Se acerca un derbi que tiene ciertas posibilidades de ganar el Atlético de Madrid. Soy un madridista conocido por su enfermizo optimismo, pero esta vez veo favoritos a los del Cholo. Las estadísticas recientes demuestran que propenden a mojarnos la oreja en choques provinciales de rango medio o bajo, mientras nosotros nos concentramos en devastarlos con victorias en citas gloriosas y europeas. El del sábado es un partido de Liga que no representa el principio ni el fin de nada -un desafío de rango medio-, y forma ya parte del ideario inconfesado colchonero el tratar por todos los medios de compensar su probada incapacidad de ganarnos copas de Europa acumulando ante nosotros victorias de calibre limitado y hasta nimio. A la vuelta del verano post-Décima, por ejemplo, nos ganaron la Supercopa de España (¡la Supercopa de España!), y hubo que oír (y leer) hablar de "venganza". Son enternecedores.

Resulta que no hay efecto acumulativo alguno porque hay terrenos donde lo cuantitativo, sencillamente, no puede competir con lo cualitativo, de modo tal que no hay número posible de victorias de rango medio que se equiparen o mucho menos superen el éxtasis de una victoria en una final de Champions, qué decir de los éxtasis de dos victorias en dos finales de Champions.

De modo que es muy posible que el Atleti se imponga el sábado al Madrid porque sabrá capitalizar esta ingenua ilusión, aunque sobre todo porque Kroos es básico y está lesionado, como lo es Casemiro que probablemente tampoco llegue a tiempo. Los van a sustituir un Modric y un Kovacic renqueantes frente a un potente medio del campo atlético en el que Koke, como vimos en el entrenamiento de la selección, ya ha anunciado muy cortésmente su titularidad frente a la suplencia (por contraste) de Nacho e Isco. Un caballero, Koke.

En ese mismo periplo de la selección se nos ha lesionado también Morata, a quien los servicios médicos de la Federación pusieron a jugar un amistoso, previo ibuprofeno, cuando lo que sufría era una lesión de grado 2 en el bíceps femoral derecho, lo que para una pierna es el equivalente a una neumonía. El Atleti es el equipo del pueblo y la selección es el equipo de todos. Todos somos pueblo, de modo que todo bien con esta nueva baja del Madrid que da aún más alas al Atleti.

El Atlético tiene pues muchas posibilidades de vencer por esta baja y sobre todo por el maltrecho mediocampo blanco. En el mediocampo se dirime gran parte del meollo de estos duelos. Cuenta además el Cholo con jugadores talentosos como Carrasco, por quien bien valdría la pena desatar una guerra civil capitalina con un mayestático golpe de chequera. Pese a todo, es muy de prever que el sábado el Cholo vuelva a sacrificar el talento en favor de la trifulca subterránea, y que vuelva a aprovechar la ventaja estratégica de la que más se ha valido siempre en sus duelos contra el Madrid: la consciencia de que ningún árbitro va a dejar a ningún equipo con nueve en el minuto veinte. El del sábado tampoco lo hará: otro punto a su favor.

Así que veo razonablemente probable una victoria colchonera, pero como digo esto indico a continuación que, de producirse, será una victoria marcada por la futilidad. El Atleti puede ganar, pero de nada le servirá a largo plazo, ni a él ni a su hermano de pinza y alma el FC Barcelona. El Madrid va a ganar la Liga porque Zizou, pese a algunos tropiezos en su mayoría muy atípicos, lleva el timón con pulso firme en el campeonato de la regularidad. Lleva Zidane una cifra obscena de partidos sin perder y en algún momento hay que romperla. Todos tenemos un amigo o un primo atlético al que queremos. Dejemos que se lleve la efímera satisfacción de una pírrica victoria, y dejemos incluso que durante unos días nos dé su entrañable monserga como si todo esto fuera a servirle para algo.

Eso si realmente gana el Atleti, lo que está por verse. Puestos a deberle el principal de una Champions, no estaría de más, ni es descartable, que el fútbol añada a su deuda la pérdida de este partido de Liga, que serían algo así como los intereses sobre el principal. Bienvenidos serían.