¿Se ha planteado alguna vez de qué manera y en base a qué criterios establece sus opiniones sobre tecnología? Tras muchos años dando clase a directivos, me encuentro con un número alarmantemente elevado de casos en los que sus opiniones sobre lo que el futuro nos ofrece se basan en opiniones ingenuas, en percepciones no documentadas, o en tópicos absurdos que no resistirían ni una búsqueda en Google. 

Hablamos de personas generalmente más formadas que la media, a las que se paga por tomar decisiones que afectan a los resultados de sus compañías o al futuro de muchos puestos de trabajo. ¿Qué hace que personas supuestamente formadas, racionales y responsables se tomen tan poco interés para establecer sus criterios sobre el futuro?  ¿No les parece suficientemente importante? ¿Qué lleva a que, poniendo un ejemplo conocido, un número alarmantemente elevado de personas siga creyendo que “los coches autónomos son imposibles, espera a que intenten moverse en el tráfico de mi ciudad”? En el colmo de los bulos absurdos, una persona me aseguraba hace poco que “el ayuntamiento de San Francisco había prohibido los coches autónomos porque los homeless se lanzaban contra ellos para defraudar a las aseguradoras”. Un ejemplo en el que TODO es falso: ni el ayuntamiento de San Francisco ha prohibido nada, ni ningún homeless se ha lanzado jamás contra un vehículo autónomo (que además están repletos de cámaras para documentar la estúpida maniobra)...  e incluso, en el caso de que ocurriese, nos encontraríamos con que la reacción del vehículo sería mejor que la de un conductor humano, dado que tiene visión en 360º y mejor capacidad de reacción.

A principios de 2017, la práctica totalidad de los fabricantes de vehículos han presentado ya vehículos autónomos. La actividad de adquisiciones, alianzas y noticias es febril a todos los niveles. Múltiples fabricantes ya han iniciado pruebas en tráfico real, e incluso una compañía va a hacer esas pruebas... ¡¡en el tráfico de las ciudades indias, el ejemplo de libro de desorganización absoluta y mezcla caótica de peatones, vehículos y hasta vacas o elefantes en donde nadie respeta ningún tipo de norma!!!

Airbus acaba de anunciar que a finales de año presentará un vehículo autónomo volador... sí, ha leído bien: como en las películas, ¡un coche que vuela! Y lo dice con total seriedad. Esto es lo que hay. Ahí estamos. Y si eso ocurre con directivos... con políticos y gestores públicos, salvo excepciones, para qué les voy a contar. ¿Podemos, por favor, dejarnos de tonterías y empezar a madurar nuestras percepciones sobre innovación y tecnología?