ser madres. La decisión se puso entonces en manos del respetable, que podía llamar para que Víctor aceptase o no.

Entonces asistimos a un debate en el que el cantante Francisco y la periodista Paloma Gómez Borrero se mostraban contrarios a que los homosexuales pudiesen tener hijos biológicos, mientras que una encantadora Verónica Forqué y Ramón García se mostraban a favor.

El debate arrancó con Gemma Nierga preguntando a los dos varones invitados si aceptarían una propuesta como la de Víctor. Ramontxu reconoció que nunca le han pedido algo así, pero que si lo hiciesen dos buenas amigas de toda la vida,y es algo muy importante para ellas y soy muy buen amigo debería decirles que sí”. Francisco se posicionaba desde el lado contrario: no lo aceptaría porque “para mí un hijo es algo muy serio. Tengo dos hijos y los quiero muchísimo, y no podría vivir sabiendo que hay un niño que es mi hijo. Igual que la madre tiene esa naturaleza que se despierta en ella como protectora, pasa lo mismo en el hombre”, sentenciaba el futuro concursante de Supervivientes.

Como era de suponer en aquel 1995, las perlas homófobas se sucedieron a lo largo de la emisión. Francisco aseguraba que “hay que proteger al menor”, que está “desprotegido” en una sociedad muy dura y en la que el niño “sufriría psicológicamente muy malos ratos”. Paloma Gómez Borrero, desde un prisma conservador, hablaba de que “se alquilan los pisos, no los padres” y que “el hombre y la mujer son las dos figuras que tiene que tener esa criatura”. Que, en el caso que reflejaba la serie, cómo le iban a explicar a ese niño sus orígenes, que si le iban a decir “a este hombre lo alquilamos”.

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La emisión estuvo plagada de testimonios de personas que habían vivido algo así. Una espectadora contó que ella, que tenía una pareja de su mismo sexo, quería ser madre, salió de fiesta y conoció un chico que le gustó y pudo quedarse embarazada. Su hijo tenía entonces dos años. “¿Sois felices?”, quiso saber Ramón García, y la espectadora respondió que sí. “¿Ves, Paloma?”, le decían a la Gómez Borrero, que no tardó en responder:Que se lo pregunte al niño dentro de unos cuantos años”, dando por sentado que un niño en una familia homoparental sufriría. La veterana y católica periodista aseguraba haber hecho estudios y encuestas al respecto, y que en todos los casos “el niño tenía un gran trauma” y mencionó un caso de Estados Unidos donde el hijo “tuvo que ir al psiquiatra”.

Francisco soltó un clásico “yo tengo muchos amigos homosexuales”, y reconocía que tienen “todo el derecho del mundo a tener un hijo” y que pueden darle más cariño que “muchos padres biológicos heterosexuales que maltratan a sus hijos. Pero la sociedad no está preparada para que un niño se desarrolle en un ambiente homosexual” y que el menor debe tener “la libertad de crecer en un ambiente heterosexual, en el que vivimos en la sociedad actual”. A lo largo de la entrega, eso sí, terminó rebajando el tono y diciendo que bueno, que habrá que cambiar la sociedad para que todo esto que se debatía acabase normalizándose.

Ante todos estos argumentos, Verónica Forqué expuso que no hace falta ser hijo de dos padres o dos madres, porque “nadie se libra del shock ni del trauma. La vida es un trauma continuo”, y que hacía no tantos años se repudiaba en la sociedad a las parejas que no estaban casadas o que eran padres o madres solteros, y que eso ya se aceptaba “de forma natural”.

En una nueva llamada, una espectadora contó cómo ella a los 8 años supo que su madre era lesbiana, y pidió que no se dijese, como se había escuchado, cosas como que “tu padre es una mujer”, y que ella se había criado con dos madres, y que ninguna adoptó un rol paterno. Que de pequeña quizá ocultaba que tenía dos mamás, por “miedo a lo que podrían decir”, pero que ya no lo ocultaba, y que hasta mostraba a sus compañeros de escuela algún reportaje en el que se retrataba su modelo de familia. “¿Te ha faltado a un padre real?”, preguntaba Ramón García.No. Yo creo que he tenido bastante bien”, respondía su interlocutora, y el presentador insistía en que esa era la posición que Forqué y él defendían, que “no es la familia de toda la vida, pero no ha tenido falta de cariño.Cuando algo no se tiene no puede echarse en falta”, apostillaba Francisco, y Verónica le soltaba: “Pues mejor”.

En el plató estaban dos personas homosexuales que querían opinar sobre el asunto. El hombre explicaba que consideraba que era mejor que los gays y lesbianas no tuvieran hijos porque “la sociedad no está preparada”, pero que “los heterosexuales también deberían pensar en que un niño va a sufrir”. Tales palabras las pronunció Enrique Hinojosa, quien unos años más tarde sería conocido en el mundo del espectáculo y la televisión como Shangay Lily, quien llegó a tener su propia sección en Corazón, corazón, y participó en el concurso La Granja.

La otra persona que habló fue la nunca suficiente reivindicada activista Mili Hernández, quien expuso que parte del problema de las lesbianas es “la invisibilidad que sufrimos”, y que, por ejemplo, una pareja de chicas para ser madres por inseminación debían mentir, o al menos, ocultar su condición. “Tenemos que ocultarnos por vivir en esta sociedad sin sufrir agresiones todos los días”, reivindicaba, deslizando que en la Constitución se dice que todos somos iguales, pero que eso era incierto, y que los homosexuales sufrían discriminación del Estado. Estamos hablando de un programa emitido justo 10 años antes de que se aprobase el matrimonio igualitario en España, y que derribó la prohibición de que cada cual pudiese casarse con quien desease, independientemente de su género.Yo no pido que me toleren, yo no voy tolerando a los heterosexuales, vivo con ellos en armonía. No somos bichos raros”, insistió Mili, a lo que Paloma Gómez Borrero aseguró que ella les tiene “un gran respeto, como todo el mundo”, pero que un hijo con dos madres tiene “dos figuras que no son normales dentro de la sociedad”. Porque para ella “ese niño nace con un gran trauma. Yo creo eso, ella (Mili Hernández) cree esto, pero cada uno tenemos nuestra opinión”.

El programa cerró con el recuento de llamadas. Y el público en el plató y el que descolgó el teléfono votó que Víctor aceptase la propuesta de Olga y Mónica de dejarla embarazada.

¿Hubo final feliz? Sí y no. Víctor aceptó la propuesta, pero más adelante, en la serie se acabó descubriendo que era un violador. Mónica acabó embarazada de otro compañero de Olga, quien, por su parte, terminó como directora de la clínica.

Por último, es interesante recalcar que para Gloria Muñoz el de Olga no fue un personaje sencillo. En el último episodio participó en el debate, y le contó a Gemma Nierga que “era un papel que me parecía precioso, porque era una mujer muy solidaria, con mucho sentido del humor, que se relacionaba con toda la gente del equipo muy bien y, por otro lado, se relacionaba con los pacientes que venían. O sea, el hecho de que fuera lesbiana era una opción suya que era secundaria totalmente en la serie. Así me lo he planteado y así es como creo yo que estaba en el guion” y que para prepararse el personaje he hecho un cursillo yendo a Medea29 (una sala de fiestas) y sitios así

para el otro aspecto de mi programa…de mi personaje. Pero ha sido un cursillo muy rápido”.

Toda serie de Mar de dudas, así como de El destino en sus manos está disponible en RTVE Play. Por si a alguien le da la curiosidad de echar un revisionado.