La ausencia de José María Aznar era esperada, sí, pero da la idea concreta de cómo está en este diciembre el cortijo del marianismo, que además de desnortado ahora es autosuficiente y bertíndependiente. El PP amanecerá en campaña con cuatro ideas, con cinco números mal maquillados y con un suelo electoral que es la imagen exacta de la España de la caraja.

Para qué sirve la conciencia fundacional de José María Aznar, para qué pasear al mito por esos pueblos de Dios y recordarle al paisanaje las esencias del Partido Popular, aquel PP de aquellos años sin Twitter y con mártires cada lunes por Euskadi. Aznar era lacónico como el más logrado vallisoletano de Madrid, pero es que frente a Rajoy queda como un ejemplo de locuacidad. Pasa que Mariano Rajoy, nuevo Supergarcía en horas de presidencia, ve peligro en la diestra, en la siniestra, en "La Condomina" y en el hijo resabiado.

Lo de la corrupción sistemática en la era de Mariano: una mala gripe. El Infierno en Rajoy son los debates, los seres pensantes y todo periodista que abarque más allá de la quiniela y "Estudio Estadio". Y este caballero de Santiago hace de la espantá una virtud demoscópica. Lo nunca visto. Un héroe de la recuperación.

Rajoy ha demostrado una nueva capacidad física del vacío: el miedo en estéreo. Rajoy teme a Aznar como a un dolor de muelas. Aznar es la conciencia acribillada por los hijos de la pachorra, por una turba de registradores de la propiedad que no tienen ni metáfora ni Estado en el magín. La consigna durante estos años ha sido que al señor de los libros de Historia y de los campus de verano hay que obviarlo y hay que silenciarlo como un exotismo del pasado. Dicen que su opinión es la de un militante más. Y tan frescos dejan al expresidente predicando en la Montaña.

El miedo de Rajoy a todos y a todo es marca de la casa y sello de una forma de Gobierno. Hasta se agradece un rasgo de humanidad en este ser impasible que reforma su casa, que reforma a Pedro Piqueras después del bífidus, y que nos ofrece a los españoles mejillones y un maná de parné –ay Freud– que él sabrá de dónde saca.

Un exministro me dice que el problema de Pdro es que "no suda" (ya suda Luena). Rajoy pierde al dominó por Castilla. La democracia, Bertín y su kitchen.