Era muy pequeña cuando alguien me explicó que una de las cosas que diferenciaba a los animales de las personas era la capacidad para la compasión. Eran otros tiempos y no se manejaba aún la palabra “empatía”, que es lo que nos permite entender lo que siente el otro, colocarse en su pellejo, ponerse en sus zapatos. Y, en efecto, quien carece de esa capacidad tiene muy difícil encontrar un puesto decente en el nutrido club de los seres humanos. Hace unos días, un chaval se grabó a sí mismo entregando a un indigente una galleta rellena de dentífrico.

Me pregunto qué tienes que tener en la cabeza para encontrar gracioso que un hombre que vive en la calle muerda esperanzado una galleta de chocolate y se le llene la boca de pasta de dientes, pero el vídeo acumula tantos miles de visitas en la red que a lo mejor soy yo la que no he entendido el supuesto chiste. Casi al mismo tiempo que el vídeo de marras, se filtraban las imágenes de la paliza que recibía una chica por parte de una docena de personas.

El cafre que rellenó de crema dental un dulce para un desdichado, la docena de descontrolados que patearon a una chica físicamente indefensa pertenecen al mismo estrato social de personas malvadas con las que convivimos, a veces sin saberlo, y que son desviaciones de una sociedad presuntamente civilizada donde el mal es la excepción y no la regla.

Pero la cosa se complica cuando sabemos que lo primero que hicieron muchos al saber que una docena de chavales había pateado a una muchacha fue preguntarse qué había hecho ella antes. Si doce sujetos se ponen de acuerdo para patear a alguien, habrá alguna razón para ello. Así que hay que bucear en la biografía de la víctima hasta encontrar una tara que acredite que se ha ganado la golpiza de una horda salvaje. Por suerte, nadie insinuó que igual el pobre hombre que recibió una galleta rellena de profidén se había buscado el regalo. Algo es algo.

En cualquier caso ¿por qué un mequetrefe pone dentífrico dentro de una galleta que va a entregar a un sintecho? ¿por qué un puñado de malas bestias propinan patadas a una chica que está en el suelo? Porque saben que alguien lo encontrará justificado. Porque están convencidos de que no van a enfrentarse a un reproche unánime que les deje al borde de la soledad y la vergüenza. Porque en el mundo, igual que hay gente buena, hay también malísimas personas que humillan a los desdichados, golpean a los indefensos o ríen las gracias de los canallas.