Los concursos de cocina están de moda. Es un hecho que este tipo de programas son todo un éxito, y es que desde hace algunos años han sido varios los talent show que han aterrizado en la pequeña pantalla para que famosos, o anónimos, se enfrenten en los fogones. En nuestro país MasterChef ha conseguido una relevancia que ha eclipsado al resto, y eso que no fue el primero en llegar, una buena aceptación por parte del público que lo ha convertido en sus diferentes versiones -celébrity, junior y normal- en una de las grandes bazas de la cadena pública.

La selección del casting ha sido desde su irrupción en TVE, en abril del 2013, uno de los factores que ha hecho de este formato un gran rival en la parrilla televisiva. Duras pruebas y un jurado implacable han hecho el resto, cuestiones que si bien han venido funcionando durante casi una década podrían ser revisadas para mejorar su fórmula. La primera edición de Celebrity Bake Off España da buena prueba de ello. Emitido en Amazon Prime Vídeo, está siendo toda una revolución en la plataforma de pago. Un formato que está recibiendo el aplauso tanto del público como de la crítica, y que deja a su paso una serie de elementos que bien podrían ser revisados por el actual 'rey' de los concursos culinarios. 

Parte del elenco de concursantes de Celebrity Bake Off España.

Si en algo están muy igualados es en la calidad de sus concursantes. Personalidades contrapuestas que van desde Esperanza Aguirre hasta Esti Quesada (Soy una pringada), en el caso de Celebrity Bake Off, o Samantha Hudson y Victoria Abril si hablamos de la ultima edición de MasterChef Celébity. Un cóctel explosivo que genera en el espectador una expectación muy positiva a la hora de registrar audiencia. 

Donde sí se aprecia una ventaja del formato de Amazon Prime respecto al de TVE es en la durabilidad del mismo. Si bien es cierto que hay que tener en cuenta que al estar en una plataforma de pago el formato debe de contar con una capacidad bastante inmediata de atrapar al espectador, cuestión que en la cadena pública puede llevarse a cabo con un ritmo más pausado, MasterChef relentiza más de la cuenta algunas de sus etapas. Una duración que en cada programa supera las tres horas frente a los 54 minutos de Bake Off.

Hay que tener en cuenta que programa de La 1 cuenta con más fases que el de Amazon, pero en ocasiones resulta excesiva la recreación de cada una de las pruebas. Una longitud que además obliga a que sus fervientes seguidores a acabar de verlo pasadas la una y media de la mañana en día laborable, si lo ven en directo. Un detalle muy a revisar y más si se tiene en cuenta que se trata de un espacio emitido en la cadena pública, la cual no se rige por ningún parámetro comercial publicitario. 

Carmina Barrios durante una de las pruebas de exteriores de la última edición de 'MasterChef Celebrity'.

La agilidad en la edición de las pruebas es una tarea pendiente en las venideras ediciones de MasterChef. Detalle al que hay que sumarle un asunto que viene generando polémica desde hace algún tiempo en las temporadas ya emitidas: el trato del jurado a los concursantes. Si bien es cierto que los estrictos parámetros que los chefs -Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz- mantienen a la hora de calificar inculcan seriedad y empeño a los aspirantes, en ocasiones sus juicios tocan algunos límites delicados.

Veredictos que bien por las palabras empleadas o el tono, no son los más adecuados para un formato que pretende ser 'blanco' en una televisión pública. La tensión es algo que gusta a la audiencia, pero... ¿es necesario que los concursantes acaben abatidos tras ser calificados?

Una fiereza que, sin embargo, en el caso de Celebrity Bake Off se traduce en dulzura, nunca mejor dicho. Ni qué decir cabe que este trato tan amable resultaría casi absurdo si se tiene en cuenta la seriedad con la que se trabaja en MasterChef, pero sí es cierto que en ocasiones no vendría nada mal rebajar las severas calificaciones. Un término medio en el trato a los concursantes que se conseguiría con tan solo levantar levemente el pie del acelerador a la hora de emitir los veredictos de platos que implican horas de exfuerzo y presión.

Hay que puntualizar que a la vez de entretener, MasterChef realiza una función muy adecuada en la cadena pública mostrando parajes y rincones de nuestro país que muchos desconocen. Durísimas pruebas de exteriores en los que los concursantes cuentan con marcos excepcionales que enseñan con orgullo. Una buena función de promoción de las tierras españolas que sin embargo a veces hace que el dinamismo de la marcha del programa se relentice hasta rozar el aburrimiento.

Las charlas con los políticos de los lugares a los que se desplazan, con los regentes de las instalaciones que utilizan o con meros comensales, hacen que muchos de los espectadores del talent show pasen sin remordimiento el cursor del tiempo si lo ven desde la web de TVE. Un número excesivo de minutos que podrían reducirse sin que en ningún momento variase la esencia del que es uno de los formatos que mejor funcionan en nuestra televisión.

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