Opinión

Justicia salarial

Agentes antidisturbios de la Policía Nacional y de los Mossos d' Esquadra discuten durante el 1-O.

Agentes antidisturbios de la Policía Nacional y de los Mossos d' Esquadra discuten durante el 1-O. EFE

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

Un principio no escrito en temas jurídicos es:

Lo más importante no es tener razón, sino que te digan en sentencia que estás en posesión de ella.

La legislación en España establece al Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil como Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, regulados en la Ley 2/86. Además, en dicha norma fundamental para nosotros, agentes de esos organismos, se regula también al resto de cuerpos de seguridad, tanto autonómicos como municipales.

El desconocimiento de ella, por parte del común de la ciudadanía, crea algo de aversión. Muchos políticos, aprendices de docentes, más de uno con estudios universitarios, a la par de huérfanos en sentido común, suelen disertar auténticas pestes en su contra. Los retrocesos del avance tecnológico conducen a fiarse de una foto, acompañada de 140 caracteres, en lugar de leer el articulado original. Sirva de ejemplo aquel fulano regalando una serie de televisión en soporte digital, en lugar de una buena edición del libro originario de la historia.

España tiene unos agentes de Policía excepcionales, según reconocen fuera de nuestras fronteras. Hemos ido avanzando conforme a la sociedad en muchos aspectos de nuestra vida profesional. Tanto Policía, como Guardia Civil, han establecido planes de enseñanza y estudios para sus agentes equiparables a formación universitaria. Es más, hay agentes con titulación universitaria antes de ingresar y, algunos de ellos, experiencia profesional. Recuerdo la 96ª Promoción de la Guardia Civil -el día 2 de noviembre cumpliremos 27 años- contaba con varios licenciados en Derecho, Enfermería y Medicina, entre otras.

Además de profesionales, la carencia de medios nos obligaba a una formación bastante espartana. Es muy típico de nuestro país suplir necesidades con imaginación. ¿Os imagináis cómo se pudo detener a un conductor de un pueblo con un deportivo que se fugó de una identificación en una carretera comarcal? Sencillo: se acudió con el Renault 4L -con capota de lona- a su puesto de trabajo. Él llegó media hora antes; nosotros un poco más tarde, pero seguros, muy seguros.

El avance de los años trajo en dotación ordenadores, nuevos vehículos, mejores motos y medios más acordes al siglo XXI. Envidia sana teníamos del material de Policías Municipales y Autonómicos, cuyos equipos precisaban un estudio de manuales de más de 500 páginas, en mi opinión. ¿Y la ropa? Sus cinturones llevaban múltiples apéndices donde colocar elementos de seguridad propia -como los guantes anticorte y defensas extensibles-, o unos equipos de comunicación individual impresionantes.

Un aspecto importante para nuestras familias es la nómina. Al fin y al cabo somos unos empleados públicos, al servicio de los ciudadanos, pero con unas necesidades iguales en todos los ámbitos. Nosotros, Policías y Guardias Civiles, desde la creación de los diferentes Cuerpos Autonómicos llevamos un desfase en contra a nivel de sueldo que, con suerte, solamente es del 30% cada mes. Se ha conseguido de poco tiempo a aquí el derecho de poder solicitar algunos temas en la vía pública, sin riesgo para nuestro empleo y sueldo.

En las Comunidades Autónomas Vasca y Catalana tenemos los dos ejemplos más notorios. Fuimos azotados por el terrorismo de ETA -aunque cierta gentuza parece haber olvidado ese detalle y aúpan a uno de sus dirigentes en jolgorios y celebraciones-; ellos también. Los gobiernos de esos lugares recibieron cada vez más competencias en materia de Seguridad; nosotros perduramos con algunas, las menos, intransferibles.

Los últimos acontecimientos en Cataluña han necesitado el desplazamiento en comisión de algunos miles de compañeros. Visto en la distancia -con sentimientos encontrados de tristeza y envidia de estar allí- se precisaba de nuestra presencia para cumplir y hacer cumplir la Ley; en concreto la Constitución como Norma Fundamental, así como las diversas órdenes de la Administración de Justicia.

El Mayor Trapero ordenó de aquella manera las instrucciones recibidas de los jueces. Tan laxa era que, al poco de comenzar la jornada, compañeros de Guardia Civil y Policía Nacional hubieron de desplegarse para realizar el trabajo encomendado. Hicieron uso de la fuerza, como la ley ampara; recibieron insultos, daños físicos, incluso se grabaron imágenes de la colaboración de algunos agentes de los Mozos con los presuntos delincuentes. La presión y acoso ha llegado a los lugares donde tienen residencia temporal. Unos cuantos hoteles han solicitado se abandone su hospedaje. Hay compañeros durmiendo en barcos y se preparan literas en Cuarteles del Ejército, como lugares seguros. ¿Ven quién cobra un 30% más por no resolver una orden judicial, quienes tienen que dejar sus hogares en otras provincias españolas para ello y son acosados?

Las Asociaciones, Sindicatos, agentes de Policía Nacional y Guardia Civil no pedimos ser más que aquellos; simplemente solicitamos dejar de ser menos.