Manuela Carmena ha pedido este jueves a Podemos "y las fuerzas del cambio" que "apoyen a quien en este momento está solicitando la investidura" porque "lo peor que le puede pasar a España es tener que repetir elecciones". Poco después se ha valido de Twitter para matizar que el "gobierno del cambio" que ella quiere es uno formado por el PSOE más el partido liderado por Pablo Iglesias. A estas alturas lo de menos es la asiduidad con la que alcaldesa de la capital de España se desdice o se contradice. Es evidente que Carmena se ha corregido a sí misma por indicación de sus jefes de Podemos, pues la única investidura en juego es la de Sánchez. Lo relevante es que el desliz de Carmena carga de razones al PSOE a la hora de culpabilizar a Podemos de dinamitar el diálogo. Está por ver hasta qué punto el llamamiento de la dirigente de Ahora Madrid no refleja una corriente de opinión interna frente a la negativa de Iglesias a dejar que Sánchez jubile a Rajoy.

La reacción furibunda y desnortada de la cúpula del PP contra Albert Rivera demuestra que el presidente de Ciudadanos metió el dedo en la llaga cuando, durante el debate de investidura, acusó a Mariano Rajoy de lastrar a su partido y de impedir la regeneración política. Cospedal, Maroto, Maíllo y Levy han salido en tromba para acusar a Rivera de "traicionar" a sus votantes y de ejercer de "portavoz del PSOE", entre otras lindezas. El propio Rivera ha revelado este jueves en una entrevista radiofónica que el presidente del Gobierno en funciones le ha retirado la palabra después de que él le reprochara que no haya hecho nada contra la corrupción en su partido. Como represalia, el PP fabula ahora con la posibilidad de reavivar una gran coalición con el PSOE pero sin contar con Ciudadanos, a cuyo líder tacha de "ser innecesario". Lo cierto es que los socialistas no quieren saber nada del PP, al que consideran muy alejado de su posición, del tal modo que sólo Ciudadanos puede servir para tender puentes por mucho que esto enoje a la dirección rajoyista.

La cuenta de resultados de Mercadona confirma a la cadena de distribución alimentaria presidida por Juan Roig como una de las empresas más importantes y dinámicas de España. La marca valenciana cerró el ejercicio 2015 con 611 millones de beneficios tras facturar 20.831 millones de euros, casi el equivalente al 2% del PIB nacional. Ha logrado este espectacular resultado gracias a una estrategia comercial basada en la acertada combinación de marcas blancas y marcas de fabricantes, en la reducción del precio medio de la cesta de la compra en plena crisis para fidelizar clientes, y en una política corporativa enfocada en la expansión. Roig presume de que sus 75.000 trabajadores tienen un sueldo medio de 1.400 euros al mes (ninguno cobra menos de 1.100); nóminas que duplican el sueldo mínimo interprofesional para impulsar así el consumo como motor de crecimiento. Además, está a favor de que pague más el que más tiene -como es su caso-, si bien repara en la necesidad de valorar junto a la riqueza que acumula un rico, la que es capaz de producir. Una apreciación muy interesante que trasciende el concepto fortuna.