Gillian Bayford junto a su marido Adrian cuando ganaron el premio

Gillian Bayford junto a su marido Adrian cuando ganaron el premio Twitter

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Los Euromillones no dan la felicidad

Gillian Bayford ganó 148 millones de libras en 2002 y hoy vive resentida porque su familia no le habla. Como ella, mostramos otros casos en los que el dinero no lo es todo.

5 mayo, 2016 00:11

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El dinero no da la felicidad, aunque a menudo tendemos a pensar que sí. Y si no que se lo digan a Gillian Bayford, quien en el verano de 2012 ganó 148 millones de libras y, a día de hoy, es una persona totalmente resentida porque no mantiene buena relación con gran parte de su familia. De hecho, sus problemas comenzaron cuando ganó el suculento premio, uno de los mayores botes de la historia del Euromillón.

Su forma de vida obviamente cambió. Pasó de ser una mujer humilde a otra llena de lujos. De trabajar en el turno de noche en el ala infantil de un hospital a dejarlo todo para disfrutar de una gran mansión, vacaciones, coches impresionantes y un negocio propio. La británica además comenzó a repartir su riqueza entre sus familiares más allegados. A sus padres, Ian McCulloch, de 71 años, y Brenda, de 66, que vivían hasta entonces en una caravana, les regaló una casa inteligente y viajes exóticos cada año. A su hermano Colin también le compró otra casa y un coche de alta gama, un Audi concretamente. Además, se hizo cargo de las deudas de 700.000 libras que tenían su padre y su hermano.

En total, Gillian desembolsó una cuantía de 20 millones de euros para agasajar y complacer a los suyos. Lo que no sabía ella en ese momento es que ni todo el oro del mundo sería suficiente para comprar a su familia.

El matrimonio mostrando el cheque

El matrimonio mostrando el cheque Twitter

Tan sólo 15 meses después de convertirse en millonaria todo empezó a desintegrarse. Lo primero, el divorcio con su marido con el que tiene dos hijos. Adrian (47 años) abandonó el hogar para comprometerse con una chica 16 años más joven que él. Los segundo, el negocio, una cafetería que había adquirido con el premio y que Gillian no supo administrar. La flamante dueña se vio obligada a cerrar y a despedir a todos los empleados.

Sus padres, que gracias a ella, ahora viven en un apartamento de 275.000 libras en la costa oeste de Escocia, no tienen contacto con ella desde hace un año. Ni siquiera descolgaron el teléfono para comunicarla que su abuela había fallecido. En la entrevista que ha concedido Gillian ha asegurado que lo que más le molesta es que no llamen ni hablen con sus nietos. Con su hermano tampoco tiene relación. No la invitó a su boda.

Gillian y Adrian dándose un beso al ganar la lotería

Gillian y Adrian dándose un beso al ganar la lotería Twitter

Al parecer el origen de todo ello se encuentra en el momento en que Gillian decidió cortar el grifo y dejar de ser tan generosa. “El dinero está supuestamente para hacer a todo el mundo feliz, pero convierte a la gente en personas exigentes y codiciosas. Les he dado dinero, casas y coches, pero siguen queriendo más. Mi padre me ha dicho abiertamente que quiere controlar mis negocios y quedarse la mitad de mi dinero”. Su padre ha salido al paso de esas acusaciones asegurando en el Daily Mail que su hija “ha llenado su vida de mentiras”.

En la actualidad Gillian está comprometida con un vendedor de coches y vive con sus dos hijos, pero con la pena y la tristeza de sentirse sola.

OTROS MILLONARIOS QUE NO FUERON FELICES

El caso de Gillian no es el único. Para otros como para ella, el dinero fue su perdición. Sonado fue el caso de Michael Carroll, quien en 2002 se hacía popular por ganar 9,7 millones de libras en la Lotería Nacional Británica. Hoy no queda nada de eso. Tras derrochar todo en alcohol, drogas y prostitutas, hoy ha tenido que volver a su antiguo trabajo en una fábrica. Eso sí, pasando antes por la cárcel para cumplir condena por posesión de cocaína.

Michael Carroll

Michael Carroll

La tragedia también llegó a la vida de Billie Bob Harrell de la mano del dinero. El pastor de una parroquia anglosajona ganó 31 millones de dólares, que no supo administrar bien. Su matrimonio acabó disolviéndose y él acabó suicidándose.

Tumba de Billy Bob Harrell

Tumba de Billy Bob Harrell

Lara y Roger Griffth, casados y felices, ha que el dinero tocó a su puerta. Le stocó tres millones de dólares, que no les dieron la felicidad. La gran casa que se compraron acabó en cinzas, perdieron todo su dinero y se separaron.