Con una mano en el corazón y la otra en la urna: ¿ustedes no empiezan a estar muy hartos? Rebobinemos. Teníamos un bipartidismo que era como un funcionariado por turnos (vuelva usted mañana...) o peor aún, una infeliz alternancia entre el Coyote y el Correcaminos. Teníamos una democracia marca ACME. ¿Se acuerdan de los sobresaltados pero en el fondo felices años setenta, incluso de los procelosos pero ilusionados ochenta? En aquella época los mejores ansiaban meterse en política, no a defensores de la infanta o a vivir como millonetis en Velázquez, 16.

Supongo que en aquellos tiempos España era muy parecida a lo que es, por ejemplo, Cuba: un país donde todo el mundo se acuesta y se levanta obsesionado por la política. Luego se muere el dictador, parece que sale el sol pero una súbita bandada de buitres oscurece el cielo y ya ven: de la dictadura pasamos a la peor dictadablanda, que es la mediocridad generalizada y la jeta sin límites. Poco a poco los mejores, los aristoi, se van dando cuenta de que la política es el coto privado de la chusma y se buscan la vida por cualquier otro lado. Y al sufrido votante nos queda, o la abstención, o el voto en blanco, o votar al pato Donald. Y da gracias que Donald Trump no se presenta por Cuenca.

¿Nihilista yo? Ya me gustaría. ¿No se acuerdan de que una vez me ofrecieron ser diputada en Cortes y que, aún sientiéndome tentadísima y halagadísima, no me atreví? En fin. Que una en el fondo espera siempre pasarse de pesimista, que no se cumplan sus peores presagios. Ahora resulta que tenemos un presidente en funciones que, fiel a su imperturbable piel de lagarto o incluso de iguana, se niega a dejarse intentar investir antes de que lo intente/se estrelle el otro, Pedro Sánchez, cuyo plan parece ser ofrecer a los españoles una especie de gazpacho político con tropezones como los ojos de alimañas que flotaban en aquella sopa que se servía en la segunda entrega de Indiana Jones... ¿Se acuerdan?

Pablo Iglesias entretanto juega con la urnas como si fuesen orinalitos de esos que en la Edad Media se vaciaban de los balcones a la calle apenas molestándose en gritar: "¡agua va!". Albert Rivera podría ser el hombre, si hombres cupieran todavía en la política española. Si quedara sitio para valores como los de John Wayne en Centauros del desierto o incluso de Paul Newman en el El juez de la horca. Es que a este paso hasta veremos volver a Rosa Díez por sus fueros como Calamity Jane... de tanta lucha antifranquista y tanta Constitución del 78 al western puro y duro, ¿de verdad hacían falta tanto colt de cachas de nácar y tantas alforjas? Yo si vuelve a haber elecciones voto por Tarantino. Y que sea lo que John Huston quiera.